Hola y bienvenidos una vez más a esta su sección dedicada a contar las historias de los personajes del mundo de los videojuegos.
A pesar de que Perséfone fue la primera deidad en caer por su mano, Kratos fue empezado a ser llamado como asesino de dioses hasta su confrontación con el mismo Dios de la Guerra.
Así es queridos lectores, el día de hoy le echaremos un ojo al juego que lo inició todo. Sería el año 2005 y un juego de un equipo desconocido nos dejaría a todos con la boca abierta.
Desarrollado por el Studio Santa Monica, la primera gran historia de Kratos llegó para crear a un nuevo icono. Desde Devil May Cry, no había sido lanzado un Hack’n Slash tan satisfactorio.
Pero bueno, sin más preámbulos…
El asesino de dioses
Después de haber cebado el plan de Perséfone y Atlas para destruir al Olimpo, pasarían cinco años y Kratos aún seguía al servicio de los dioses, esperando expiar sus pecados y librarse de las terribles pesadillas que lo acosaban.
Todo parecía estar en orden en el Olimpo; sin embargo Ares aún continuaba con sus ambiciones de apoderarse del trono perteneciente a Zeus. Pero debido a la ley que prohibía a los dioses entrar en conflicto directo, el Dios de la Guerra inició su campaña destruyendo las aldeas que veneraban a otros dioses.
Iniciando con la ciudad de Atenas, hogar de los seguidores de Atena, Ares mandaría a sus legiones a destruir la ciudad. Viéndose frenada de actuar, la Diosa de la Sabiduría mandaría a llamar a Kratos.
Recorriendo las tormentosas aguas del mar Aegean, el Espartano se vio atacado por las fuerzas de Ares y la terrible serpiente de nueve cabezas, la Hidra.
Tras despachar al monstruo y arribar a las costas de Atenas, Kratos sería encargado por la misma Atena de buscar la Caja de Pandora, objeto que tenía en su interior el poder para asesinar a un dios.
Por temor a su poder, la caja fue resguardada en el Templo de Pandora, el cual se encuentra en la espalda del Titan y padre de todos los dioses, Cronos, como castigo tras la guerra entre Titanes y Dioses.
Teniendo que llegar al Desierto de las Almas Perdidas, Kratos enfrentó a una serie de los monstruos más poderosos de toda Grecia. Pero para poder llegar a su destino, necesitaba de la ayuda del Oráculo de Atena, quien había sido capturada por las fuerzas de Ares.
En su camino se encontraría con un extraño sepulturero, quien le dijo que se encontraba cavando la tumba del Espartano.
Tras seguir las instrucciones del Oráculo, Kratos atravesaría el Desierto de las Almas perdidas, encontrando a Cronos y comenzando su tortuosa entrada al Templo de Pandora.
Temiendo que alguien pudiera llegar al templo, los dioses le encargarían al enloquecido arquitecto, Pathos Verdes III a construir una serie de trampas. Entre más cercano se encontraba al místico artefacto, Kratos tuvo que sortear nuevos y cada vez más difíciles obstáculos.
Pero al final logró cumplir con su objetivo, encontrando la caja y llevándola a la superficie. Sintiendo las acciones del Espartano, Ares le lanzaría una estalactita antes de que éste pudiera abrir la caja.
Falleciendo al instante, Kratos caería nuevamente al Inframundo. Obviamente, su ansia por venganza y sangre era mucho mayor a todo el poder del Hades. Y viéndose sin más remedio, Kratos lograría salir del Inframundo.
Al seguir avanzando, encontraría una puerta que parecía sacarlo a la superficie. Sin siquiera imaginárselo, el misterioso sepulturero había cavado el agujero para ayudarlo a salir del Inframundo. Si bien los dioses no podían pelear entre ellos, no significaba que no pudieran ayudarse el uno al otro, ya que el sepulturero era nada más y nada menos que el mismo Zeus.
Logrando llegar hasta la Caja de Pandora y liberar su poder, Kratos comenzaría a romperle su mandarina en gajos a Ares. Cobardemente, utilizaría sus poderes para atraparlo en el momento que éste asesino a su propia familia. Teniendo que detener a docenas de imágenes mentales de sí mismo, el Espartano tuvo que ver a su familia morir una vez más…
Arrancándole las Espadas del Caos, pareciera que el Dios de la Guerra tenía la victoria asegurada, pero de último momento, Kratos utilizaría una espada gigante que servía como puente.
Después de una intensa batalla, Kratos asestaría el golpe de gracia sobre Ares, asesinando así al mismo Dios de la Guerra. Habiendo cumplido su misión, pediría a los dioses que lo libraran de sus pesadillas, pero esto no seria posible; ya que lo único que podían hacer ellos era perdonarlo por sus pecados.
Decepcionado, Kratos intentaría suicidarse al ver que los dioses lo habían abandonado. Sin embargo, aún tenían planes para él, dándole el lugar de Ares y convirtiéndolo en el nuevo Dios de la Guerra.
Aceptando el trono, Kratos, pensativo y más lleno de odio hacia los dioses que nunca, tomaría su lugar en el Olimpo. Sin embargo, sus acciones habían liberado a un mal muy antiguo, mismo que fue encerrado por Zeus hace milenios y que ahora volvería para corromper a todos los dioses.
Con esto, comenzaría el camino hacia la destrucción del Olimpo. Pero antes de eso, un fantasma del pasado regresaría para acosar al nuevo Dios de la Guerra…
Pero esa es una historia para otro día…