“Puesto que vemos que toda ciudad es una cierta comunidad y que toda comuni­dad está constituida con miras a algún bien […], es evidente que todas tienden a un cierto bien, pero sobre todo tiende al supremo la superior entre todas y la que incluye a todas las demás. Esta es la llamada ciudad y comunidad cívica ” Aristóteles. Política.


Todo acto humano es un un acto político; dicha frase se ha repetido hasta el cansancio; sin embargo, no queda claro su significado, sobretodo en la época actual donde el ámbito político se ve como un entorno viciado, que va más en concursos de popularidad, mala retórica y los mencionados “chismes de lavadero”, que en algo realmente noble.

En este momento, se deben estar preguntando, “¿Y eso qué tiene que ver con los videojuegos? No metan su agenda política en mi entretenimiento” y cosas por el estilo. Hora de hablar de esto porque sí, los videojuegos son un medio político y Blizzard lo experimentó de primera mano tras suspender a un jugador por protestar en contra de China durante un torneo.

Según las interpretaciones de las palabras del jugador que protestó, esto fue lo que dijo: “Liberen a Hong Kong. La revolución de nuestros tiempos.”

La Política, en su forma más pura, establece que el ser humano no puede bastarse a sí mismo, por lo que busca la ayuda de los otros para poder sobrevivir; formando una comunidad, que posteriormente se transformará en una sociedad. Ésta tenderá al bien, pues buscará un estado de beneficio para todos sus integrantes. De ahí viene que cualquier acto sea un acto político, pues alguna acción, por mínima que sea, afectará en mayor o menor medida al resto de la comunidad.

Aunque se quieran separar a los videojuegos del ámbito político, eso es imposible, pues están inmersos en esta dinámica comunal. Lo que hagan las propias obras o sus desarrolladores afectará a la industria y sociedades de fans formadas a su alrededor.

Blizzard vivió esto durante todo el mes de octubre. Durante un torneo de Hearthstone decidieron que era justo suspender a un jugador que se manifestó en contra de las nuevas normativas en Hong Kong que le daba mayor injerencia a China sobre este “Estado anexado”, esas normativas que han provocado una serie de manifestaciones en la región asiática, como seguramente han visto en las noticias.

Si bien no podemos negar que había una reglamentación que prohibía ese tipo de manifestaciones en los torneos de esports; tampoco podemos tapar el sol con un dedo. Blizzard, apoyada en su legislación, realizó un acto humano, un acto político, el cual tuvo repercusión inmediata afectando a la comunidad; misma que reaccionó de manera negativa, acusando a la empresa de represora.

Aunque Blizzard obviamente nunca lo dijo tajantemente; se cree que cayeron en este acto de censura debido al poder económico que representa el gobierno chino, mismo que no duda en quitar su apoyo monetario a extranjeros y nacionales a la menor provocación. 

El jugador suspendido también cayó en un acto político; pero de manera más evidente, tomó partido de manera inmediata a pesar de las repercusiones. Esto también tuvo una onda expansiva que afectó a la comunidad.

Entonces cae la pregunta, ¿hizo bien Blizzard al suspender y descalificar al jugador y convertir su evento en algo apolítico (aunque su efecto fue contrario y la escena se politizó)? ¿Hizo bien el jugador al hacer una declaración en contra del gobierno chino? Interpretaciones son muchas y desde todos los puntos de vista; pues las nociones de bien y mal son arbitrarias en estos sentidos.

Aunque recordemos, el fin de lo político es crear un estado donde la comunidad pueda estar bien, donde no sufra y tenga la posibilidad de explayarse con libertad. La política debe o debería tender hacía el bien; los actos políticos deberían de ser buenos.

Blizzard se disculpó (a medias) y las protestas en Blizzcon no pasaron a mayores, parece que todo fue olvidado con la llegada de Overwatch 2 y Diablo IV. Aún así, este pasaje es un recordatorio de cómo, aunque creamos que este tipo de entretenimiento es ajeno a la politiquería; en realidad no se puede escapar de esto, debido a que está inmersa en la ineludible dinámica de la comunidad.

La única manera en que los videojuegos podrían estar totalmente alejados de lo político es que se pudieran sustentar por sí mismos; que fueran una creación de dioses o bestias, y no de humanos que necesitan forzosamente de los otros para subsistir.


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