La crisis medioambiental pasa por el uso de autos tradicionales y combustibles fósiles. El metanol puede ofrecer alternativas interesantes.

Uno de los principales componentes de la crisis medioambiental actual pasa por el uso de automóviles tradicionales. La combustión de gasolina emite gases de efecto invernadero (GEI); de hecho, el sector transporte contribuye con 37% de esas emisiones a nivel mundial. En el cambio climático que se encuentra al centro de algunos de los problemas más graves que enfrentaremos como humanidad a lo largo de las próximas décadas, el cambio de la industria automotriz hacia vehículos eléctricos será fundamental para consolidar una transición energética en todo el planeta.

Ahora bien, los eléctricos no están libres de problemas. Por un lado, sus baterías de litio dependen de muchísimos recursos tanto para su fabricación como para el manejo de sus desechos. Igualmente, por el otro, se trata de autos que no son tan sustentables cuando la red eléctrica que alimenta su manufactura o su funcionamiento no es una de “cero neto”; es decir, una en la que los GEI quedan reducidos a 0 emisiones. Sin olvidar que actualmente son casi imposibles de comprar para una cartera promedio. De tal modo, constantemente se buscan modelos de transporte que vayan más allá de este tipo de autos.

Lo ideal sería de plano dejar de usar el automóvil o cambiarlo por una bicicleta; por cierto, tomar esa decisión UNA vez al día, puede reducir en promedio 67% los GEI por traslados de una persona a la semana. Pero incluso si no es realista que alguien se desprenda por completo de sus autos—quienes viven en ciudades con distancias gigantes, por ejemplo—, se necesita configurar sistemas que no sólo apunten al “cero neto”, sino que también puedan reducir el dióxido de carbono que ya está en el medio ambiente. 

La eficiencia del metanol

Es entonces que entra el metanol a escena. Desde los años 90 se ha invertido en la investigación de autos que se mueven con alcohol. Y el metanol es quizá de los más eficientes que se han encontrado, en buena medida porque es igual de “poderoso” que los combustibles tradicionales, como el caso de la gasolina o el diésel. De hecho, ni siquiera se tiene que sustituir por completo, puesto que el metanol puede complementar el uso de gasolinas en algunos autos. Es tan eficiente que incluso se usa en competencias de deporte automotor, como es el caso del World Rally Championship de la FIA.

En una investigación de largo aliento que se ha llevado a cabo en China desde 2012, se ha concluido que los autos de metanol pueden ser hasta 21% más eficientes en ahorro de energía que los impulsados por gasolina; paralelamente, emiten hasta 26% menos dióxido de carbono. Ahora bien, esto se encuentra lejos de las promesas de un “cero neto” que sí acompaña a los autos eléctricos, pero hay algo importante detrás del uso de metanol que puede ser fundamental para la mitigación de los estragos del cambio climático.

Aunque actualmente la mayoría del metanol que se utiliza en el mundo proviene de carbón y de gas natural, pero puede ser extraído de biomasa e incluso de dióxido de carbón en el medio ambiente; incluso, se pueden utilizar residuos agrícolas para generarlo. Es decir, además de reducir emisiones de GEI, los autos impulsados por metanol tendrían la capacidad de retroceder los niveles actuales de elementos que contribuyen enormemente al cambio climático en el mundo entero. 

China y la búsqueda de la transición energética

En el combate al cambio climático, ninguna solución es la panacea. El problema es tan grave que se debe tratar de articular respuestas múltiples, complementarias y lo más ingeniosas posibles. No se trata nada más de cambiar los autos de gasolina por los eléctricos; o incluso modificar el sistema completo para que ahora se busque solamente utilizar los impulsados por metanol. Es necesario que se consolide una transición energética óptima hacia modelos sostenibles, primero a nivel regional, luego en términos de un país y, finalmente, en términos internacionales. 

Hoy por hoy, no hay ningún país que lo entienda mejor que China. En el que, a pesar de que dependen enormemente del carbón, han prometido públicamente que buscarán una neutralidad de emisiones para 2060. Y que han destacado por llevar a cabo experimentos interesantes en cuestiones medio ambientales incluso en el sector deportivo, al presentar unos Juegos Olímpicos de Invierno casi enteramente con nieve artificial.

Foto: Pixabay

Como se mencionaba arriba, desde 2012 se ha investigado fuertemente el uso de metanol como combustible para autos, con programas pilotos en distintas ciudades. Su conclusión apunta a incorporar el uso de este tipo de vehículos en actividades en las que los autos eléctricos muestran poca eficiencia (como el transporte de carga o las carreras deportivas, por ejemplo), para complementar la reducción de emisiones con la captura de dióxido de carbono en el ambiente; particularmente, en la medida que los camiones impulsados por metanol no necesitan de grandísimas baterías que incluso son difíciles de cargar y mantener funcionando a ritmos óptimos.

No todo son los autos eléctricos. Las posibilidades de los impulsados por metanol ayudan a vislumbrar más posibilidades para una transición energética efectiva. 

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