Contrario a lo que muchos presagiaban, el Premio Nobel de Medicina (o Fisiología) de este año no fue para los desarrolladores de la vacuna contra el COVID-19, sino para dos científicos que han desarrollado importantes descubrimientos que tienen que ver con recepción de temperatura.
Comenzó la temporada de anuncios de los premios Nobel y el primero en ser designado fue el de Medicina. Muy de madrugada, La Asamblea Nobel en el Instituto Karolinska dio a conocer que el galardón de la categoría va para David Julius y Ardem Patapoutian.
De acuerdo con el Comité Nobel, Julius y Patapoutian son acreedores al Nobel de Medicina por sus importantes descubrimientos en lo relacionado con receptores para la temperatura y el tacto.
“Nuestra capacidad para sentir el calor, el frío y el tacto es esencial para la supervivencia y sustenta nuestra interacción con el mundo que nos rodea” y David Julius and Ardem Patapoutian echaron luz para comprender más claramente sobre el tema.
“En nuestra vida diaria damos por sentadas estas sensaciones, pero, ¿cómo se inician los impulsos nerviosos para que se puedan percibir la temperatura y la presión? Esta cuestión ha sido resuelta por los premios Nobel de este año”, indicó el comité de los Premios Nobel al momento de justificar el galardón para Julius y Patapoutian.
Sobre los ganadores del Nobel de Medicina
David Julius nació en noviembre de 1955 en Nueva York, Estados Unidos. Con una amplia carrera precedente, en la actualidad es investigador de la Universidad de California.
En la investigación que lo hizo merecedor del Nobel de Medicina, Julius utilizó capsaicina, un compuesto picante de los chiles que induce una sensación de ardor, para identificar un sensor en las terminaciones nerviosas de la piel que responde al calor.
Por su parte, Ardem Patapoutian nació en Beirut, Libano, en 1967. Actualmente labora en el Instituto Médico Howard Hughes, Scripps Research, La Jolla, California, en Estados Unidos.
Sobre la investigación que lo llevó a conseguir el Nobel podemos decir que, a grandes rasgos, utilizó células sensibles a la presión para descubrir una nueva clase de sensores que responden a estímulos mecánicos en la piel y los órganos internos.
En conjunto, los ganadores del Nobel de Medicina “nos han permitido comprender cómo el calor, el frío y la fuerza mecánica pueden iniciar los impulsos nerviosos que nos permiten percibir y adaptarnos al mundo que nos rodea”, señala la organización del Nobel.