Cuando la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, ganaron el Nobel de Química 2020, el premio les quedó corto a comparación de la importancia de su aportación en la edición genética. Estas chicas, sí que descubrieron el hilo negro con sus tijeras CRISPR para alterar y reparar el ADN, contribuyendo a la salud de los seres vivos. Una técnica revolucionaria, gracias a la cual ratones con daño en la médula espinal han vuelto a caminar, con la esperanza de que un día se pueda aplicar en humanos.
Edición genética
Aunque parezca inspirado en la película de ‘Lucy’, la edición genética también conocida como biohacking, no es otra cosa que corregir y reparar las células del ADN o bien, insertar las células faltantes, que producen enfermedades genéticas tan simples como la miopía hasta la diabetes. Además, se ha demostrado que tienen un importante beneficio en otro tipo de enfermos como el VIH. Siendo un nuevo ‘milagro en la medicina’.
En una explicación simple, una de las teorías del CRISPR, es que las enfermedades genéticas se deben al daño o ausencia en la secuencia genómica. Lo que hacen los expertos, es todo un trabajo de ingeniería, reparando o insertando la secuencia genética. Por ejemplo, se cree que algunas enfermedades genéticas como la esclerosis, diabetes o distrofia muscular, se deben a la falta o daño de un gen ‘X’, mientras que los biohackers se encargan de repararlo. Es verdaderamente fascinante.
Sin embargo, las terapias de edición genética en humanos son ilegales en muchos países, además de ser un tema potencialmente controversial debido a que cuestiona el objetivo de prolongar la vida y prácticamente, jugar a ser dios. De hecho, un grupo de científicos de la UNESCO, solicitaron la prohibición de toda edición de la línea germinal humana ya que podrían derivar en acciones de “diseño de bebés”.
Recobrar el movimiento
No obstante, un estudio de la Universidad de Ruhr, en Alemania, revive el debate sobre el futuro de la medicina genética, al lograr que un grupo de hamsters con daños en la médula espinal volvieran a caminar después de dos a tres semanas de recibir una nueva terapia genética, mientras que hay una enorme posibilidad de que este nuevo tratamiento tenga el mismo éxito en humanos.
Los científicos trabajaron con ratones con daños en la columna vertebral y por consiguiente, habían perdido toda movilidad en ambas piernas. Primero comenzaron estimulando el sistema nervioso para identificar el gen dañado, después de una serie de estudios, desarrollaron el gen ‘hiperinterleucina-6’, genéticamente modificado y lo inyectaron en la corteza sensorial motora e hicieron lo que en ese momento podían hacer: esperar.
Al ser un estudio inédito, las consecuencias podrían haber sido diversas, pero una vez que la ‘hiperinterleucina-6’, logró adecuarse a la secuencia genética, para la producción de la proteína dentro de las células. La proteína, o hiperinterleucina-6 (hIL-6), actúa asumiendo una característica clave de las lesiones de la médula espinal que producen discapacidad, que es el daño a las fibras nerviosas conocidas como axones. “Lo especial de nuestro estudio es que la proteína no solo se usa para estimular las células nerviosas que la producen ellas mismas, sino que también se lleva más allá (a través del cerebro) ”, dio a ‘DailyMail’, el Dr. Dietmar Fischer, quien lideró el estudio.
Esperanza
No hay milagro alguno, todo es gracias a la ciencia y como todo tratamiento, la edición genética tardaría en mostrar los primeros resultados. Pero, después de un par de semanas, el CRISPR hizo su magia. Todos los ratones lograron recobrar el movimiento corporal y no solo eso, al poco tiempo todos volvieron a caminar.
Ahora los científicos, tendrán que esperar para analizar si los ratones no sufran de efectos secundarios graves, de ser así, darán el siguiente paso para estudiar si esta terapia de edición genética se puede aplicar en humanos, lo que podría salvar a más de cinco millones de personas en el mundo que sufren de parálisis parcial o total.
Suena espectacular, lo sabemos. Pero, por favor, no intentes jugar al científico. La edición genética puede tener graves consecuencias en humanos, si se practica de forma experimental. Mientras que los genes modificados, no se encuentran en la naturaleza, son diseñados específicamente por ingenieros genéticos con todo el conocimiento y dentro de un laboratorio. Mejor, si te interesa el tema y quisieras adentrarte al mundo del CRISPR, te recomiendamos el documental de Netflix titulado “Selección Antinatural”