La ciencia trabaja a marchas forzadas en encontrar una cura para el cáncer, llevar a los humanos a Marte y en hacer helados que no se derritan.
Sí, leyeron bien, investigadores de las universidades de Dundee y Edimburgo en Escocia descubrieron una proteína que puede hacer que los helados sean más resistentes al calor, además de hacerlos más cremosos.
Esta es una proteína de origen natural que se encuentra en algunos alimentos y se le conoce como BslA. Un equipo formado por ingenieros y biotecnólogos han aprendido a producirla en laboratorio gracias a bacterias inofensivas y esperan que pueda ser utilizada por la industria de aquí a cinco años.
Esta proteína hace varias cosas buenas por los helados ya que hace que se mantengan congelados más tiempo y evita que se generen cristales de hielo. Lo mejor es que hace que los helados sean más cremosos y, por ello, no necesiten utilizar tantas grasas saturadas en su producción, lo cual hace que tengan menos calorías.
Esto suena como la mejor cosa que nos haya pasado en la vida pero ¿cómo funciona?
Bueno, esta proteína funciona al adherirse a las gotas de grasa y a las burbujas de aire, mezclándose consistentemente con el agua. Eso hace que la textura se vuelva más suave y la crema sea más resistente al calor.
La proteína BslA puede fabricarse a partir de materia prima ecológica y se puede procesar sin que pierda sus propiedades.
Todo esto suena increíble y es como un sueño hecho realidad además de que es un invento que hace que todos ganen, tanto los consumidores (que no nos mancharemos mucho las manos al comer helado, además de que es más saludable), a los fabricantes (que no tendrían que ultracongelar el producto) y a los distribuidores (que podrán conservar el helado sin necesidad de tanto frío).
Lo único que podemos decir es que no podemos esperar a que esto llegue para darles todo nuestro dinero.