Si les dijeran que en estos momentos son testigos de la evolución, que no es necesario irse hasta 1859, cuando el buen Charles Darwin publicó ‘El origen de las especies’, ¿qué dirían? “Pues claro, ¿cómo no vamos a ser testigos si todo es un constante cambio?”. Sin embargo, para calar este proceso fuerte y claro, dos académicos publicaron el resultado de una investigación sobre el cambio de color de las ranas en Chernóbil.

Chernóbil —ese lugar que se colocó en la memoria colectiva de las poblaciones en Ucrania, Bielorrusia y Rusia, así como del mundo entero—, con el paso de los años ha ido cambiando hasta convertirse en una de las mayores reservas naturales de Europa.

“Agosto 2017, Chernóbil”. Foto: Getty Images.

Esta ciudad fantasma —con una historia cuyos registros datan desde el año 1193— ahora es algo así como un refugio para una variedad de especies consideradas en peligro de extinción, como linces y lobos; pero también es hogar de una población de ranas cuya pigmentación ha cambiado del verde al negro.

Las ranas de Chernóbil

Y, ¿qué tiene de especial este cambio? Los investigadores Pablo Burraco y Germán Orizaola toparon algo bien singular en las ranas: que entre más estaban cerca de la zona que había registrado mayores daños por la explosión del reactor cuatro de la planta nuclear de Chernóbil; su tono era más oscuro, tirándole al negro.

Sí, las ranas cambiaron de color, de verde a negro y esto se debe en gran parte a los niveles de adaptación, la melanina y los factores ambientales. Evolución que estos investigadores pudieron documentar con tan sólo 10 o 15 generaciones de ranas.

Foto: Pablo Burraco-Germán Orizaola.

Chequen: lo interesante es que las ranas solían ser verdes, hasta antes del desastre nuclear en Chernóbil (Ucrania).

La investigación

Se trata de la especie Hyla orientalis. Ranas verdes y brillantes que tras el desastre nuclear cambiaron de color. 36 años después en esta zona se pueden encontrar ranas negras. ¿Por qué?

La investigación —ahora publicada en la revista Evolutionary Applications— inició en 2016, con el hallazgo de la primera rana negra en Chernóbil.

Foto: Getty Images.

A partir de este momento, el equipo de especialistas de la Universidad de Oviedo y la Estación Biológica de Doñana le echó un buen ojo a la población de ranas, pues el color los tenía con la intriga.

Durante la investigación de campo, los especialistas toparon a ranas de pigmentación negra, gris y verde oscuro, relacionada con la producción de melanina (la sustancia que le da color o pigmento a la piel, el pelo o iris).

Al parecer, tras el desastre nuclear, las ranas que estaban más cerca de la central produjeron mayor cantidad de melanina, como una especie de protección ante la radiación ionizada.

“Vista aérea de Prypyat. Una ciudad fundada en 1970, cuya población de más de 45.000 habitantes fue evacuada por completo el 27 de abril de 1986”. Foto: Getty Images.

De esta manera, las ranas pudieron reducir los efectos nocivos —y prolongados— de la radiación ionizada, que cobró cientos de vidas entre las poblaciones de Bielorrusia y Ucrania.

Es decir, la melanina ayudó a las ranas a proteger su ADN de los efectos de la radiación.

¿Qué pasará en los siguientes años?

Y si bien en 2022 la zona de exclusión no es la misma que en 1986 —recordemos que el desastre sucedió el 27 de abril de 1986, en la ciudad de Prípiat, entonces parte de la URSS— y los niveles de radiación tampoco son los mismos, son más bajos; las ranas continúan guardando esta información.

Continúan con un patrón que se ha diseñado en más de 30 años: las ranas más alejadas del reactor son las que mantienen el color verde, mientras que las negras son aquellas que están cerca de la planta nuclear.

Foto ilustrativa: Sam Greenwood-Getty Images.

El equipo de investigación explicó que se trata de un mecanismo de evolución y adaptación que no ha llegado a su fin. La gran pregunta ahora es, ¿qué va a suceder en unos 50 años con las ranas en Chernóbil?

Todo apunta, según la experiencia, que el color verde volverá a predominar entre esta población, pues los niveles de radiación serán cada vez más bajos y conforme pasen las generaciones, las ranas no tendrán necesidad de producir tanta melanina para adaptarse a los factores ambientales.

Si quieren echarle un ojo a la investigación completa, publicada el 29 de agosto de este 2022, AQUÍ les dejamos el enlace.

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Hola, soy Lucy Sanabria. Desde 2018 redacto y reporteo para Sopitas.com, con especial entusiasmo en temas de derechos humanos y LGBT+. En 2021 fui parte de la generación de la beca de Periodismo Incluyente...

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