Hace 12 años, en un lejano y frío 2006, Plutón dejó de ser un planeta y se convirtió en un “planeta enano”. Las clases de geografía de la primaria y las canciones que se crearon para aprenderse los nueve planetas, se fueron en un chasquido (como el de Thanos) a la basura. Plutón, finalmente, no formaba parte de una corta lista de planetas abanderados por Mercurio, Venus, Tierra, Marte Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
La Unión Astronómica Internacional –IAU, por sus siglas en inglés–, fue la institución responsable de que Plutón fuera expulsado de esa lista. ¿Las razones? La IAU reformuló la definición de planeta y estableció sus diferencias con los denominados planetas enanos, los cuales no tienen dominancia orbital (es decir, que no es un cuerpo dominante frente a otros con excepción de sus satélites naturales). Así, Plutón se convirtió en hermano de otros enanos como Ceres, Eris (más grande que Plutón), Sedna, Haumea y Makemake.
Un planeta, según la información de IAU, es el objeto dominante de su órbita; por ende, su fuerza gravitacional es la más grande entre planetas enanos y otros cuerpos como los asteroides o meteoritos. Al parecer, Plutón no era tan fuerte como parecía y Neptuno, su vecino, tenía cierta influencia gravitacional en él. Y no sólo eso, Plutón forma parte de la órbita del Cinturón de Kuiper, el cual está compuesto de planetas enanos y cuerpos de hielo.
Sin embargo, los investigadores y científicos no estaban muy seguros y la definición entre uno y otro, a 12 años de haber tomado una decisión, sigue siendo objeto de debate a tal grado que el tema sobre Plutón y su condición de planeta, ha resurgido más fuerte que en años anteriores. De acuerdo con una investigación publicada en Icarus, el científico Philip Metzger de la Universidad de Florida Central, dijo que no son válidas las razones por las cuales Plutón dejó de ser un planeta.
Para la IAU, un planeta es un cuerpo celeste que debe cumplir con cuatro normas: orbitar el Sol; no debe ser una luna; debe tener masa suficiente para ser rodeado por otros cuerpos; y la última y más controversial, debe despejar “el espacio alrededor de su órbita”. Es aquí donde Metzger basa su investigación al decir que en este caso, y con base en esta definición literal, “no habría planetas, porque los planetas no despejan o limpian su órbita”.
De acuerdo con Fox News, el científico e investigador dijo que la definición se debe basar en sus propiedades intrínsecas, no en los elementos que son dinámicos como la órbita. En 200 años de estudios sobre este tema, sólo hay un texto de 1802 en el que se establece esta misma premisa para definir a los planetas.
“Las propiedades dinámicas no son constantes y siempre están sujetas a cambio. Así que no hay una descripción fundamental de un cuerpo, sólo se definen por el lugar o espacio que ocupa en un periodo de tiempo”. Entonces, ¿qué debemos considerar antes que la gravedad? Metzger asegura que la clasificación entre planetas o cuerpos se debe basar en su tamaño y la forma en que está moldeado como su forma esférica, dispuesta por la misma gravedad e influye en la actividad geológica dentro del mismo.