Un antro en Escocia puso en marcha un experimento para hacer su pista de baile sustentable. ¿Será el futuro de la vida nocturna?

El mundo se acerca peligrosamente a una temperatura de 1.5ºC por encima de los niveles preindustriales. Suena a poco, pero de romper esa barrera, el cambio climático reconfigurará por completo el planeta, haciéndolo inhabitable para una buena mayoría de los seres humanos e incluso de las plantas y los animales; vaya, hasta las cadenas de suministros y las formas de obtener obtener nuestro sustento diario cambiarán para siempre. A menos que se encuentre una forma de hacer el mundo considerablemente más sustentable en el futuro inmediato.

A veces suenan exageradas las preocupaciones por el cambio climático. Pero es que genuinamente hay demasiado en juego de cara a un futuro que no se ve nada esperanzador. Y para lograr revertir la tendencia actual y acercarnos a vivir en un planeta sustentable, es necesario que en buena medida nos acerquemos a un punto de “Cero Neto”; es decir, en el que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) se reduzcan lo más posible al mismo tiempo que se reabsorban en la medida de lo posible las dispersiones previas. Por ejemplo, como se intenta lograr con el dióxido de carbono.

Para llegar a ese punto de “Cero Neto” no se trata nada más de dejar de contaminar. Sino que—por las lógicas mismas de la producción y consumo hoy en día—se deben encontrar pequeños espacios en los que se camine hacia esa Tierra sustentable. Y el ingenio para conseguirlo no es menor: hojas biónicas que crean oxígeno; la implementación de inteligencias artificiales para eficientar procesos; plantas solares que se enfrían más rápido para producir mejor; y ni se diga de industrias completas como la automotriz, que hace esfuerzos considerables (para obtener ganancias, obvio) para propulsar una transición energética eficiente

Los “prohibidos” se vuelven renovables

Y esfuerzos como los anteriores se replican y multiplican a lo largo de casi cualquier aspecto de la vida cotidiana de las personas. Incluso—cómo de que no—para hacer de la fiesta algo sustentable también. Así como en los muchos ejemplos notables que contribuyen a mitigar al cambio climático, se ha desarrollado una tecnología innovadora e ingeniosa que quizá podría ser fácilmente adoptada en todo el planeta.

Un centro cultural en Glasgow, Escocia, llamado SWG3—que lo mismo hace de antro que de galería y venue para conciertos—recién acaba de incorporar un sistema que crea energía renovable a partir del baile de los asistentes. Tal cual, sacar los prohibidos en una pista, en ese sentido, puede precisamente contribuir a ese planeta sustentable que tanta falta nos hace. 

El sistema, creado por la consultora de energía geotérmica TownRock Energy, básicamente lo que hace es capturar el calor generado por el baile en un antro para trasladarlo a lo que se conoce como un sondeo geotécnico, que se puede recargar como una batería termal. Esa energía regresa a la pista de baile mediante una bomba de calor para regular la temperatura del espacio. La implementación de esta tecnología permite que SWG3 sea sustentable en términos de uso de gas, reduciendo sus emisiones de dióxido de carbono más o menos en 70 toneladas anuales. 

Sustentable y… ¿ahorrador?

“¿Cuánto y por qué tan caro?” es quizá lo primero que viene a la mente cuando se empiezan a implementar este tipo de tecnologías en contextos generales. Se trata de cambios paulatinos que en sus primeros años parecen demasiado caros; aunque, vaya, cuando la alternativa es un planeta inhabitable, pues en realidad hasta se antoja barata la búsqueda por lo sustentable.

El sistema de TownRock Energy justo cae en esta categoría. La creación del primer protocolo para el antro escocés tardó casi tres años en desarrollarse. Y tuvo un costo por encima de las 600,000 libras esterlinas; en pesos mexicanos, estamos hablando de casi 13.5 millones. Un sistema de aire acondicionado tradicional para un espacio como el del SWG3 costaría aproximadamente el 10% de eso.

Foto: Pixabay

Sin embargo, más allá de volver al antro un espacio más sustentable (y acercarlo a un punto de 0 emisiones), en 5 años se puede recuperar la inversión en ahorro de electricidad y gas natural. Lo sugerente, entonces, es que en realidad termina saliendo más barato en el largo plazo; como se ha podido observar con el uso de paneles solares, por ejemplo. El experimento en Glasgow parece que pronto será replicado en un antro en Berlín—y en otras ciudades de Europa—, y quizá poco a poco en todo el mundo. ¿El antro del futuro será sustentable, o no será?

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