Hacer un remake y traer de vuelta una historia ya conocida por las audiencias, siempre será un riesgo. La nueva cinta puede no hacerle justicia a la original, cambiar detalles que son fundamentales en el desarrollo de la historia o reinterpretar los mensajes. Lo que sigue es que los espectadores se molestan y se preguntan “¿Por?, ¿por qué lo arruinaron?”.
Sin embargo, para ser justos (o restarle drama que nos podemos ahorrar para historias originales que no explotan su potencial), un remake por más terrible que nos parezca, nunca podrá “arruinar” la primera película o la historia original. Esa permanece intacta y lo que nos provocó cuando éramos niñ@s, nunca va a cambiar.
The Witches
Dicho esto –y no como un advertencia–, hemos de hablar de la nueva adaptación de The Witches (Las brujas) de la obra de Roald Dahl. Esta película se anunció hace un par de años, y la producción cayó en manos de Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, quienes conformaron el equipo con Robert Zemeckis en la dirección.
El título generó expectativas no sólo porque la obra de Dahl es un clásico infantil, sino porque en 1990 se trabajó en una película espectacular que aterrorizó a una generación de niños y niñas. Nicolas Roeg apuntó a Anjelica Huston para interpretar a la Grand High Witch, líder de un grupo de brujas cuya misión es deshacerse de tod@s los niñ@s en el mundo.
Esta cinta arranca en Noruega (un guiño a la ascendencia de Dahl) donde una abuela le confiesa a su nieto que las brujas existen y cómo son: monstruos disfrazados con pelucas, pues son calvas no tienen dedos en los pies y el olor de cualquier niño o niña les provoca náuseas.
Al principio de la cinta, la abuela le cuenta una historia aterradora sobre cómo descubrió, cuando era niña, que las brujas existen: la desaparición de su amiga, quien al enfrentarse a una bruja, se convierte en parte del cuadro que cuelga en el comedor de la casa de sus padres. Aquí, la niña envejece hasta desaparecer.
Luego, la revelación de su verdadero físico, su alegría al hablar de la muerte de un niño y las transformaciones en esas horribles ratas. A lo largo de esta cinta de 1990, hay algunos elementos de terror que a todos los que la vimos hace 30 años 8o los siguientes años), nos impactaron. Una cinta pensada para el público infantil que daba miedo y era memorable. La sensación de miedo permanece.
Y eso no pasa en el remake de The Witches. No es aterradora… pero sí divertida y muy emocionante. Esta producción explota la tecnología para presentar hechizos mucho más atractivos que se apegan a la narrativa divertida de la cinta. Pero no dan miedo.
Hace 30 años, los ratones y ratas corrieron a cargo de Jim Henson. Ahora se ven torpes, pero antes eran mágicos. Ahora, con los recursos de CGI, los ratones atraviesan más aventuras y se desenvuelven en distintos escenarios que funcionan perfectamente bien con la historia.
Octavia Spencer y Anne Hathaway
Si hemos de poner sobre los hombros de alguien esta cinta, serán en los de Octavia Spencer y Anne Hathaway. Hathaway da vida a la Gran Bruja, una mujer elegante pero diabólica que expresa su aberración hacia l@s niñ@s en una versión más exagerada, pero graciosa. Huston era la encarnación del mal, algo que incluso podría abrumar a los adultos. Ahora, Hathaway interpreta un personaje que está pensado para el público infantil.
En cuanto a Octavia Spencer, el personaje de la abuela es la representación de la magia más allá del hecho de que existen las brujas. Ella es el mensaje central de la cinta: autenticidad y bondad. La escena en la que intenta hacer sonreír a su nieto bailando “Reach Out I’ll Be There” de Four Tops es ideal para explicar el tono que le da Spencer a la cinta.
Verla (Spencer) con un poco más de participación y cierto misticismo, es algo que contribuye a que sea más digerible el cambio de región entre la historia original y esta adaptación. The Witches está ambientada en la década de los 60 en Alabama mientras Roeg trabajó en Londres. ¿Por qué cambiarlo a la era de las leyes de Jim Crow? En realidad, no hay una razón.
Antes de ver la cinta, pensamos que el contexto social y político alimentaría el sentimiento de miedo, pero en relación al racismo y los peligros de la comunidad afroamericana a la que pertenecen los protagonistas. Pero no afecta en nada, y no es uno de los aspectos que favorecen la existencia de un remake, sino una sutil diferencia con la primera entrega sin necesidad, siquiera, de que el público las identifique por separado.
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Lo que sí nos dolió
Stanley Tucci. En este remake, Tucci interpreta al señor Stringer, el gerente del lujoso hotel donde se desarrolla la parte más importante de la trama. En realidad, Tucci aparece en unas cuantas escenas pero en un personaje muy desperdiciado para el nivel de actor.
No hay mucho qué decir sobre su participación porque es casi nula. Si los guionistas, incluido Guillermo del Toro, se tomaron la libertad de hacer cambios más drásticos (pero que no afectaron el desarrollo, como mencionamos), habría sido más que necesario ver a Tucci con más participación en un personaje que se podría involucrar en formas igual de aterradoras como graciosas, o ambas.
The Witches ya está en salas de todo el país. En Estados Unidos está disponible en HBO Max.