Lo que necesitas saber:
De seis segundos de batería a cambiar la historia de la música. Aquí te contamos de Amen Break, el sample más usado del mundo.
En la historia de la música hay riffs legendarios, coros pegajosos que nomás no puedes sacarte de la cabeza y beats que hacen que tu cuerpo se mueva casi sin permiso. Pero hay uno que, sin buscar protagonismo, se coló en prácticamente todo lo que escuchamos: el Amen Break. ¿Nunca lo has oído? Seguro que sí, aunque no lo sepas.
Aparece en miles de rolas, desde el hip-hop hasta el drum and bass, pasando por el rock alternativo, el pop más melancólico y hasta rolas que suenan en fiestas tropicales. Este ritmo ha sido transformado, estirado, acelerado, ralentizado y modificado de muchísimas maneras, todas ellas para crear piezas nuevas.

Es tan influyente el Amen Break que se convirtió en el sample más usado de la historia y, aunque nació casi por accidente, terminó siendo la piedra angular de géneros enteros. Y es que no solo cambió cómo suena la música; también cambió cómo se hace la misma. Acá les contamos la curiosa historia y legado de este peculiar ritmo.
La historia de “Amen, Brother”, la canción más sampleada de la historia
Hay momentos en la historia de la música que nadie planeó, nadie vio venir y, sin embargo, terminaron cambiándolo todo. Uno de esos momentos dura apenas seis segundos y está escondido en el lado B de un sencillo de 1969. Se llama “Amen, Brother”, de la banda de soul y funk, The Winstons, cuyo corto solo de batería –más tarde conocido como Amen Break– es posiblemente el sample más importante de todos los tiempos. Así, sin exagerar.
Ese break lo tocó el baterista Gregory Coleman y, aunque probablemente no se imaginaba lo que había grabado en ese momento, su ritmo terminó siendo la base sobre la que se crearon algunas de las rolas más famosas de la historia. Seis segundos que suenan a energía y alma… y que desde entonces no han dejado de sonar en miles de canciones alrededor del mundo, rompiendo la barrera del tiempo e incluso de los géneros.
Años más tarde, en los 80 para ser exactos, cuando el hip-hop se encontraba en plena gestación, el Amen Break encontró un segundo hogar. Los productores de este género descubrieron que ese pedacito de batería tenía un flow brutal. Con equipos muy austeros, como cajas de ritmo y secuenciadores en las manos, pero un montón de creatividad, comenzaron a samplearlo, rebanarlo y repetirlo.
De ahí nació parte del groove de canciones icónicas como “Straight Outta Compton” de N.W.A. o “Keep It Going Now” de Rob Base & DJ E-Z Rock. El Amen Break tenía esa crudeza perfecta para acompañar rimas que narraban la realidad de los raperos de aquella época. Era un fragmento flexible, poderoso, y se volvió el beat que muchos buscaban cuando querían armar beats duros que colorearan el mensaje potente que tenían.
El Amen Break se puede escuchar en la electrónica, el rock, pop y más géneros
Pero ese sampleo no se quedó en los lugares de origen del hip-hop. En los 90, cruzó el charco y se volvió la base de una revolución electrónica en el Reino Unido. El Jungle, breakbeat, drum and bass… todos estos géneros encontraron en el Amen Break una especie de lienzo para experimentar con los límites del ritmo y el sonido.
Productores icónicos de dichos géneros, como Goldie y LTJ Bukem lo usaron para impulsar su creatividad, creando verdaderas joyas que te vuelan la cabeza. Goldie, por ejemplo, lo convirtió en una pieza emotiva llamada “Inner City Life”. Otros, como Squarepusher o Venetian Snares, lo llevaron al extremo: lo descompusieron, lo distorsionaron y lo cambiaron hasta hacerlo irreconocible, sin dejar de lado el corazón de la melodía.
Aunque el hip-hop y la electrónica se lo adueñaron primero, el Amen Break también se coló en lugares más inesperados. En el rock alternativo y el nu metal, por ejemplo, suena disfrazado, pero está ahí. Slipknot lo usó en “Eyeless”, y Radiohead hasta lo ha explorado en vivo… incluso Linkin Park, con todo y su fusión de guitarras con beats, le dio una nueva vida sampleándolo en “Massive”.
Curiosamente, su influencia también llegó al pop, artistas como Lana Del Rey también han utilizado estos seis segundos. Para que se den una idea de lo que hablamos, en algunas versiones alternativas de “Ultraviolence” se pueden escuchar patrones de breakbeat inspirados en el Amen, para darle una vibra retro y dramática. Así de importante es este pedacito grabado a finales de los 60.
El Amen Break no solo sirve para poner a brincar a la gente. También ha sido ingrediente clave en música más introspectiva y densa. Aphex Twin, en “4”, lo combina con atmósferas electrónicas que suenan a ciencia ficción emocional. DJ Shadow lo convirtió casi en el protagonista de su álbum “Endtroducing…”, tratándolo prácticamente como si fuera un narrador rítmico.
En el mundo del lo-fi, muchos productores le cambiaron el tempo para alentarlo y distorsionarlo, como si alguien lo hubiera grabado en una cinta vieja y nostálgica. Así que como verán, incluso desde la contemplación y en entornos más clavados, este sample tiene algo que decir y aportar a la música, es un win para la gran mayoría de las grabaciones.
Los creadores del Amen Break jamás recibieron crédito ni regalías por este sample
Con todo este contexto, queda claro que lo importante que es el Amen Break dentro de la industria musical y lo influyente que ha sido para la construcción y evolución de diferentes géneros. No hay una cifra exacta, pero se dice que ese fragmento de la canción original de The Winstons se ha sampleado más de 2 mil 500 veces desde su lanzamiento.
Sin embargo, tanto el compositor como el baterista que tocó ese solo, lamentablemente jamás vieron un solo centavo por su trabajo. El dueño de los derechos de autor de “Amen, Brother”, incluyendo el famoso sampleo, era el líder de la banda, Richard Lewis Spencer. Tanto él como Gregory Coleman nunca recibieron regalías de dicho beat.

