Aprovechando que este 2 de julio Hermann Hesse cumpliría un año más de vida, queremos contarles un poco sobre la incursión del escritor nacionalizado suizo en la pintura. Sí, el autor de grandes novelas como Demian y Siddhartha, también le entró a las artes plásticas y no solo literarias, llegando a tener una obra pictórica de tres mil cuadros.
La pintura como fuente de escape
De acuerdo con el portal oficial dedicado a la vida y obra del novelista y poeta, Hermann Hesse se dedicó a la pintura a partir de la Primera Guerra Mundial. De hecho, en un inicio, el escritor de El lobo estepario comenzó a dar sus primeros trazos como una terapia ante una crisis personal muy fuerte que estaba pasando.
Esto porque, según El País, cuando tenía entre 39 y 40 años de edad, además de sobrellevar la guerra en Europa, su primera esposa, la fotógrafa suiza María Bernoulli, sufrió en 1916 un primer ataque maniacodepresivo y su padre perdió la vida.
Por ello, en 1916, se sometió a una terapia de psicoanálisis en Sonnmatt, Lucerna, con el doctor Joseph Bernhard Lang, estudiante y discípulo de Carl Gustav Jung, quien lo incitó a representar lo que soñaba de manera gráfica. Fue entonces que pintó sus primeros cuadros en Berna y en los alrededores de Locarno, en Tessin, Suiza; lugar donde comenzó su periodo de mayor creatividad y donde murió en 1962.
Sobre la pintura como una fuente de escape, Herman Hesse llegó a decir alguna vez lo siguiente: “Para toda la aflicción, que con frecuencia era insoportable, encontré una salida cuando empecé a dibujar y a pintar, cosa que jamás había hecho en la vida. Una cosa es que esto tenga objetivamente valor; para mí es una nueva inmersión en el consuelo del arte, que apenas podía darme ya la poesía. Es darse sin avidez, amar si deseo”.
La combinación de sus pasiones
Luego de dedicarse solamente a hacer autorretratos en 1917, un año después, Hermann Hesse crea sus primeros textos literarios acompañados de ilustraciones en Tessin, con el libro Excursión, el cual publicó en 1920. Algo que seguiría haciendo en beneficio de la Atención Alemana a los Prisioneros de Guerra, organización que fundó en 1916, ya que ofrece por primera vez a la venta ciclos de poemas con su ilustraciones.
Ya en 1919, el escritor ilustra su cuento El camino difícil y dibuja acuarelas para los Poemas del pintor. Y luego, en 1920, Hermann Hesse por fin realiza su primer exposición de pintura en la Galería de Arte de Basilea, además se presentan sus primeras acuarelas en la revista Wieland.
En 1921 aparece el álbum de arte Once acuarelas de Tessin, y un año después hace otra exposición junto con obras de Emil Nolde. También escribe y dibuja el cuento ilustrado Las transformaciones de Piktor para Ruth Wenger, quien se convertiría después en su esposa.
Luego, en 1925, se publica El paisaje de Lugano, de Josef Ponten, y en 1926 su relato El último viaje, ambos con pinturas de Hermann Hesse. Igualmente haría una exposición de 50 acuarelas en Berlín y 100 en Dresden, y sería hasta 1955 que se publica por primera vez un tomo llamado Acuarelas de Tessin y una serie con postales artísticas de sus obras.
Finalmente, en 1957, con motivo de su cumpleaños número 80, se realiza una exposición de sus acuarelas en el Museo Nacional Schiller en Marbach. El 9 de agosto de 1962 fallecería, pero tras su muerte, se organizarían exposiciones en todo el mundo de sus acuarelas; como en Tokio, París, Nueva York, Montreal, Madrid, Luxemburgo, Hamburgo y Sapporo.
¿Qué significaba la pintura para Hermann Hesse?
De las cartas que enviaba el escritor de El juego de los abalorios a sus amigos, se puede saber un poco lo que significaba para Hermann Hesse la pintura, como que para él sus acuarelas eran “una especie de poesías o sueños”, ya que le daban un lejano recuerdo de la “realidad”, además sentía que variaban según sus sentimientos y necesidades personales.
“Producir con plumilla y pincel es para mí el vino cuya embriaguez hace que la vida sea tan cálida y hermosa que se pueda soportar”, escribía en una misiva dirigida a Helene Welti, en 1919.
Incluso habla de cómo comenzó a distanciarse de la literatura para incursionar cada vez más en la pintura: “En estos años, desde que me dedico a pintar, me he ido distanciando de la literatura (…), hacia la que no habría sabido tomar otro camino”. O de la influencia que tuvo este arte en su escritura: “Como poeta, sin la pintura no habría llegado tan lejos”.
Hasta comparaciones entre ésta y la literatura: “Por mi propia experiencia, sólo conozco ya una tensión y una concentración similares (a las de escribir) en la actividad de la pintura”.
Pero sobretodo lo que representaba para Hermann Hesse la pintura; una forma de escapar, de descansar: “En respuesta a su saludo le envío un cuadrito que he pintado estos días, pues dibujar y pintar es mi forma de descansar. El cuadrito pretende mostrarle que la inocencia de la naturaleza, la vibración de un par de colores, incluso en medio de una vida difícil y problemática pueden devolvernos en cualquier momento la fe y la libertad en nosotros“.