Mientras un grupo de periodistas platicábamos con Alan Ruck a propósito del estreno de Succession en su tercera temporada (17 de octubre), un gato se atravesó en la cámara de una colega australiana. El gato nos enseñó su cola y quitado de la pena, pisó el teclado en varias ocasiones mientras Ruck respondía a su pregunta.
Ella, completamente ruborizada, movió a su gato un par de veces cuando este se negó a dejar el protagonismo de la escena. Se disculpó y aseguró que no volvería a suceder. Sin embargo, Alan Ruck dijo que no pasaba nada y que de hecho, esa clase de situaciones le daban cierta naturalidad a la situación. “En una entrevista pasada, se escucharon las voces de unos niños. Eso es vida“.
Su respuesta (además de verle el fundillo al gato), nos hizo sonreír a todas y todos los que estábamos en la sala virtual. Sobre todo, ya de manera muy personal, porque me hizo imaginar cómo habría sido la respuesta del desesperante y misterioso Connor Roy, a quien Ruck interpreta en Succession desde la primera entrega de 2018.
Habría sonreído, creo, y asegurado que no pasaba nada porque al final, Connor se ha creído un ser infinita e intelectualmente superior a todos al grado de querer buscar la presidencia de Estados Unidos con una sólida promesa de campaña: no más impuestos. Quizá también habría decretado algo en contra de los gatos para asumir su poder por encima del felino que hizo que se callara en medio de una entrevista. Pero son meras suposiciones.
Y también pensé en cómo habría reaccionado Logan Roy cortesía de Brian Cox, a quien un par de horas antes habíamos entrevistado. Me asusté de pensarlo. Logan habría gritado, maldecido, dicho que todos somos unos idiotas (incluido el gato) para finalizar la rabieta con un bien estructurado “Fuck off!“.
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Logan Roy no es tan malvado… ¿O sí?
¿Por qué les estamos contando esto? No sólo para presumirles que tuvimos la oportunidad de platicar con dos de los protagonistas de una de las mejores series de los últimos años, sino para revelarles nuestras impresiones. Y es que son tan buenos actores (nos atrevemos a decir que Brian Cox está muy por encima de todas y todos), que en cuanto los vimos a cámara, no pudimos desprenderlos de sus personajes.
Para no pecar de incrédulos, esta fantasía de estar frente al verdadero Logan y Connor Roy terminó cuando Brian comenzó a hablar con su acento escocés y a decirnos que él no cree que Logan Roy sea una mala persona, sino que es un sobreviviente y suele atacar antes de siquiera conocer a su contrincante.
A lo que vamos es que la primera imagen de Logan es que es un tipo despreciable y una muy mala persona. Pero no es tan simple. El patriarca de los Roy no es un gran estratega, ni tiene una mente maestra y malvada. Y ojo, no queremos decir que no sea un gran empresario porque, al final, él creó el imperio que se disputa en la historia.
A lo que vamos es que, en realidad, como podemos ver en la tercera entrega de Succession, Logan utiliza su dinero y su poder para hacer que las personas hagan lo que él dice (muy a costa de los deseos de las y los involucrados). Pero si una persona no lo necesita y le pierde el temor a partir de esto, como Kendall al cierre de la segunda temporada, pierde lo que lo hace una “mala persona”: miedo.
Adolf Hitler no pensaba que era una mala persona, ¿sabes? Stalin tampoco pensaba que era una mala persona, Augusto Pinochet tampoco pensaba que era una mala persona. Creo que eso es… no tendría mucho sentido que pensaran eso de sí mismos.
(Logan) es un sobreviviente y ha aprendido a sobrevivir en la vida, y lo ha hecho de manera exitosa porque él también es un operador, un jugador, juega el juego. Entonces disfruta todo eso, eso es lo que lo motiva, de cierta forma. No es un moralista, no cree en este tipo de moral.
Cada vez creo más y más que es increíblemente mal entendido por su forma de reaccionar. Pero es una táctica, es una cosa que hace para despertar a los personajes en pantalla, y a veces, para despertar a la audiencia en casa. Eso es lo que amo de Logan, tiene todas esas cartas en su bolsa. Y así, es una dicha interpretarlo desde ese punto de vista.
La fascinación por las élites en ‘Succession’
En el primer episodio de Succession, por si alguien acá no la ha visto, la familia Roy celebra el cumpleaños de Logan con una comida especial en su enorme penthouse en Nueva York. En un giro inesperado, deciden subirse a sus múltiples helicópteros y viajar a una residencia a las orillas del estado donde de manera casual, se ponen a jugar beisbol.