Lo más triste de este caso es que Coleman murió en el anonimato y la pobreza, mientras su creación sonaba por todos lados. Algo similar pasó con Spencer, pues tampoco pudo iniciar acciones legales porque ya había pasado el tiempo para reclamar los derechos del pedazo de Amen Break. Es por eso que desde entonces, habló varias veces del tema con decepción, porque lo que se volvió un pilar de la industria musical, nunca le dio un beneficio a sus creadores.
Imagínense que tan frustrante era este asunto para el dueño del Amen Break que en 2015, dos DJ británicos llamados Martyn Webster y Steve Theobald, hicieron una campaña en GoFoundMe para ayudarlo económicamente, cuando no hubiera sido necesario si ganara las regalías que merecía. Y aunque sí pudieron echarle la mano e incluso recibió unos cuantos premios por algunas rolas que usaron el solo, Richard Lewis Spencer murió en 2020 a la edad de 78 años.

Hoy, este sample y todo lo que pasó con los compositores también representa una conversación pendiente sobre los derechos de autor, la apropiación, la justicia creativa y reconocimiento artístico. Es una muestra de cómo a veces las bases de algo revolucionario suenan fuerte, pero pasan desapercibidas para la gran mayoría.
El Amen Break tiene más de 50 años, pero sigue más vivo que nunca. Suena tanto en producciones antiguas como nuevas, se recicla, se reinterpreta y se resiste a desaparecer. Es un sample que no es solo un recurso para crear canciones de prácticamente cualquier género que se les pueda ocurrir: es un tipo de filosofía, un lenguaje compartido por productores, músicos y escuchas.
Así que la próxima vez que suene una rola que de pronto te sorprende con una ráfaga de tambores, piensen que quizá están oyendo ese mítico break. Seis segundos que, sin saberlo, le pusieron ritmo a medio siglo de música y cuya contribución es tan grande que seguramente, existirá hasta que se acabe este mundo.