Después de haber desaparecido por años, Nokia hizo su triunfal regreso con nuevos teléfonos y con la promesa de revivir lo que una vez fue una marca popular. Obviamente, cumplir esa meta requeriría de una estrategia especial, ya que primero necesita estar a la altura de compañías como Apple, Samsung y Huawei.
No podemos negar que usar la nostalgia es un buen método de ganarse al público, pero hacía falta más que eso para que el Nokia 8 fuera considerado un dispositivo deseado. El tener tecnología que pudiera competir con el iPhone 7 o el Samsung Galaxy S8 es una buena idea, pero no suficiente como para que los usuarios la prefieran ante lo que ya conocen.
Por esas razones se inventó el bothie, que es considerado como la evolución la selfie y consiste en tomar fotos y videos usando las cámaras en ambos lados del celular para capturar una imagen única. Al mismo tiempo, el contenido puede ser subido a plataformas como Facebook y YouTube, por lo que podría crearse una nueva tendencia.
En pocas palabras, es como una selfie y una foto panorámica al mismo tiempo. Ya saben, por si no hay quien les tome una foto junto al paisaje bonito y necesitan improvisar.
“Sabemos que los fans están creando y compartiendo contenido en vivo más que nunca, con los millones de fotos y videos que se suben cada minuto en las redes sociales”, dijo Juho Sarvikas, el director de HMD. “La gente que se inspira por este contenido consume, se inspira y busca nuevas maneras de crear algo original.”
Otras de las cualidades del Nokia 8 incluyen un sistema llamado Dual-Sight, que sirve para optimizar las dichosas bothies. También posee un sistema de grabado de audio en 360 grados, aunque según las palabras de Ben Wood, jefe de investigaciones en CCS Insight, “no está claro si eso es suficiente para atraer a los consumidores que usualmente compran Apple y Samsung”.
¿Ustedes creen que esto sea suficiente para desplazar a la selfie hasta el olvido? La verdad es que nosotros no estamos seguros. Sólo nos queda mantener los ojos bien abiertos y observar como las compañías usan sus mejores cartas para ganarse a los amantes de la tecnología.