Para completar los equipos, uno de los hijos de Logan llamado Roman, invita a algunos de los trabajadores del lugar. Este sujeto (el más pequeño de sus hijos), se acerca a un niño y le dice que si logra hacer un home run y les da la victoria, le dará un millón de dólares. El niño batea de manera sensacional, pero no logra el cometido.
La facilidad con la juega con el niño (y también con la que ofrece una cantidad descomunal de dinero sólo para vencer a sus hermanos en un partido improvisado de beisbol, es deplorable… pero al mismo tiempo adictiva. Es un mundo que que sólo 1 por ciento de la población conoce mientras el resto vivimos bajo la influencia de ese 1 por ciento.
¿Por qué no podemos dejar de verlo si nos resulta tan ajeno? La primera razón, es porque Succession no es documental. En segundo lugar, es un drama creado por Jesse Armstrong que tiene como base una dinámica familiar muy similar a cualquier otra. Aquí, son cuatro hijos intentando ser validados por su padre y obtener parte de su amor.
Y en tercer lugar, porque es muy divertido, siempre lo ha sido, ver pelear a las personas con insultos que juegan con el lenguaje y, justamente, esa dinámica disfuncional entre familiares. AQUÍ un quiz sobre Succession y sus mejores insultos.
Bueno, desafortunadamente el 1 por ciento tiene más del 1 por ciento de influencia y eso es lo difícil. Creo que nos estamos dando cuenta que (las élites) se han salido con la suya durante mucho tiempo, y de cierta forma nosotros siempre… nos ha motivado eso, pero estamos en un tiempo muy extraño.
Realmente tienes que reflexionar sobre el tiempo en el que vivimos. Como dice Shakespeare, es sostener un espejo ante la naturaleza, y la naturaleza está muy confundida en este momento porque tienes todos estos grandes tipos volando 11 minutos en el espacio y después diciendo cosas estúpidas como “Necesitamos más naves espaciales”. ¡Jódanse! Lo último que necesitamos son más naves espaciales, ¡por Dios!
El planeta está en tan mal estado que tenemos que atenderlo primero, pero ellos piensan en subir al espacio. En realidad, todo es sobre escapar, de eso trata en realidad, “Tengo que escapar de aquí, debo alejarme”. Eso es lo que hacen, 11 minutos de escape. Está bien si pueden permitírselo, pero al mismo tiempo la falta de realidad es tan evidente en este momento, que no sabemos dónde estamos.
¿Hacia dónde va la riqueza?
Y es gracioso pero bastante atinado el comentario de Brian Cox respecto a esto. En medio de una innecesaria y cero productiva carrera espacial “comercial” donde los más ricos del mundo se pelean por ver quién estuvo más alejado de la tierra en el sentido más literal de la palabra, ocurre una pandemia que no se ha terminado.
En Succession, Logan le encarga a su hijo Roman el lanzamiento de un cohete en Japón para ubicar un satélite. Roman obliga a las personas a que se adelante el lanzamiento para que este coincida con la boda de su hermana Shiv (él dice que es un regalo de bodas, pero la realidad es que es la única manera en la que le puede robar protagonismo).
El cohete explota porque Roman hizo caso omiso a las recomendaciones y a las palabras de los expertos de que faltaban algunos ajustes. ¿Cómo es posible que personas así tengan en sus manos decisiones tan importantes? Y Brian Cox se pregunta cómo Trump llegó a la presidencia y por qué hay tantos intentos de naves espaciales?, ¿quiénes están tomando las decisiones?
Cuando pasan 4 cuatro años, que se sintieron como 100 años de la presidencia de Trump dices, “¿Dónde diablos estamos, cómo llegamos a esto, cómo llegamos a este estado devastador?”. Eso es porque… microscópicamente vemos a los ricos y poderosos, vemos qué tan válidos son.
Yo vuelvo a Andrew Carnegie porque la cosa de Carnegie es que fue un gran filántropo, pero al final le salió el tiro por la culata porque él creía… Él no creía en la riqueza heredada, sino que el dinero debía morir con la persona y ese dinero debía ir a instituciones para ayudar.
Pero al final de su vida, trató de detener la Primera Guerra Mundial. Sabemos que hubo mucho metal involucrado en la Primera Guerra Mundial y él había sido el capitán del metal, así que le salió el tiro por la culata. Se convirtió en un tipo muy atormentado.
Al final de su vida, no detuvo la Primera Guerra Mundial, y claro, sabemos cómo resultó ese conflicto en particular. Pero a lo que voy es que es interesante saber a dónde va esa riqueza: ¿Va a naves espaciales o a dónde va?, ¿qué hace?, ¿cuánto dinero necesitas?
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