El 16 de octubre de 2021, falleció Felipe Cazals, uno de los más grandes directores mexicanos (AQUÍ la nota). El cineasta formó parte de una generación de realizadores que revivieron el cine mexicano en la década de los 70. Justo cuando nuestra filmografía atravesaba un periodo complicado en la que el Estado intervino casi en su totalidad en la producción cinematográfica en el país.

Felipe Cazals  nació el 28 de julio de 1937 y siempre fue amante del cine. A los pocos días de haber entrado a la carrera de Medicina, decidió que quería dedicarse al séptimo arte, por lo que tramitó una beca para estudiar en el prestigioso Instituto de Altos Estudios de Cinematografía en París.

Alfonso Cuarón y Felipe Cazals / Foto: Cuartoscuro

No terminó sus estudios, pues decidió regresar a México para incorporarse en la producción del programa La hora de Bellas Artes donde dio su primer salto formal con un par de cortometrajes titulados Que se callen y Leonora Carrington o el sortilegio irónico, ambos realizados entre 1965 y 1966.

Al cierre de la década de los 60, Cazals fundó el grupo conocido como “Cine Independiente de México” junto a Arturo Ripstein, Rafael Castanedo y Pedro Fernández Miret. El objetivo era impulsar el cine experimental en el país; y como parte de esta asociación, realiza sus primeros dos filmes documentales titulados La manzana de la discordia y Familiaridades. 

Felipe Cazals / Foto: Cuartoscuro

Luis Echeverría y el cine mexicano

Esta fue la entrada de Felipe Cazals a los temas que siempre dominaron su filmografía como la crueldad y deshumanización. Los 70 fueron la década cumbre para el cineasta mexicano, un periodo bastante irónico y confuso a partir de que realizó sus más grandes obras a la par de que el gobierno asumía un control total de la industria.

Durante el sexenio de Luis Echeverría, se impulsó el séptimo arte en proporciones impresionantes e interesantes. Por ejemplo, se retomó la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas, y por ende, la celebración de los Premios Ariel. También se inauguró la Cineteca Nacional en los Estudios Churubusco y se creó el Centro de Capacitación Cinematográfica. 

Cineteca Nacional / Fotos: Cineteca Nacional

Además, se nombró al nuevo director del Banco Nacional Cinematográfico. Se trató de Rodolfo Echeverría, hermano del presidente de México que años antes participó en varias producciones de la Época de oro bajo el nombre de Rodolfo Anda. “Como buen actor”, decía Cazals, puso por encima los intereses cinematográficos antes que las narrativas que el Estado buscaría imponer.

Fue así como se impulsó el trabajo de nuevos directores con filmes que respondían, en palabras del mismo Cazals, a un cine distinto que exigiera cuentas a las autoridades. El director decía que el cine romantizado de la época de oro ya no era posible en aquella época.

Echeverría (centro) y Sánchez Vite (derecha) // Foto: El Independiente de Hidalgo

La trilogía de Felipe Cazals

De 1971 a 1973, trabajó en El jardín de la tía Isabel y Aquellos años a los que se le suma el documental Los que viven donde sopla el viento suave sobre los seris en Sonora. Pero fue hasta 1975 y 76, que dirigió tres de las películas más determinantes no sólo de su filmografía, sino del cine nacional.

Estas “películas de paquete”, se realizaron con un presupuesto conformado por lana del gobierno y los intelectuales y realizadores de la época. Estos aportaban capital de su bolsillo en busca de revivir el cine en México.

Canoa

La primera fue Canoa: Memoria de un hecho vergonzoso con un guion de Cazals junto a Tomás Pérez Turrent, quien debutaba como guionista a partir de los sucesos investigados por él mismo. Canoa nos muestra a un grupo de trabajadores que en 1968, pidieron asilo en San Miguel Canoa, Puebla.

