Las posibilidades de la inteligencia artificial generativa son enormes. A tal grado que está causando un furor gigante en Silicon Valley.

En apenas algunos años hemos visto el ascenso y descenso de las criptomonedas y el metaverso como si nada. Poco a poco las primeras fueron perdiendo valor—y hasta cierto punto credibilidad—después de un boom inaudito.  El segundo, a pesar de ser una apuesta en el largo plazo, nada más no termina de cuajar en los términos que al otrora Facebook le hubiera gustado. Y, sin embargo, en esos mismos años las tecnologías detrás de la inteligencia artificial no han dejado de avanzar constantemente.

El asunto no es menor. La inteligencia artificial ya es más que parte constante de nuestras vidas. Desde su uso para algoritmos precisos que nos ayudan a escoger canciones o películas, hasta para la automatización de tareas en el hogar o la distribución por drones de alimentos y medicinas—e incluso para el combate al cambio climático—, parece que ya no hay escapatoria de una de las tecnologías más importantes del siglo XXI hasta ahora.

Particularmente, en 2022 ha habido pasos enormes en su evolución. Algo que se puede notar, por ejemplo y aunque parezca contraintuitivo, en la aplicación de inteligencia artificial para la creación de imágenes. A ese tipo de IA se le considera del tipo generativa y puede traer consigo el siguiente gran paso en el desarrollo de robots, tanto físicos como digitales. 

IA generativa: crear versus descifrar

En últimos meses han llamado la atención los modelos de inteligencia artificial generativa que, a partir de algunas palabras, crean una imagen o un video previamente inexistente. Ha destacado Dall-E que recrea visualmente cualquier locura que a uno se le pueda ocurrir a partir de inventarios de millones de imágenes.

Y quizá yendo un paso más allá se encuentra Stable Diffusion. Una inteligencia artificial generativa que puede traducir cualquier serie de palabras en una imagen. Con la peculiaridad que la crea completamente de la nada. A través de una red neuronal de aprendizaje profundo, poco a poco ha desarrollado la capacidad de muy literal crear casi lo que se le pida. Esa misma tecnología, aplicada por una IA de Meta, parece que podrá hacer lo propio con videos

Lo llamativo de estos avances es que modifican considerablemente la tendencia de la inteligencia artificial de los últimos años. Mientras la mayor parte de los algoritmos y robots pretenden descifrar información proveniente de bases de datos enormes para reconocer patrones y responder dudas o cuestiones específicas—o estructurar actividades rutinarias y que puedan repetirse sin mayor problema—, la IA generativa presenta la posibilidad de crear a partir de estímulos lingüísticos sencillos. 

Más allá de la hoja en blanco

Las posibilidades de la inteligencia artificial generativa son enormes. Y, por lo pronto, todo parece indicar que bien podría ser una herramienta básica para creadores—sin importar si se trata de contenido o de arte. Los más entusiastas detrás de este tipo de tecnología defienden que es una forma de darle la vuelta al problema de “la hoja en blanco”. Si una IA puede crear los primeros trazos o un borrador de algún proyecto, a partir de ello es que se puede colaborar con las máquinas.

Pero eso mismo trae consigo dilemas éticos que tendrán que ser sorteados, poco a poco. Por un lado, si una inteligencia artificial es capaz de producir una imagen o un texto, es porque su algoritmo fue alimentado con billones de ejemplos de artistas cuya obra requirió de trabajo, estudios, esfuerzo y creatividad moldeada pian, pianito. 

Por otro lado, como con casi toda la discusión que gira alrededor de la automatización, la gran pregunta es hasta qué grado valdrá la pena incorporar este tipo de inteligencia artificial a nuestros hábitos y rutinas. Y, por supuesto, qué tanta supervisión humana será necesaria sobre estas tecnologías, particularmente si son del tipo generativa. El mercado para ellas será enorme y Silicon Valley está enamorado de sus posibilidades. Rara vez se trata de una combinación benéfica para la gran mayoría de las personas. Será cuestión de ver en qué acaba. 

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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