Luis Buñuel es uno de los directores más destacados en la historia del cine. Es, sin duda, el máximo exponente del surrealismo en el séptimo arte, el cual trabajó durante su exilio en México en cintas sorprendentes como Los olvidados, El ángel exterminador, Él, La ilusión viaja en tranvía, entre otras.  A través de estos filmes, Buñuel realizó una fuerte crítica a las condiciones económicas bajas que derivan, intrínsecamente, en las flaquezas de una sociedad como la mexicana. 

De este modo, el surrealismo en el cine se convirtió en algo más que una corriente, sino en una metáfora y una forma de denunciar realidades. De una forma muy distinta, y con un estilo narrativo completamente subjetivo, David Lynch ha hecho lo mismo. Si hacemos un repaso por su filmografía, podemos ver que sus historias incomprensibles y aturdidoras, reclaman un producto de las circunstancias sociales y políticas. 

Eraserhead de 1977 es una pesadilla industrial, una secuencia grotesca de un personaje solitario y triste que navega en un mundo maquinal e inconsciente. El personaje de Henry Spencer se encuentra en una ciudad (o pueblo) en blanco y negro en el que surge su relación con Mary, con la cual tiene un hijo/criatura del que devienen eventos extraños y sexualizados (el sexo y el erotismo en Lynch siempre ha servido como un encuentro funcional para presentar personajes contrarios). 

A Eraserhead le siguió The Elephant Man en 1980, Dune en 1984, Blue Velvet en el 86 y Wild at Heart en 1990. Todas ellas han generado un impacto en distintos géneros como el drama, la fantasía y el romance sin dejar de lado, como mencionamos, el factor disruptivo que apela a una parte negativa de nuestra sociedad. 

Wild at Heart, protagonizada por Nicolas Cage y Laura Dern, es una historia de amor juvenil en el que dos personas apasionadas, se desesperan por tanto amor y por las circunstancias que lo rodean, las cuales impiden que su historia fluya con “naturalidad”. Sin embargo, es más que eso. Wild at Heart es una visión decadente, corrupta, vulgar, sucia y caricaturesca de la modernidad. En una entrevista, David Lynch dijo que se trataba de un drama amoroso que recorre un camino dentro del caótico mundo de la modernidad, y agregamos, la posmodernidad. 

De acuerdo con Michel Maffesoli, sociólogo francés de lo cotidiano, existe una relación íntima entre la tragedia, la fiesta y la muerte, todas ellas asociadas a una unión y comunidad que lucha contra esta última en un drama que “evoluciona en función de los problemas que se plantean”. Esto es lo que sucede, de alguna manera, con Sailor y Lula, un rebelde que estuvo en la cárcel y una adolescente que quiere huir del dominio de su madre. 

Wild at Heart arranca con Sailor saliendo de la cárcel después de pasar un par de años encerrado tras matar a un hombre a golpes (en defensa propia). Lula, en un convertible y sosteniendo un cigarro, lo espera a las afueras de la prisión con el firme propósito de vivir su historia de amor. Lula le entrega a Sailor una chaqueta de piel que afirma el individualismo del enamorado que, irónicamente, existe en favor del amor de su vida, Lula. 

Los enamorados emprenden el camino hacia la libertad, pero se ve interrumpido por distintos episodios poco comprensibles que los hacen dudar, incluso, de la idea de que el amor es suficiente para permanecer unidos. Por un lado se encuentra Marietta, la intensa y sexualizada madre de Lula que contrata a Santos para perseguirlos, asesinar a Sailor y traer de vuelta a Lula. 

 

Pero eso no es lo peor. No sólo se tienen que enfrentar a Marietta, sino también a una sociedad vulgar e incoherente. Y es aquí donde las escenas típicas de David Lynch cobran sentido: lo horrible deja de ser sorprendente, es parte de la misma cultura.En la oscuridad”, decía el director, logras ver cosas que antes no se percibían no comprenden en su totalidad.  Y oscuro es el camino de Sailor y Lula en una reinterpretación de Bonnie y Clyde (una fórmula que exploró Tarantino y Oliver Stone en Natural Born Killers de 1994). 

Wild at Heart se resume como una parodia del amor juvenil y la idealización del mismo. El acento sureño de Lula forma parte de esa pasión exagerada y ese deprimente entorno en el que se desenvuelven. En una historia de amor como esta, debe coexistir en un desequilibrado momento la violencia, desesperación y dolor.

La decadencia de la sociedad de Lynch es bien representada por el personaje de Bobby Peru interpretado por Willem Dafoe. Este hombre es un gangster de poca monta con una imagen desagradable acentuada por su dentadura (o lo poco que queda de ella) y un bigote delgado por encima del labio superior. Peru es un exmarine que se encuentra con Sailor y Lula en un motel de paso. 

Ante la ausencia de Sailor, Bobby Peru entra a aterrorizar a Lula en una escena intensa que presenta los contrastes de cualquier comunidad. Primero, la violenta en una extraña petición sexual de orinar su cabeza. La mujer se niega ante la imagen desagradable del sujeto, pero termina cediendo (anímicamente) en un momento erótico en que la violencia se convierte en la parte más atractiva de la acción: el sexo como un rito de fiesta y la muerte como el fin de su lucha. 

Lynch, de este modo, explora las debilidades de la sociedad americana que se traduce, actualmente, en cualquier grupo social (real y/o virtual) en el que se discute el amor con base en la violencia. 

La adaptación de Lynch de la novela Wild at Heart de Barry Grifford, le dio al director una Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1990. Esta cinta ha servido como una introducción a la filmografía de David Lynch en la que se perciben los elementos que forman parte de su narrativa y los dos temas fundamentales de sus creaciones: el amor y la violencia. Wild at Heart llegó después de Blue Velvet, una de las películas más aclamadas del cineasta que también se define en amor y dolor, pero de una forma mucho menos kitsch y, por ende, atractiva. 

Nicolas Cage y Laura Dern, antes de comenzar a filmar la cinta, se fueron a un viaje a Las Vegas para conocerse y encarnar el amor pasional que se ve en la pantalla, que es exagerado y que de alguna y otra forma, es ideal. Wild at Heart permitió la llegada de producciones que supieron mezclar a la perfección las dos caras de Lynch que se ven por separado en Blue Velvet y Wild at Heart con Lost Highway (el penetrante saxofón es aquí el símbolo), The Straight Story con (basado en un hecho real), Mulholland Drive (la interpretación de Rebekah Del Rio) e Inland Empire (la famosa escena de los conejos).

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