Hoy tenemos una lección de historia: se trata del relato de un pésimo juego basado en una película exitosa que colmó el vaso de una industria ya saturada de títulos genéricos y que CASI causa que ese Xbox o PlayStation 3 que tienes en tu cuarto o sala no exista. Por supuesto, hablamos de “E.T. The Extraterrestrial” para Atari 2600.

Concebido en 1982 desde las entrañas de una compañía que ostentaba un monopolio virtual en la industria del entretenimiento digital, “E.T. The Extraterrestrial” iba a ser un título que sólo por estar basado en el éxito de Steven Spielberg, iba a ser un hitazo que ningún niño podría resistir.

El juego fue diseñado por Howard Scott Warshaw, un famoso programador de juegos que saltó a la fama por su creación anterior, “Yar’s Revenge”; sin embargo, debido al apretado presupuesto y a la fecha límite tan asfixiante que el estudio le había impuesto a Warshaw, éste no tuvo de otra más que echar mano de los recursos mas genéricos, gastados, reciclados y maletas que pudo encontrar para diseñar “el gran juego de E.T.”.

No obstante, a pesar de todo, Warshaw, como amante de la calidad, intentó capturar la esencia sentimental de la película de Spielberg en una arquitectura tan limitada como la del Atari 2600, por lo que, a falta de otros trabajos para basar su proyecto, falló miserablemente al crear un juego triste, sin objetivo aparente, deslavado y muy, pero muy malo.

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El objetivo del juego era ir por el mapa buscando piezas de un teléfono para “llamar a casa” y ser extraído de la tierra por tus compadres extraterrestres. A lo largo del juego, tu personaje era perseguido por un amasijo de pixeles negros que, se supone, representaba a unos agentes del FBI. Hasta ahí no había tanto problema; para lo estándares de aquella época, parecía un concepto sólido. Sin embargo, fueron grandes errores de diseño los que acabaron por arruinar la experiencia.

En muchas ocasiones, el jugador recibía daño por realizar cualquier acción: correr, caminar, tocar un árbol, evitar un arbusto, tocar el mismo arbusto, entre otras tantas cosas. Lo que acabó con la diversión fueron los constantes abismos en los que el personaje caía de manera irremediable para nunca salir de ellos (incidente que obligaba al jugador a reiniciar el juego).

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El juego, previsto a ser uno de los más populares del momento, fue un fracaso total que vendió apenas un millón y medio de copias que le generaron pérdidas millonarias a Atari. El contundente fracaso, aunado a otros tantos en meses anteriores, hicieron que Warner, en aquél entonces propietaria de Atari, despidiera a la compañía de manera definitiva.

El problema no fue la creación de un mal juego, sino su llegada a un mercado saturado de títulos genéricos creados por una sola persona en menos de una semana. Esto hizo que Atari, el líder del momento, se viera obligado a pausar momentaneamente la distribución de títulos hasta que la industria mejorada; si embargo, el momento no llegó (para Atari, al menos).

En 1983, el New York Times publicó un artículo que aseguraba que Atari, para “esconder su ignominia”, enterró unas tres millones de copias en un lugar secreto del desierto de Nuevo México. Desde entonces, una gran cantidad de geeks han estado buscando el supuesto lugar del macabro entierro sin mucho éxito.

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En aquellos lejanos años, todo parecía confirmar la teoría de que los videojuegos eran un pasatiempo pasajero; no obstante, la solución llegó de un lugar insospechado: Japón.

Nintendo, compañía que en épocas anteriores solía hacer naipes y aparatos eléctricos de cocina, ya tenía un buen rato haciendo “juegos de video” para el público japonés. Nutrido por la experiencia de Atari en Estados Unidos y las mentes visionarias de gente como Shigeru Miyamoto, diseñador estrella, Hiroshi Yamauchi y Gumpei Yokoi, Nintendo irrumpió en la escena con el FamiCom (Family Computer), una revolucionaria consola de 8 bits cuyo poder doblaba al del Atari y cuyos juegos eran producidos por un equipo comprometido con la calidad y la diversión del usuario.

El FamiCom llegó a costas americanas como el NES (Nintendo Entertainment System), o conocido cariñosamente como “el nintendo”, y gracias a títulos como “Super Mario Bros.”, “Metroid”, “Rad Racer”, “Mega Man”, “Ninja Gaiden”, entre otros tantos, la industria que se creía muerta revivió sobre las cenizas de Atari y se convirtió en la máquina generadora de dinero que conocemos hoy en día.

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