Todos los años, sin importar el medio o la industria, se generan conversaciones y debates sobre distintos temas relacionados a lo político y social. Y todos ellos, en algún momento, como si se tratara de una regla u obligación, se convierten en moda para desaparecer cuando algo “nuevo” aparece y juega con la delgada línea de lo políticamente correcto. El año pasado fue la igualdad de género y la denuncia, un tema que se mantuvo a principios de 2018 y poco a poco fue perdiendo fuerza hasta terminar en noticias como el arresto de Emily Ratajkowski durante una marcha de feministas.
Ahora, hablamos con mayor fuerza, pero no siempre con argumentos válidos de discriminación, racismo y clasismo, pero no en las sociedades que han evidenciado desde hace mucho años una alienación ideológica basada en preceptos conservadores e intolerantes, sino de las nuestras: aquellas que a pesar de seguir en un papel de víctima, han tomado una postura de victimario desde dentro, contra lo desconocido y lo que denota una supuesta ignorancia.
Hablamos de las sociedades latinoamericanas, en específico de la mexicana, la cual sufre por un millón de paisanos cuyos derechos han sido violentados de forma continua en la frontera, esa sociedad sufre por la pobreza cíclica de ciertas comunidades o sectores, se indigna con la situación vulnerable de la mujer dentro de un Estado feminicida, pero al mismo tiempo rechaza la idea de que una actriz (porque lo es) indígena, se haya convertido en una de las figuras más importantes del año.
Primero, porque Yalitza Aparicio no es actriz; en segundo lugar, porque es de tez morena y eso no la hace bonita ni digna de una editorial para una revista internacional; y en tercer lugar, porque si estaba destinada a ser una ayudante doméstica como su mamá, ¿entonces qué tiene de especial que interprete a una en una película de Alfonso Cuarón?
Yalitza Aparicio sí es actriz, y también es maestra “a medias”, pues antes de embarcarse en la filmación de ROMA, estaba en proceso de formación para convertirse en maestra como su amiga Nancy García, quien también debutó en esta película. Y sin importar si The New York Times, los Premios Gotham, los Hollywood Film Awards y los que faltan la consideran como la mayor revelación de año, Yalitza sólo puede decir que “está feliz de estar aquí”.
En realidad, Yalitza ni siquiera iba a audicionar para el papel de Cleo, sino su hermana cuyo estado avanzado de embarazo, le impidió asistir. Y todo estuvo a punto de derrumbarse cuando su familia le advirtió, como comentó durante la conferencia de prensa en el FICM 2018, que podría tratarse de trata de personas, una historia recurrente no sólo en México o Latinoamérica, sino varias partes del mundo. Pero al final, llegó más por curiosidad que por una vocación de actriz porque nunca había aparecido alguien en su comunidad para pedirles que aparecieran en una película, y menos de un tal Alfonso Cuarón.
Yalitza, a la tercera audición, conoció al director, quien la había estado buscando por muchos años teniendo en mente a Libo Rodríguez, la nana que lo cuidó desde los nueve meses y se convirtió en el pilar de su familia. Para Cuarón, Yalitza era Libo, su parecido físico sobre todo, y con eso fue más que suficiente. El director no buscaba actores de profesión, sino personas que tuvieran un parecido a los personajes reales, a lo que llegaba de su memoria alimentada, al mismo tiempo, por la memoria de Libo. ¿La coincidencia? Liboria y Yalitza son de Oaxaca. Libo de Tepelmeme y Aparicio de Tlaxiaco, un pueblo con –más, menos— 40 mil personas.
En una entrevista del director mexicano con Letras Libres, se reveló un momento clave de una película pasada en la que Libo hizo su primera aparición, Y tu mamá también de 2001. Mientras viajan hacia la playa, Tenoch, interpretado por Diego Luna, reconoce que nunca ha visitado el pueblo natal de Leodegaria, su nana, quien en algún momento también fue su mamá… y así, sin saber nada de la vida privada y personal de Libo, Cuarón comenzó un viaje de memoria e imaginación para reconocer cada aspecto de la vida de quien también fue su madre.
Cuando platicamos con Cuarón sobre ROMA, nos dijo que hizo un viaje a detalle en la vida de Libo: ¿cómo era su cuarto?, ¿cuando despertaba se quedaba sentada o se levantaba inmediatamente?, ¿cómo era su despertador?, ¿qué hacía fuera de casa? Sobre todo esta última para reconocer una realidad que estaba alejada de su “burbuja clasemediera”.
Y Yalitza, sin ser actriz, como dicen, supo representar a Libo y su historia, la historia con la familia Cuarón en la que se cuenta el amor hacia su nana, pero el hecho de que no podía dejar de ser una empleada. Sin embargo, lo que creemos llevó a Yalitza a convertirse en la figura de este año, como tanto la han mencionado, fue el hecho de que su propia mamá (sin nanas ni empleadas de por medio) fue ayudante doméstica.
ROMA se estrenará este viernes 14 de diciembre en Netflix.