Al ser confundidos con comunistas, y alimentados por la influencia del padre de la localidad, son linchados por los habitantes del pueblo. Canoa formó parte de la competencia de la Berlinale en 1976 donde se llevó el Oso de Plata. AQUÍ cuando regresó al festival en 2017.

‘Canoa’ de Felipe Cazals. / Cortesía de IMCINE (Vía Cine PREMIERE).

El apando

Luego trabajó en la adaptación de El apando, novela homónima de José Revueltas, la cual fue escrita durante su estancia de tres años en el Palacio Negro de Lecumberri tras ser acusado de ser el “autor intelectual” del movimiento estudiantil de 1968. La película de El apando fue escrita por Cazals junto a José Agustín con la participación (mínima) de Revueltas. También contó con la fotografía de Alex Phillips Jr. y la música de Gonzalo Curiel.

El filme participó en San Sebastián en 1976, pero que se fue con las manos vacías. ¿La razón? La presidenta del jurado, la mexicana Dolores Del Río, pensó que El apando era repulsiva, y se salió de la proyección antes de que terminara el filme.

Delia Casanova y María Rojo como La Chata y Meche en ‘El apando’ de Felipe Cazals.

Las poquianchis

La tercera fue Las poquianchis, una crónica sobre el origen del grupo conformado por las hermanas González Valenzuela, quienes dirigieron una red de prostitución y trata en varias partes del país. Al momento de su captura, fueron acusadas también de torturar y asesinar a cientos de hombres, mujeres y niños.

Entre sus víctimas estaban niñas que a partir de los 13 años, eran secuestradas para explotarlas sexualmente. También eran torturadas en caso de quedar embarazadas, no obedecer las reglas, o bien, cumplir 25 años, pues ya grandes les eran inservibles.

Estas tres películas, como mencionamos, definieron el cine mexicano al tratarse de relatos testimoniales y exactos. En otras palabras, un cine que habló de la realidad con una conversación directa y bien articulada con la audiencia. A esta narrativa se le sumaron otros grandes directores de la época como Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo, Paul Leduc, y más.

María Rojo y Diana Bracho en ‘Las poquianchis’ de Felipe Cazals. / Foto: Cineteca Nacional

La época del Ariel

Felipe Cazals continuó con su trabajo fílmico con La Güera Rodríguez de 1977 y El año de la peste de 1979, cuyo guion corrió a cargo de Juan Arturo Brennan y Gabriel García Márquez. Esta cinta le valió a Cazals su primer Ariel como director.

En 1982 filmó Bajo la metralla, título que le dio su segundo Ariel por su trabajo en la dirección. En 1985 dirigió Los motivos de la luz, una de sus obras más conocidas sobre el caso de Elvira Luz Cruz, sentenciada a 40 años de prisión por el supuesto asesinato de sus 4 hijos. Los motivos de la luz le valió la Concha de Plata en San Sebastián. 

También le entró a la televisión con Cuentos de madrugada y Luces de la ciudad que dieron pasó a la película Las inocentes, El tres copas, La furia de un dios, (una adaptación libre de la obra de Camus), y Kino.

El retiro de 10 años de Cazals

Fue así como a principios de los 90, el director mexicano anunció su retiro del cine. Pero no fue definitivo, Cazals regresaba 10 años después con Su Alteza Serenísima de entrada al 2001. A este le siguió el docudrama Digna.. hasta el último aliento, Las vueltas de Citrillo, Chicogrande, y por último, Ciudadano Buelna de 2012. AQUÍ nuestra entrevista con Cazals por el estreno de Ciudadano Buelna.

Cazals siempre decía que sus películas no sólo le pertenecían a él, sino a cualquiera que se subiera al barco fílmico. Y no estaba de más. Empezó a hacer cine, uno realista y crítico, en una época peligrosa. Por lo que el peso de la medalla no sólo la debía cargar él, sino todos los que apoyaron su visión y ayudaron a que el cine mexicano encontrara una manera de salir a flote en medio de una época oscura, violenta y represiva.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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