“Fear is the mind-killer” es el mantra de Dune, la novela de Frank Herbert publicada en 1965. Y durante décadas la historia fue tan temida, que cargó con el título de ser la novela imposible de adaptar. Por un lado se reconoce la genialidad de Herbert al crear una épica del espacio que cambió el género de la ciencia ficción en la literatura y el cine.
Pero por el otro, después de algunos intentos (famosos) fallidos de adaptarla, se quedó en un nicho donde no sólo era intocable, sino que serviría solamente para influir en otras grandes historias que sí podían tener éxito y causar un impacto más profundo.
Pero en 2021 finalmente se concretó un adaptación fílmica de enormes proporciones en manos de Denis Villeneuve, uno de los directores más innovadores y emocionantes de los últimos años que nos trajo Dune tal cual la soñó: enorme, épica y justa con la complejidad de la obra misma. Aquí les dejamos nuestra reseña.
Y ahora, para este 2023, llegará Dune: Part 2 que promete ser más grande que la primera. Por eso nos quisimos echar un clavado en los intentos de adaptar Dune pero que se quedaron en meras palabras, aquellos que sí llegaron a ver la luz, los que tomaron a Herbert como mera inspiración y su paso por el nuevo milenio donde tuvo un recorrido interesante.
Pero para empezar, y en caso de que no sepan bien qué onda con la historia, les dejamos un breve introducción.
Dune
Dune nos presenta a Paul Atreides, un joven de 15 años que vive en Caladan, el planeta que su padre, el duque Leto, lidera como la cabeza de la Casa Atreides, una de las tantas que conforman el Imperio de Shaddam IV y las Grandes Casas del Landsraad. El emperador les da la orden a los Atreides de comandar Arrakis, un planeta hostil conocido como Dune, para que se encarguen de la extracción de la melange, una especia que sólo se encuenta en el desierto.
La melange es el producto más valioso en toda la galaxia a partir de sus cualidades curativas, pero sobre todo porque es el ingrediente secreto de los viajes intergalácticos. Sin embargo, su extracción es complicada por decir lo menos. Como mencionamos, sólo está en las profundidades del desierto de Dune donde habitan los gusanos de arena cuyo tamaño es de cientos de metros y se tragan todo lo que tienen a su paso.
Los Atreides deben llegar a Dune tras la “salida” de la Casa Harkonnen liderada por el barón Vladimir. Durante décadas estuvieron a cargo de la extracción de la melange, comerciándola y haciéndose ricos a costa del sufrimiento de una de las comunidades de Dune, los Fremen. La llegada de Paul, su madre Lady Jessica y el duque, significa una cosa: su casa pretende ser destruida.
Pero tienen algunas ventajas frente al poderío económico de los Harkonnen respaldados por el mismo emperador. Paul Atreides ha sido entrenado por Lady Jessica, quien forma parte de las Bene Gesserit, una escuela conformada de mujeres cuyos fines, meramente políticos, se centran en crear cuidadosamente vínculos y relaciones entre las casas para el nacimiento del Kwisatz Haderach o el mesías.
Paul podría ser el elegido, reforzando la profecía con su llegada a Dune donde los Fremen esperan que los libere.
Ahora sí, iniciamos el largo y tedioso recorrido de Dune…
Arthur P. Jacobs
En 1971, Arthur P. Jacobs, poductor de The Planet of the Apes, adquirió los derechos de Dune para realizar una adaptación fílmica. Para dirigir el proyecto se seleccionó a David Lean, el gran director británico que en la década de los 60 comandó dos de los títulos más grandes (y épicos) del cine: Lawrence de Arabia de 1962 y Doctor Zhivago en el 65.
Y para acompañarlo, estaría Robert Bolt, el guionista de estas mismas dos películas y ganador del Oscar en dos ocasiones. No había pierde, y más cuando pensamos que la historia de Lawrence de Arabia es muy similar a la de Dune en algunos aspectos: un sujeto ajeno al desierto, reconoce el valor de la cultura que lo habita, y decide ponerse de su lado para procurar su seguridad y la paz.
El proyecto iba bien, pero el mismo Jacobs tuvo que detenerlo para enfocarse en la secuela de El planeta de los simios, por lo que se atrasó y Lean se bajó del barco. A esto no tardó en salirse Bolt. El primer sueño de llevar Dune a la pantalla grande terminó, en realidad, con la inesperada muerte de Jacobs a los 51 años en 1973, un año antes de que la producción comenzara.
