Desde hace poco más de un mes, HBO llegó con una carta fuerte para resarcir el daño del final de Game of Thrones. El nombre de esta apuesta fue Chernobyl (o Chernóbil, en español), una serie conformada por cinco capítulos que relata la explosión del reactor 4 de la planta nuclear de Prípiat, Ucrania, un 26 de abril de 1986, donde se registró el peor accidente nuclear registrado en la historia.
El agregado de esta serie, es que maneja varios arcos en la historia. En un principio está la versión de Valery Legasov, el protagonista y encargado de solucionar el problema de la explosión y de evitar que la radiación afectara en grandes escalas. Después, lo que ocurre dentro del centro de comando de la central nuclear y del reactor 4. Posteriormente vemos a las familias, al gobierno y a todos los involucrados, sus perspectivas sobre el tema y las acciones que toman.
Pero por más que esto aparentemente sea ficción o una recopilación de testimonios y hechos que ocurrieron hace más de tres décadas, al final, lo que ocurrió en Chernóbil fue una tragedia. Fue un accidente —el peor y que más afectó a cientos de miles de personas— que el gobierno quiso ocultar. En algún punto, tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el propio Mikhail Gorbachev, que se quedó al mando de ésta, aseguró que posiblemente el accidente de Chernóbil fue lo que derribó en su totalidad a la US.
Pero posiblemente, como la historia misma lo registra, en muchas ocasiones los errores de la humanidad quedan en el pasado. Pasan a formar parte de algún mito, de alguna leyenda, de una tragedia que nadie menciona o que pocos quieren recordar. Cuando los errores resurgen a través de nuevos relatos —en este caso en formato de serie de televisión—, las personas buscan respuestas, tratan de entender todo desde todos los aspectos posibles pero, también, hay otros que en realidad lo que quieren es llamar la atención, tener repercusión en las redes sociales, conseguir más impacto a través de éstas y no concientizar a aquellos que se encuentran a su alrededor.
Eso ha sido lo que ha pasado con múltiples influencers que, desde que despuntó la serie de Chernobyl, viajaron hasta Ucrania —país que incrementó su flujo turístico gracias a la serie de HBO— para visitar la Zona de Exclusión que abarca Chernóbil, Prípiat, Vilk’khova, Poliske, Radynka, Dytiatky, Strakholissya y el Parque Natural de Polesky, en Bielorrusia, y tomarse fotos allí. Toda esta área, bastante grande en realidad, fue evacuada tres días después del accidente nuclear y hasta la fecha, esos 2 mil 600 kilómetros permanecen como zona fantasma.
Sin embargo, por medio de visitas guiadas la gente puede visitar Chernóbil y sus alrededores, es decir, los puntos clave que de esa zona que hoy es habitada por unas cuantas personas que no estuvieron dispuestas a abandonar sus hogares y a las cuales se les conoce como ‘Self settlers’.
Pero para los influencers, más allá de darse cuenta de las peripecias que estas personas tienen que pasar por la falta de agua y de alimentos —ya que para conseguirlos hay que viajar miles de kilómetros—, deciden tomarse fotografías junto a los animales, entre la naturaleza o incluso tocando algunos de los muebles que quedaron abandonados.
El chiste de todo esto, además de conseguir likes, es de buscar las poses perfectas, de explicar un poco de contexto pero también de verse un poco más “humanos” al punto de convivir con los animales que crecen ahí. Esto último, de hecho, es bastante peligroso pues son seres vivos que crecieron en medio de un lugar radioactivo. Así que las imágenes donde tocan a los animales o se posan en algunas instalaciones de Chernóbil, en realidad es el reflejo de su falta de comprensión sobre cuán grave fue la situación y hoy, solo por seguir el famosísimo ‘tren del mame’ o tendencias, intentan verse originales y, como dijimos, “humanos” (si es que eso puede definirse así).
si buscáis las fotos por ubicación Chernobyl en Instagram os podéis encontrar este tipo de cosas pic.twitter.com/uxGF0jiOyp
— lettipop (@lettipop) 6 de junio de 2019
Algunos usuarios de Twitter comenzaron a exponer a todos estos influencers de distintas partes del mundo que visitaron tanto Prípiat como Chernóbil y compartieron sus “mejores fotos” en las redes sociales. Pero más allá de un comentario burlesco, en realidad es una crítica ante la falta de criterio y concientización del lugar que pisan y la repercusión que tuvo en la historia e incluso en la actualidad.
