Esta medusita de menos de dos centímetros de diámetro llamada Turritopsis nutricula, adoptó a través de millones de años unas capacidades increíbles de regeneración, lo que la hace vivir para siempre… excepto, claro, si es devorada por algún otro animal. 

Esta especie es una de las casi 4 mil especies que existen de medusas que se conocen en el planeta y fue descubierta en 1843 por el zoólogo francés René-Primevère Lesson, PERO estas características tan especiales fueron descubiertas no hace mucho.

Según BBC, existen dos versiones sobre el hallazgo de esta criatura. La primera de ellas indica que  fue el alemán Christian Sommer quien descubrió que, luego de varios días de tener con él a la medusa (para estudiarla), se dio cuenta de que ésta no moría.

La medusa estaba en un constante proceso de rejuvenecimiento, con lo que volvía a su primera fase de desarrollo e iniciaba su ciclo de vida una y otra vez.

La segunda versión la tiene Shin Kubota, un japonés que se ha dedicado al estudio preciso de estos animales. Durante uno de sus estudios, recogió a un Turritopsis nutricula que estaba lleno de espinas y, cuando se las quitó, se percató de que las heridas sanaban rápidamente mientras la medusa rejuvenecía.

Foto: Alvaro Migotto/Cebimar/USP

Así, esta propiedad de poder rejuvenecer, hace que la pequeña medusa se vuelva “inmortal”.

Sergio Stampar, del Laboratorio de Evolución y Diversidad Acuática de la Universidad Estatal Paulista (Unesp), explica que las medusas reestructuran sus tejidos y es de esa forma a la que vuelven a su etapa de “bebés”… y esto aunque ya hayan alcanzado su madures sexual.

De la Turritopsis nutricula todavía se desconoce mucho, pero, hasta ahora, se reconoce que su proceso de rejuvenecimiento implica una transdiferenciación celular, es decir, que las células vuelven a ser células madre y, al mismo tiempo, pueden volverse otra.

Foto: Alvaro Migotto/Cebimar/USP

“Potencialmente, un fenómeno de esos, si es comprendido y reproducido genéticamente, haría posible la regeneración de tejidos y eventualmente de órganos”, dice el zoólogo Antonio Carlos Marques, del Instituto de Biociencias de la Universidad de Sao Paulo (USP).

Ojalá algún día los humanos tengamos la capacidad de desaparecer nuestras arrugas así como por arte de magia porque eso del botox sólo es para gente pudiente.

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