Alejandro Jodorowsky
Jodorowsky tenía un sueño llamado Dune, pero el sueño era tan ambicioso, que vio su fin mucho antes de lo esperado. ¿La razón? Dinero, el maldito dinero. La idea de Dune del director chileno era tan enorme, que no había dinero que alcanzara para realizarla. Ni tampoco tiempo o confianza.
Para que se den una idea, Jodorowsky gastó 2 millones de dólares de su presupuesto en la preproducción del filme. Es decir, antes de empezar a poner manos a la obra, el dinero casi ya se había terminado, y considerando los planes, no iba a alcanzar ni para la mitad de la obra. Quería que Pink Floyd y Magma trabajaran en el score.
Jodorowsky venía del éxito de El topo de 1970 y La montaña sagrada del 73. Así que le dieron carta abierta para su próximo proyecto. Él decidió que sería Dune y el productor Michel Seydoux le permitió todas las libertades. Pero cuando este vio un storyboard de 3 mil dibujos, se dio cuenta que la película no duraría dos horas como se había solicitado, sino 12. El indicador del principio del fin.
Los guerreros espirituales de Jodorowsky
La idea, desde luego, era majestuosa en todo sentido, y Jodorowsky subió al barco galáctico a los mejores artistas de la época, sus “guerreros espirituales”. Empezando por Jean Giraud, mejor conocido como Moebius, quién creó sus propios visuales y escenas en un recorrido que se veía espectacular en sus miles de bocetos.
También se sumó Hans Ruedi Giger, un artista suizo que ha influido en la cultura popular más de lo que creemos. Él creó el stand de micrófono de Korn, ¿lo recuerdan? El trabajo del artista siempre ha apelado a las ideas visuales de futurismo, la ciencia ficción, figuras biomecánicas y el erotismo a partir de los cuerpos humanos.
Chris Foss, quien había diseñado varias de ls portadas de las novelas de Isaac Asimov, le entró de lleno cuando el cineasta chileno le contó que en su Dune habría secreciones y eyaculaciones. Dan O’Bannon le entró al quite con los efectos especiales. Años después de que Dune se esfumara, O’Bannon se fue con Ridley Scott para hacer Alien y se llevó consigo a los guerreros espirituales: Giraud, Giger y Foss.
El elenco de Dune de Jodorwsky
Jodorowsky contrató a su propio hijo, Brontis, para interpretar a Paul Atreides, el protagonista indiscutible de la novela. El actor entrenó artes marciales durante dos años para poder darle vida a este personaje mesiánico en Dune. Sin embargo, después de él vinieron nombres más importantes como el de David Carradine, Udo Kier y Mick Jagger.
Pero los dos nombres que más impresionan aquí, desde luego son el de Orson Welles (como el Barón Harkonnen) y Salvador Dalí. Cuenta la leyenda que Dalí, como uno de los artistas más reconocidos y controversiales del siglo XX, puso algunas condiciones que Jodorowsky aceptó de inmediato a pesar de ser prácticamente imposibles… como la propia adaptación de Dune.
Dalí sería el emperador Padishah, Shaddam IV, y para que apareciera, sus amigos tendrían que participar en el filme como extras. Al ser un emperador de otra galaxia, pidió que el trono se diseñara con un excusado y un par de delfines sosteniéndolo; pero eso no fue todo. Dalí quería ser el actor mejor pagado de Hollywood, por lo que pidió que le dieran 100 mil dólares por hora.
Star Wars
En 1977, George Lucas tomó todo el imaginario de Dune, aquella historia complejísima, y escribió algo que en términos simples, era amigable. El estreno de Star Wars: A New Hope cambió al cine con uno de los éxitos comerciales más grandes en la historia que moldearía la cultura pop en varios sentidos.
Después del estreno, Frank Herbert se molestó porque, evidentemente, Lucas había tomado Dune para hacer Star Wars sin pedirle permiso. “Me esforzaré mucho por no demandarlo“, dijo en una entrevista. Negarlo sería tapar uno de los soles de Tatooine con un dedo, aunque también debemos reconocer que la saga tiene un montón de influencias que incluyen a Kurosawa.
Pero volvemos al punto. Star Wars es mucho más digerible que Dune en términos, incluso, narrativos. En Dune no hay tiempo para las risas ni los chistes, en Star Wars hay tiempo de sobra; sólo una persona muy necia negaría la relación entre los elementos más superficiales como las similitudes entre Tatooine y Arrakis; Sarlacc y los gusanos de arena; la existencia de un malvado Imperio totalitario; “la voz” y “la fuerza”.
