Cientos de compañías espían todo lo que hacemos en internet. A veces creemos que es inofensivo, que nomás son para los anuncios y en otras ocasiones simplemente aceptamos las condiciones de vigilancia con tal de participar en la aplicación de moda. Sin embargo, acabamos de escuchar una historia de privacidad digital que nos hizo pelar los ojos.
Se trata del caso de la periodista Cristina Craddle; una especialista en empresas digitales, que espiaron a través de la cuenta de TikTok de su gato. Una locura.
La periodista cuenta que la cuenta de TikTok de su gato no tenía su nombre, no tenía su número de contacto, tenía menos de 200 seguidores y no alcanzaba ni los 20 videos de su gato, llamado Buffy, haciendo alguna gracia.
De todas maneras, usando credenciales internas, la cuenta fue espiada por empleados de TikTok en China. De acuerdo con la propia empresa, estos trabajadores —que fueron despedidos— estaban intentando identificar a la periodista, identificar con quienes se reunía y averiguar quienes habían filtrado comprometedores documentos que sirvieron para publicar un reportaje sobre las difíciles condiciones laborales en la gigantesca empresa de redes sociales.
Cómo espiaron a una periodista a través del TikTok de su gato
Cristina Craddle es la especialista en tecnología del Financial Times, trabajó en la BBC y cubre las consecuencias reales de las redes sociales. A finales del año pasado publicó un reportaje interesantísimo de las complicadas condiciones laborales al interior de TikTok.
“Sin sorpresas, mi relación con el equipo de prensa de TikTok era tensa”, cuenta la periodista en su testimonio reciente. “No lo sabía, pero sus empleados habían espiado en mi teléfono, siguiendo mi ubicación con la intención de encontrar mis fuentes”.
La cosa más intensa de este asunto es que Cristina Craddle no tenía una cuenta de TikTok propia. En realidad, solo tenía la cuenta de su gato.
Cuando los empleados de TikTok en China descubrieron la cuenta, entraron a ella de manera remota y se conectaron a su teléfono personal. De acuerdo con la confirmación de la empresa y un reporte de la BBC, los espías encontraron la dirección IP de la periodista, siguieron su ubicación y la monitorearon con las intenciones de encontrar a sus fuentes.
El espionaje fue confirmado por la empresa en diciembre de 2022 y se comunicaron directamente con la periodista para informarle que ella era una de las víctimas.
“Después de las revelaciones, les envíe 15 preguntas”, cuenta Cristina Craddle. “Quería saber qué fechas y horas me habían seguido, qué datos habían obtenido y qué habían hecho con ellos (…) la compañía nunca me ha respondido”.
Desde entonces, cuenta la periodista, borró la aplicación de su teléfono personal. La cuenta de su gato sigue activa, pero solo para utilizarla en su trabajo. Solamente tiene TikTok instalado en un teléfono sin señal que guarda en un cajón. Y aún así, todo indica que el espionaje no se ha detenido.
Semanas después de que se confirmara el espionaje —ya entrados en 2023— el teléfono sin señal recibió un código de acceso a su cuenta de TikTok y le avisó que un iPhone estaba monitoreando sus publicaciones.
“TikTok no me pudo explicar porqué había otro dispositivo en mi cuenta”, explicó la periodista en su más reciente testimonio para el Financial Times.
Este caso de espionaje desde empleados en China llega en un momento crítico para el futuro de TikTok pues, a pesar de ser una de las redes sociales más atractivas del momento, los gobiernos del mundo están meditando en prohibirla a raíz de dudas sobre su privacidad.