El paisaje sonoro del medio ambiente—los sonidos, por ejemplo, de un bosque—nos puede decir mucho sobre la salud de los ecosistemas.
Por Mariana Castro Azpíroz
¿Cuáles son los sonidos de la Naturaleza? ¿Cómo suena, por ejemplo, un bosque? El paisaje sonoro nos puede decir mucho más acerca de la salud de los ecosistemas de lo que podríamos pensar. Así que es momento de ser todo oídos para darnos cuenta de qué necesita nuestro planeta.
Podcast del bosque tropical
El ecosistema más diverso es el bosque tropical, ya que en él habitan miles de especies de plantas y animales. Normalmente, para monitorear la biodiversidad se requiere de un grupo de especialistas expertos en reconocer animales. Pasan años haciendo una lista de las especies que se encuentran en una región específica del bosque. Este método es caro, lento y susceptible al error humano. Sin embargo, hay una nueva propuesta para hacerlo de manera más eficiente: escuchando con atención.
El proyecto “SAFE Acoustics” es uno de los experimentos ecológicos más grandes del mundo. Sus siglas en inglés significan “Estabilidad de Ecosistemas de Bosques Alterados”. Es una investigación interdisciplinaria que utiliza grabadoras de audio para monitorear los sonidos de los bosques tropicales de Borneo. El equipo de trabajo surgió de una colaboración entre el Colegio Imperial de Londres, la Universidad Malaysia Sabah y la South East Asia Rainforest Research Partnership (Asociación de Investigación del Bosque Tropical del Sureste de Asia).
Episodio 1: Pay de frambuesa
La Fundación Raspberry Pi desarrolló una serie de computadoras de un solo circuito, de bajo costo y diseño abierto. Su objetivo original era enseñar computación y robótica en escuelas de países en vías de desarrollo. Pero en el espíritu de las playlists colaborativas, hoy en día estas computadoras se utilizan como base para innovar en aplicaciones tecnológicas muy diversas. Una de ellas resultó ser el dispositivo de monitoreo acústico de SAFE. Las grabadoras de audio comerciales no suelen soportar las condiciones de un bosque tropical. Tormentas, altas temperaturas y humedad del 100% a diario dañan fácilmente a los dispositivos electrónicos.
Los ecólogos suelen usar aparatos diseñados especialmente para estas condiciones, pero son muy costosos, inflexibles y requieren de mantenimiento constante. A partir de la microcomputadora Raspberry Pi, se creó una grabadora adaptable, de bajo costo y que funciona con luz solar. Se coloca en los árboles y se conecta al internet mediante una señal de teléfono 3G. De este modo, recolecta audio de alta resolución de manera continua 24/7 y lo sube a la nube sin necesidad de intervención humana ni mantenimiento constante. Las instrucciones de cómo armar uno de estos dispositivos tú mismo están en línea.
Los más reproducidos
¿Qué nos puede decir la grabación de un montón de sonidos de animales? Para analizar la información recabada se usan dos técnicas. Por una parte, se replica el trabajo de los ecólogos que anotan todas las especies que observan. A una computadora se le presentan ejemplos de los distintos sonidos o llamadas que puede hacer determinada especie, y a través del aprendizaje automatizado (machine learning), construye un modelo de cómo podría sonar un audio de ese animal. Después, al reproducir las grabaciones, determina cuántas llamadas podrían pertenecer a esta especie. Eso permite monitorear las poblaciones en distintas zonas del bosque.
La segunda técnica es evaluar el nivel de actividad en cada región, sin definir qué especies están presentes. Es decir, al nivel de ruido que proviene de sonidos de animales se le asigna un valor numérico. Si el bosque está “muy callado” significa que ya no hay tantas especies viviendo ahí. Si el paisaje sonoro de una región cambia inesperadamente, se enviarán ecólogos al sitio para revisar qué está ocurriendo. Esto hará que las intervenciones de campo sean específicas, lo cual ahorra tiempo y dinero. Además, se espera mejorar las grabadoras para que sean biodegradables y ni siquiera sea necesario recuperarlas al terminar el proyecto. Esto también permitiría colocarlas en sitios de difícil acceso para los humanos y dejarlos ahí.
El resumen del año
Escuchando los sonidos de los animales se puede determinar el grado de conservación o pérdida de biodiversidad en una región y qué tan necesario es tomar acción en cada sección. Similar a cuando pones tu lista de reproducción en aleatorio, las grabadoras se han colocado en zonas con distintos niveles de degradación forestal y permiten monitorearlas en tiempo real. Algunos dispositivos están en bosque primario, que prácticamente no ha sido tocado por los seres humanos; otros están en bosques talados y un tercer grupo en plantíos comerciales de palma de aceite.
Gracias a la información recopilada por el proyecto SAFE a lo largo de un año, se ha logrado elaborar una lista completa de aves, ranas y reptiles en los sitios donde están instaladas las grabadoras. Se hacen dos grabaciones cada hora del día en cada punto y con esto han encontrado más de 120 especies de aves y más de 40 de ranas y reptiles. Usando esos datos se creó un mapa interactivo y abierto al público, disponible en su página de internet, donde se puede explorar los animales que se encuentran normalmente en cada lugar y momento del día.
Radar de novedades
Si queremos descubrir nuevos artistas, otros grupos de investigación alrededor del mundo están aplicando la misma tecnología para estudiar diferentes cosas. En el Círculo Ártico habitan hormigas que se alteran si hay contaminantes en el suelo donde viven. Se han colocado grabadoras para escuchar sonidos provenientes de los hormigueros y así detectar cambios en la conducta de las hormigas que indicarían que el suelo está contaminado. En Noruega, los dispositivos se están usando para monitorear la llegada de las aves migratorias y sus patrones de apareamiento en lugares donde es difícil que las observaciones las haga una persona. Con esto se podrán identificar variaciones causadas por el cambio climático con mayor facilidad.
Además de estudiar cómo la actividad humana modifica la biodiversidad y la función de los ecosistemas, prestar atención al paisaje sonoro nos permitirá explorar cómo podemos protegerlas y qué grado de acción es necesaria para que sea efectiva. Suena bastante bien, ¿no?
*****
Mariana Castro Azpíroz estudió biología molecular en la UAM Cuajimalpa. Ha realizado investigaciones en colaboración con el Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC, UAM-X); además, se ha dedicado al cuidado y conservación de especies acuícolas endémicas. Desde 2019 se dedica a la divulgación científica y actualmente hace educación ambiental a través de redes sociales.