Y para cerrar, el viaje que ha de hacer nuestro héroe que por un lado se llama Paul Atreides y por el otro Luke Skywalker. Dos jóvenes nobles, valientes y que adquieren, en distintas circunstancias, capacidades elevadas de combate, control, fuerza, poder y espiritualidad. Ambos son el centro de una profecía que tiene como fin la salvación.
Estamos en terreno peligroso. Lo sabemos. Y muchos apelarán a aquellas diferencias mínimas entre los protagonistas como el acercamiento con sus padres, el linaje, la perseverancia, la pureza de su lucha, y más. Pero no estamos aquí para juzgar, sino para reconocer aquellas adaptaciones de Dune que fueron fallidas, y aquella (sólo una) que tomó la novela como referencia para contar una historia inspiradora.
Ridley Scott
En 1976, Dino De Laurentiis (él estuvo detrás de La Strada de Fedrico Fellini) adquirió los derechos de Dune. En una movida bastante inteligente –en un principio– se acercó a Frank Herbet para que trabajara el guion de su espectacular novela, y el escritor tardó un par de años en entregarle el primer borrador. ¿El veredicto de De Laurentiis? Muy largo.
Por lo que buscó al novelista Rudy Wurlitzer para que le diera más forma al extenso guion de Herbert (duraba unas tres horas). El proyecto comenzó a tomar forma, una vez más, cuando el productor italiano le echó el ojo a Ridley Scott, quien había dirigido la impresionante adaptación de Los duelistas, su debut como director (se llevó el premio Cannes como director).
Y no sólo eso. En 1979, cuando fue contratado, se estrenó Alien y sabemos el impacto que tuvo. Recuerden que hace unos párrafos les contamos que aquellos que le dieron forma al Dune de Jodorowsky, molderon Alien, la cual representó un antes y un después en la ciencia ficción y el horror. Giger, justamente, le volvería a entrar al quite con la nueva idea de Dune.
¿Qué diablos pasó? La preproducción tomó más tiempo de lo esperado (un año) y el guion jugó un papel fundamental. Ridley Scott pensó que el trabajo de Wurlitzer se había despegado mucho del guion de Herbert, por lo que decidió abandonar el proyecto (también se ha hablado de la muerte de su hermano menor Frank como una de las razones de su salida).
El director estaba en la cima de su carrera, por lo que podía darse el lujo de abandonar la posibilidad de hacer Dune para ir en busca de otra obra majestuosa de la ciencia ficción. Tomó Do Androids Dream of Electric Sheep? de Philip K. Dick, publicada en 1968, y la convirtió en Blade Runner. ¿Y no es acaso una de las obras fílmicas definitivas del género?
David Lynch
Seremos honestos y honestas con ustedes. La adaptación de David Lynch de Dune no es mala, ni terrible, ni pésima. Sino todo lo contrario, es bastante buena. Y no lo decimos por subirnos a ningún tipo de conversación; sino como buenos fans que somos tanto de la novela como de la filmografía del director.
Lynch tenía dos películas que lo respaldaban tras convertirse en el líder de uno de los proyectos más ambiciosos de la década de los 80. Eraserhead, su debut de 1977, y The Elephant Man de 1980, la cual obtuvo ocho nominaciones a los premios Oscar que incluyeron mención para Lynch como Director y Mejor Película.
Por lo que Universal depositó su confianza y sus millones de dólares en manos del cineasta. La idea era crear la película de ciencia ficción más grande tomando como referencia la novela más importante. Lynch, de este modo, rechazó la oferta de dirigir una película titulada The Return of the Jedi. La historia y sus ironías.
Pero los ánimos estaban en el cielo después del intento de Jodorowsky, el cual se había entendido como un ensayo y error de lo que se debía hacer y lo que quedaba descartado.
¿Qué “falló” con Lynch?
Lynch, mucho más modesto, quería hacer una película de cuatro horas, pero le dijeron que no, que debía ser de dos. Obedeció a estas y muchas otras peticiones que complicaron la realización completa de su visión. Uno de los errores más grandes, por ejemplo, fue introducir a las y los espectadores en un lenguaje rebuscado sin dar contexto del mismo. Y de sopetón, sin hacer pausar, empezar a contar una historia que lleva tiempo comprender.
Pero de verdad. Más allá de eso, Lynch respetó la obra de Herbert, y ver la película implica hacer un recorrido muy bien estructurado de las situaciones y los tiempos. ¿Por qué fue un fracaso entonces? Sería arriesgado dar una respuesta, pero el mismo cineasta lo ha dicho: le amarraron las manos en prácticamente todo, hasta en el final cut que nunca fue. Mientras a Jodorowsky le dieron carta abierta, a Lynch lo sometieron a un montón de preceptos.
