Los tiempos en que los fisgones morbosones trepábamos, digo, trepaban a los árboles para espiar a la vecina o se conformaban con mirar de reojo las piernas de la compañera de trabajo han pasado a la historia. Así es, ahora los calenturientos se han armado con los más sofisticados conocimientos en tecnología (nahh, bueno, no es para tanto) y su lujuria haría ruborizar a Louis C.K.
Lo terrible del siguiente caso es que los fisgones no son otros que los mismos fabricantes de juguetes sexuales. De acuerdo con The New York Post, Lovense – el fabricante de vibradores de última generación – ha tenido que aceptar que la app incluida en el artículo de primera necesidad, además de permitir controlar el juguetito a control remoto, también grababa las sesiones de intensa autocomplacencia… sin que las usuarias lo supieran.
El problema fue revelado hace unas semanas cuando un usuario comentó en Reddit que, para empezar, él no había comprado el aparato para grabar sus profundas meditaciones orgasmatrónicas… sin embargo, notó que así era: “La app para el control remoto del Lovense… parece que graba mientras el vibrador está encendido”, comentó.
¿Y cómo lo descubrió? Bueno, de acuerdo con el usuario identificado como “tydoctor”, al estar desechando y salvando archivos de su teléfono para resetearlo, se encontró con un archivo con terminación .3gp… al abrirlo, notó que el audio (sí, sólo audio… pero aun así) eran intensos seis minutos en los que usó el aparato con su pareja.
En un nada efectivo intento de calmar el enojo del cliente, Lovense aseguró que la información que recaba el juguete sexual no se envía a servidores nomás es para uso de los empleados de la empresa. “Sólo permanece como archivo caché, en lugar de eliminarse una vez que finaliza la sesión” y ya después es sustituido con la grabación de la siguiente. Es decir, se sobrescribe. Además, agregó, el error sólo se presenta en equipos Android, pero que se lanzaría una actualización para reparar la falla.