Hola y bienvenidos una vez más a esta su sección dedicada a contar las historias de los personajes del mundo de los videojuegos.
Y bueno, mientras que para muchos God of War solo comprende de los juegos numerados, la historia de Kratos se expandió sobre todo en el PSP, portátil que fue el hogar por excelencia del pasado del Espartano.
Y bueno, en prácticamente todos los juegos, se dice que Ares fue el primer dios que mato, pero esto contradice la historia que estamos por contar.
En fin, sin más preámbulos…
Un traidor en el Olimpo
Después de derrotar a las Furias y pagar las consecuencias de su terrible pecado, Kratos, a manera de ser liberado de las terribles pesadillas que lo acosa, comienza a servirle a los Dioses del Olimpo. Cumpliendo cualquier tarea que le encomienden, el Fantasma de Esparta se ha convertido en el mercenario favorito del Olimpo.
Durante una década, sus servicios han sido intachables, obedeciendo todos y cada uno de los caprichos de los dioses y acabando con cientos de vidas, sobre todo de aquellos que no creen en el Olimpo.
En el quinto año de sus servicios, Kratos fue mandado a lidiar con las fuerzas invasoras Persas, quienes se encontraban en las puertas de la ciudad griega de Ática.
Debido a la presencia del Basilisco (especie de dragón), el ejército persa avanzó rápidamente. Comandados por su Rey, parecía que todo estaba perdido. Sin embargo, la llegada del Espartano le dio la vuelta al conflicto.
Después de matar a varios persas y otros monstruos que se les habían unido, Kratos llegó a la fortaleza de la ciudad, en donde se encontraba el Rey de los Persas:
Tras ser vencido, el monarca pediría clemencia, ofreciéndole inmensas riquezas. Pero para Kratos, el ser liberado de sus pesadillas era lo único que le importaba, y como eso sólo podía ser concedido por los dioses, rehuso el soborno del persa y aplastó su cabeza con un cofre lleno de oro.
Sin embargo, su tarea aún no había sido completada, aún quedaba el pequeño detalle del Basilisco.
Despachándose a la criatura en poco tiempo, Kratos preguntaría a los dioses si necesitaban más de sus servicios, pero en ese momento el sol comenzó a oscurecerse.
Oliendo que algo no estaba bien, el guerrero cenizo siguió el débil haz de luz, el cual lo llevó a la ciudad de Marathon en donde tuvo que acabar con varios enemigos.
Al adentrarse a la ciudad, encontraría que Morfeo, Dios del Sueño, cubría por completo la ciudad. Al llegar al templo de Helios, Dios del Sol, se daría cuenta de que este había sido secuestrado.
Al consultar con la diosa Atena, esta le diría que la desaparición de Helios le había dado la oportunidad a Morfeo de sumir en un profundo sueño a los Dioses del Olimpo. Encomendándole a recuperar al Dios del Sol, antes de que la niebla del maligno dios se esparciera por toda Grecia.
En su camino, escucharía una melodía muy conocida. Reconociéndola como la tonada que su querida hija Caliope tocaba para él, Kratos avanzó hasta encontrar a Eos, la hermana de Helios.
La diosa le explicaría que el Titan, Atlas, había sido el responsable por la desaparición de su hermano. Asegurándole que de salvarlo, los dioses lo liberarían de sus pesadillas, Kratos, quien no confiaba para nada en los dioses, accedió al rescate.
Para llegar hasta donde se encontraba Helios, necesitaría del carruaje del Dios del Sol. Para esto, primero necesitaría el Fuego Primordial para despertar a los caballos de fuego. Esto lo llevaría a unas cuevas dentro del templo del Olimpo.
Tras sortear varias amenazas, Kratos lograría hacerse con el Fuego Primordial y despertar a los caballos. Estos lo llevaron al Inframundo. A pesar de su poder, el Espartano no podía pasar por la aguas del río Estigia, en el cual nadaban las almas de los condenados.
Para poder pasar, necesitaba de la ayuda de Caronte, el barquero del Inframundo. A pesar de que entendía al Espartano, ya que ambos eran utilizados por el capricho de los dioses, el barquero se negó a dejarlo cruzar.
Esto causaría una rencilla entre ambos, con Kratos siendo derrotado por Caronte, quien lo lanzaría a los pozos del Tartaro. Ahí, vería como las cadenas que sujetaban al Titan, Atlas, se rompían.
Logrando regresar a la superficie, se volvería a enfrentar a Caronte y como era de esperarse, barrió el piso con el esclavo de Hades.
Usando la barcaza de Caronte para bajar de manera segura al Tártaro, el cual se encontraba iluminado gracias al poder de Helios. Kratos llegaría a las orillas cercanas al Templo de Perséfone, donde claramente vería a su hija Caliope.
Esto lo llevaría directamente ante la Reina del Inframundo, Perséfone. Explicándole que su hija se encontraba en los Campos Elíseos, le diría que podría reunirse con su ella si éste sacrificaba todos sus poderes al Árbol Prohibido (mismo que fue visitado por Hércules en una de sus 12 tareas).
Accediendo sin pensarlo dos veces, daría todos sus poderes al árbol, regresando a ser un hombre normal, reuniéndose nuevamente con su amada hija. Sin embargo, Perséfone sacaría a relucir sus verdaderos colores.
Harta de los humanos y su egoísmo, así como de la apatía de los dioses y el profundo odio contra su esposo, Hades, Perséfone utilizaría la fuerza de Atlas para destruir el Pilar del Mundo y con él, al Olimpo.
Esto, no sólo causaría la muerte de los dioses (incluyéndola), sino también la destrucción del mundo. Su reunión con su hija no sólo significaría el fin de todo, incluyendo el de su hija… sin más opción, destruyó las almas de los Campo Elíseos para recuperar su poder y salvar la existencia de su hija…
Su odio hacia los dioses había alcanzado un nuevo nivel, pero de momento, su misión era detener a Perséfone.
Tras una ardua batalla, no sólo lograría derrotar a Perséfone (con la ayuda de Helios), sino que además, encadenaría a Atlas una vez más, convirtiéndolo en la base del mundo y condenándolo a cargar con el mundo por toda la eternidad.
Ante de poder salir del Inframundo, Atlas le preguntaría si realmente creía que los dioses iban a cumplir su promesa…
¡Es todo lo que tengo, Atlas!
Huyendo del Inframundo en la carroza de Helios, al fin sus heridas cobrarían factura, haciéndolo caer de los cielos. Pero antes de caer a su muerte, sería salvado por Atena y el Dios del Sol, quienes lo despojaron de sus armas y poderes…
Pero el trabajo de Kratos aún estaba lejos de terminar. Le fue encomendada la tarea de detener y de ser necesario, asesinar al Dios de la Guerra, y con esto, el destino del Olimpo y el mundo entero, había sido sellado…
Pero esa historia, es para otro día.
Hasta la próxima.