Muchos no habéis visto Chernobyl, y por tanto no os han convalidado el título de física nuclear. Os doy unos consejos que, sin haber visto la serie, seguro que se os pasarían por alto.
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
1. Desconfía de aquellos destinos vacacionales donde hay que llevar medidor de radioactividad. Si ves un cartel de “Peligro, radioactividad”, ten cuidado. Podría haber radioactividad. pic.twitter.com/MDdRBN1wH2
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
2. Si para visitar un destino turístico te obligan a ponerte un traje para protegerte de la radiación, no es buena idea desnudarse. pic.twitter.com/jv6AzQyl8F
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
3. Si estás en un lugar radioactivo y quieres hacer una foto divertida jugando con la perspectiva, procura que la foto quede bien a la primera. No es buena idea alargarse buscando la imagen perfecta. pic.twitter.com/ktRTim6Qn1
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
4. En general, no es buena idea acercarse a animales salvajes. Si han crecido y vivido toda la vida en una zona radioactiva no anula el peligro. Es más: podrían acentuarlo. pic.twitter.com/jOpqw9xEwq
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
5- Y sobre todo, intenta no tocarlos. pic.twitter.com/P9yfRECBgl
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
6- Si aún así vas al lugar donde ocurrió una catástrofe nuclear, intenta transmitir a tus seguidores el drama que allí se vivió, de la manera más respetuosa posible. pic.twitter.com/NtlJubanQy
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
7- Si no sabes exactamente qué pasó, no improvises. Hacer la gárgola tiene cierto sentido en Notre Dame, pero no en Chernobyl. pic.twitter.com/5vybIln6rX
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
8- Mucha gente no quiso ser evacuada porque no tenían donde ir. Hazles una visita y pregúntales si brillan en la oscuridad. Es una cosa que agradecen mucho. pic.twitter.com/ZCBm2yzxNA
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
9- No pongas el papo en zonas contaminadas. pic.twitter.com/o0ZMxHEfmx
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
y 10- Nunca es tarde para aprender qué pasó en Chernobyl. Este chico visitó la central (con pulserita), pero hasta que no vio la serie un año después no entendió que aquello que había visitado no era Murcia. Graciad, HBO. pic.twitter.com/BejoNYayzJ
— Tomàs Fuentes (@cap0) 7 de junio de 2019
Chernóbil es un lugar turístico, pero con las debidas precauciones
Hasta diciembre de 2010, la Zona de Exclusión podía ser visitada por personal autorizado, científicos, médicos y con la debida autorización los periodistas. Posteriormente el gobierno ucraniano autorizó la entrada de turistas y curiosos con la condición de que lleguen organizados por alguna agencia.
Además, deberán firmar un papel por el que la administración del complejo se deslinde de cualquier responsabilidad por cualquier perjuicio a la salud que pueda sufrir el visitante. Entonces, si eres turista, debes visitar ambas ciudades en un tour que proporciona mascarillas y dosímetros para medir la radiación.
Posteriormente, cuando termina su visita, tienen que pasar por un escáner de radiación para asegurarse que la ropa del turista no haya sido contaminada.
Si estas reglas son omitidas por aquellos más jóvenes y poco conscientes de la gravedad del asunto, ¿qué se puede hacer? Aparentemente, únicamente queda observar lo que ocurre con sus redes sociales:
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Estas son algunas imágenes de la repercusión de la explosión en Chernóbil. CUIDADO: algunas pueden ser muy fuertes: