Cuando hablamos de la carrera espacial desde sus inicios, lo primero que se nos viene a la mente son los transbordadores naves, rovers y astronautas que han empujado las barreras de la exploración humana hacia las estrellas; sin embargo, estas proezas jamás hubieran sido posibles sin estas superestructuras masivas.
A lo largo de las décadas previas al inicio formal de la exploración espacial, cientos de ingenieros y científicos diseñaron las estructuras que albergarían los vehículos y transbordadores durante las fases de prueba a las que se tenían que someter para simular las condiciones de gravedad cero y altas velocidades.
Estas estructuras increíblemente masivas fueron construidas en páramos yermos y requirieron de una inversión millonaria y miles de trabajadores para levantarlas. Entre algunas de éstas se encuentran túneles de viento, silos, hangares y todo tipo de construcciones necesarias para poner al primer hombre en el espacio.
Recientemente, la NASA ha desclasificado una serie de imágenes que revelan las primeras etapas de lo que comenzaría como una carrera con la Unión Soviética por conquistar el espacio y explorar los confines de lo que nos rodea.
El Hangar One, uno de los edificios más grandes de su tipo. Originalmente construido para albergar un dirigible de la marina, el hangar se convirtió en una instalación de entrenamiento para los primeros astronautas. El Hangar One era tan grande que en él cabían diez campos de fútbol. (1931-34)
El Hangar One durante su construcción.
1942: Una torre de ventilación de un túnel de viento de altas velocidades.
Imagen de la entrada de un túnel masivo de viento. En el fondo se puede ver un dirigible pasando. (1943)
En esta peculiar vista de uno de los túneles de viento más grandes de su época, se puede apreciar un modelo de vehículo aéreo que pronto evolucionaría en los transbordadores que llevaron al hombre al espacio. Este túnel era capaz de disparar aire a 64 kilómetros por hora, velocidad suficiente para probar las condiciones a las que se enfrentarían estas naves en el espacio. (1947)
1948: La NACA, Comité Consejero Nacional de Aeronáutica, gastó millones de dólares para construir instalaciones en las cuales simular las condiciones de vuelo de todo tipo de aeronaves. Pronto, estas estructuras servirían para probar los transbordadores espaciales.
Acaba de iniciar la década de los cincuenta y los científicos ya prueban el comportamiento de sus aeronaves a velocidades supersónicas. En la imagen se aprecia la instalación acústica construida alrededor del Túnel Supersónico de Viento para evitar que los vecinos se quejaran del tremendo ruido que su funcionamiento generaba. Good Guy NACA.
Sólo hay que observar esta imagen para darnos una idea de lo masivas que eran estas estructuras. En la imagen podemos apreciar un nuevo diseño que los túneles de viento adoptarían. En ellos, las aeronaves sentirían los diferentes efectos del vuelo.
1956: Aquí se puede ver el tamaño de un tapón del Túnel Supersónico de Viento. En 1958, la NACA se disolvió y sus recursos y personal fue trasladado a una nueva agencia creada para satisfacer las necesidades de un probable viaje al espacio, la NASA.
Los ingenieros hacen los últimos ajustes para probar una nave supersónica. (1957)
Ya en los años sesenta, la NASA comenzó a experimentar con fuselajes aeroelásticos que fueran delgados, livianos y flexibles. Esta necesidad fue probada en los túneles de presión que, conforme pasaban los años, eran diseñados para ser capaces de simular un número cada vez mayor de condiciones atmosféricas.
En estos túneles se podía vigilar el comportamiento del fuselaje y las alas de un avión Lockheed C-141, entre otras aeronaves.
En la imagen se aprecian las primeras etapas de construcción de las instalaciones de prueba A-2 donde se experimentaría el sistema de propulsión a chorro para las misiones Apollo. (1964)
Aquí uno de los masivos sitios de prueba de algunos de los motores de los cohetes Saturn V. Este tipo de superestructuras requirieron decenas de miles de toneladas de acero y cemento para construirse.
