Sabíamos que tarde o temprano, la era de los robots llegaría a nuestro mundo, pero tal vez eso no sea tan malo como nos lo han hecho ver las películas de Terminator. Para tener un ejemplo de lo que queremos decir, les vamos a presentar al robot más bonito la revista Nature nos ha permitido descubrir.
Se trata del Octobot, un pequeño y suave robot autónomo que brilla en la oscuridad, y cuyo diseño está inspirado en la anatomía de un pulpo real. Este amiguito tiene una cualidad especial que otros robots no tienen: es totalmente suave; no posee un esqueleto ni piezas metálicas que puedan sentirse o hasta notarse a simple vista, ya que también es transparente.
Con el paso de los años, los inventores han imitado el comportamiento de los animales para poder aplicarlos en el desarrollo de nuevas tecnologías. Ideas como el velcro o los trenes bala, han surgido gracias a que la humanidad ha pasado mucho tiempo observando a otras criaturas y creado su propia versión de las cualidades que la naturaleza les ha dado.
Esta vez, los científicos están experimentando con algo llamado “robótica suave”, con el propósito de fabricar máquinas con extremidades y cuerpos de consistencia suave, como los de los pulpos, babosas y gusanos. La razón para trabajar con estos proyectos, es poder desarrollar tecnología que ayude a mejorar campos como el de la atención médica, misiones de rescate y hasta investigaciones en lugares a donde el ser humano no podría llegar.
Así es como llegamos al tema de este robot tan coqueto, que no posee baterías o una fuente de energía a base de mecanismos sólitos, sino una pequeñísima reserva de combustible a base de peróxido de hidrógeno. Dentro de esta reserva, se realiza una reacción química que resulta en la emisión de un gas, el cual infla el cuerpo del Octobot y permite que este se mueva.
Aún si este proyecto es fantástico, todavía quedan muchos detalles por revisar, así que se podría decir que está incompleto. De todos modos, este podría ser un pequeño paso hacia un futuro muy interesante.