“Don’t make a film if it can’t be the film you want to make. It’s a sick joke, and it’ll kill you”, decía Lynch algunos años después del estreno de Dune. Un mal chiste, una carga que el director ha llevado por años y con la que lo han culpado, casi casi, de haber recaudado 31 millones de un presupuesto de 45. Injusto, por decir lo menos.
Pero el 14 de diciembre de 1984, se estrenó Dune. Si hemos de volver al pasado, las palmas se las lleva el equipo de marketing, el cual gastó una buena parte del presupuesto para promocionar la película en las fechas navideñas. Los promocionales apuntaban a la presencia de Lynch como el gancho principal y el nombre de Dino De Laurentiis como productor.
El elenco
Otro de los puntos más destacados de esta película es el elenco internacional, el cual viajó a la Ciudad de México (específicamente a los Estudios Churubusco) para filmar la película con un guapo y joven Kyle MacLachlan de 24 años en el papel principal.
Lynch mandó a llamar a algunos colaboradores como Jack Nance y Freddie Jones, y se aferró a algunos más como Dean Stockwell, Everett McGill y Alicia Witt. Estaban a su lado la hermosa Francesca Annis, José Ferrer, Sean Young, Patrick Stewart, Sting, Max von Sydow, Jürgen Prochnow y Sting (en una saldría Jagger y en la otra salió el exvocalista de The Police).
¿Un dato interesante que es poco conocido? Algunos actores y actrices mexicanas aparecen en Dune. Ernesto Laguardia sale como un joven esclavo de la Casa Harkonnen y de quien el Barón Vladimir parece abusar para posteriormente matar. También aparece Angélica Aragón, Humberto Elizondo, Margarita Sanz. Claudia Ramírez, Ana Ofelia Murguía, y más (esto de acuerdo a la información de IMDb).
La música
Si hay algo que no se puede citicar de la versión de Dune de Lynch, es la música. Toto se hizo cargo del score, una decisión que parece extraña pero que resultó ser bastante exitosa. Y acá hemos de dar las gracias a De Laurentiis, quien buscó que el soundtrack lo escribiera una banda que conectara con las audiencias más jóvenes. Toto venía del éxito de “Africa”, y con eso era suficiente.
También se puso sobre la mesa la posibilidad de traer a Georgio Moroder. Pero quien terminó como parte de la música del filme fue Brian Eno, quien se rumora escribió todo el score de Dune aunque a la fecha sólo ha salido “Prophecy Theme” en colaboración con Toto.
La traición contra Lynch
En 1988, se lanzó la versión para televisión de Dune de David Lynch. Desde luego, extendieron la cinta con una duración de tres horas sin respetar la edición que había hecho Lynch y aquella grosera decisión de no darle un final cut. De por sí el director estaba enojado con los resultados y todo el ruido que hizo el filme, que esta fue la gota que derramó el vaso.
Lynch obligó a los productores a que quitaran su nombre de la película, y en su lugar pusieran “Alan Smithee”. También pidió que saliera de los créditos del guion y pusieran el nombre de “Judas Booth”.
Richard P. Rubinstein
En 1996, Richard P. Rubinstein, conocido por ser el productor de Dawn of the Dead, adquirió los derechos de Dune… una vez más se emprendía un recorrido para adaptar la novela, pero esta vez menos “ambicioso” y más “certero”. Cuatro años después es que toma forma como una mini serie de tres partes que recibió tres nominaciones a los premios Emmy, de los cuales se llevó dos.
En 2003, se estrenó Children of Dune, de nueva cuenta en un formato de miniserie que reunía los dos libros que completan la trilogía original de Herbert, El mesías de Dune y Los hijos de Dune. Aquí aparecen rostros más conocidos como el de Susan Sarandon y un joven James McAvoy. La serie también fue aclamada en sus aspectos técnicos, y se llevó un Emmy por sus efectos especiales.
Paramount
Era 2008 y de manera sorpresiva, Dune volvía a ser objeto de interés para llevarse a la pantalla grande, esta vez en manos de Paramount Pictures y con el apoyo del mismo Rubinstein. Por lo que los planes arrancaron y en 2010, se decidieron por el director francés Pierre Morel con un guion de Peter Berg.
Morel venía del enorme éxito comercial de Taken (Búsqueda implacable, 2009) protagonizada por Liam Neeson; mientras el último proyecto de Berg había sido Hancock y se encontraba en medio de otro proyecto de ciencia ficción titulado Battleship. Pero nada.
Dos años después, se le dio carpetazo al proyecto. ¿La razón? Morel se bajó de la nave y Berg no pudo manejar los dos proyectos (Battleship, de Universal, requería de toda su atención al tener un presupuesto de 200 millones de dólares).
Y además, había un deadline, y la fecha de caducidad para Paramount terminó antes de que pudiera poner las cosas en marcha. Rubinstein no pudo llegar a un acuerdo y tampoco coincidieron mucho con las cuestiones creativas.
Denis Villeneuve
Ya mero llegamos al final. En 2016, Legendary Films ganó los derechos de Dune para la televisión y el cine. Por lo que venía la parte más complicada: ¿quién o quiénes realizarían la adaptación y se harían cargo de la dirección? A finales de 2016, surgió el nombre de Denis Villeneuve por dos razones.
La primera fue porque en una entrevista, el canadiense dijo que su sueño era adaptar Dune, pues había leído el libro cuando era un adolescente. Y la segunda, porque se estrenó Arrival en ese mismo año, la cual es considerada una de las mejores películas de ciencia ficción del nuevo milenio. Por lo que cerraron el trato con Villeneuve.
Y para reforzar la buena decisión, el canadiense tomó el mando de Blade Runner 2049, y a pesar de que le fue mal en taquilla (la misma maldición de la original), recibió muy buenas críticas y varias nominaciones a los premios Oscar, llevándose dos de cinco en donde destaca la fotografía de Roger Deakins.
Villeneuve aceptó realizar Dune con la condición de que se dividiera en dos partes. Una movida peligrosa porque la realización de la Parte 2 dependía del éxito de la primera, y a pesar de que se estrenó cuando la pandemia todavía estaba fuerte, a la cinta le fue increíble en cuanto a taquilla y crítica. Y ahora, tenemos una fecha de estreno para Dune: Part 2 programada para el 3 de noviembre de 2023.
El elenco
Dune tuvo y tiene uno de los elencos más espectaculares. Timothée Chalamet protagoniza la cinta como Paul Atreides junto a Rebecca Ferguson y Oscar Isaac como sus padres, Lady Jessica y el duque Leto Atreides (este último no volverá). Josh Brolin es Gurney Halleck, Jason Momoa tomó Duncan Idaho (tampoco volverá para Dune: Part 2) y Stpehen Henderson es Thufir Hawat, como la segunda mano de la Casa Atreides.
Stellan Skarsgård es el barón Vladimir Harkonnen, David Dastmalchian es Piter De Vries (no vuelve para Dune: Part 2) y Dave Bautista es Glossu Rabban. El elenco lo completa Zendaya como Chani, Javier Bardem como Stilgar, Sharon Duncan-Brewster como la doctora Kynes (no vuelve para la Parte 2), Chang Chen como el doctor Yueh (no regresa para Dune: Part 2) y Charlotte Rampling como la Bene Gesserit del Imperio.
Para Dune: Part 2 se incorporan nuevos actores y personajes tales como Austin Butler como Feyd-Rautha Harkonnen, Florence Pugh como la princesa Irulan, Christopher Walken, quien toma el personaje del emperador Padishah, Shaddam IV y Léa Seydoux como Lady Margot Fenring.
La producción
La adaptación de Dune y Dune: Part 2 la realizó Villeneuve en conjunto con Eric Roth y Jon Spaihts. La fotografía cayó en manos de Greg Fraiser, y esa elección siempre fue un poco “obvia”. Fraiser estuvo a cargo de Rogue One: A Star Wars Story, una de las películas favoritas de Villeneuve en el universo de Star Wars.
Luego, el score. Christopher Nolan quería que Hans Zimmer realizara el score de TENET, pero el compositor le dijo que no podía porque estaba involucrado 100 por ciento con Dune. El resultado fue tan espectacular (literal, Zimmer inventó algunos instrumentos para trabajar en la música) como los efectos especiales bajo la supervisión de Paul Lambert, quien había trabajado en Blade Runner 2049.
Jacqueline West y Robert Morgan se encargaron del diseño de vestuario; el diseño de producción fue de Patrice Vermette, uno de los colaboradores más cercanos de Villeneuve al haber trabajado en Prisoners, Enemy, Sicario y Arrival. Y por último, la edición de Joe Walker, quien también acompañó al canadiense en sus últimos tres proyectos fílmicos.