Aunque muchos la relacionan inmediatamente con su programa “Mujer… casos de la vida real”, que era algo así como la versión light de “La Rosa de Guadalupe” y “Lo que callamos las mujeres”, Silvia Pinal es de las pocas actrices mexicanas que puede presumir una larga y productiva carrera que abarca televisión, teatro y cine. En éste último es donde, sin duda, tiene trabajos con los que, desde hace años, forma parte de las leyendas de la cinematografía nacional.

Bueno, no hay que negar que con títulos como La hermana trinquete  uno sólo puede exclamar el fino “¡chiale, qué onda con esto!”… pero honor a la mujer que protagoniza una de los mejores filmes del cineasta español, Luis Buñuel.

Viridiana

Precisamente con esta cinta es con la que comenzamos este breve recuento de los filmes que pueden considerarse como fundamentales en la filmografía de Silvia Pinal. Dirigida por Buñuel, en esta cinta de 1961 (basada en la novela Halma, de Benito Pérez Galdos) se narra la historia de Viridiana (Pinal), una inocente novicia que, antes de ordenarse, visita a su tío y benefactor de sus estudios clericales. Sin embargo, éste al reencontrarse con la hermosa religiosa, dice recordar a su difunta esposa. El asunto llega hasta un intento de violación, el suicidio del tío y Viridiana abandonando su vida religiosa, pero no su misión caritativa.

Si en lo anterior ya había suficientes elementos para que el franquismo censurara el trabajo de Buñuel, la segunda parte deja a las cintas modernas, ésas que presumen subversión, como una verdadera broma: la completa deformación de la bondad, el rechazo a la idea de que la gente pobre  es  buena (ni hablar mujer, no todos son como Pepe el Toro)… y claro, la razón (una de tantas) por la que se pidió la excomunión de cualquier implicado en la película: la escena en que después de atascarse, un grupo de vagabundos representa “La última cena”.

Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes, sobra decir que ésta es la mejor película de Silvia Pinal.

El Ángel Exterminador

Parece que el recuento es de Luis Buñuel y no de Silvia Pinal, pero qué hacer si las dos mejores películas de la mexicana fueron dirigidas por el español. En fin, un año después de Viridiana, Buñuel presentó otra obra maestra. En esta ocasión Pinal, Enrique Rambal, Claudio Brook, José Baviera, Jaqueline Andere, Ofelia Guilmáin y varios actores más, dan vida a un grupo de burgueses que, por razones surrealistamente desconocidas, no consiguen abandonar el cuarto de una mansión. Así de “simple”.

Con final desconcertante, El Ángel Exterminador presenta escenas que se repiten una y otra vez. Pero no hay error, todo es parte de un montaje perfectamente consciente.

Un Rincón Cerca del Cielo

No necesariamente las mejores películas son en las que se tiene el protagónico. Y como en esta lista tampoco aplica la línea cronológica, brincamos hasta 1952, año en el que Silvia Pinal fue parte del elenco de esta cinta estelarizada por Pedro Infante, quien interpreta a Pedro González, un hombre de provincia que llega a la capital, ya saben, con sueños e ilusiones que nomás no llegarán a realizarse.

Mientras Pedro (y su esposa) viven en la pobreza extrema pero, aparentemente, son felices, Sonia Ileana (Pinal) es la contraparte y, harta de las carencias, abandona a su padre, Don Chema (Andrés Soler) para ser la mujer del jefe de éste. Por supuesto que las lágrimas, golpes, humillaciones y futuros arrepentimientos no se dejan esperar. La actuación en esta cinta le valió a Pinal el Ariel a la mejor coactuación femenina.

El Inocente

Además de estar presente en varios medios, Silvia Pinal dio (y sigue dando) muestras de su facilidad para interpretar en cualquier género. La comedia es uno de sus fuertes y esta película en la que comparte créditos con Pedro Infante es un buen ejemplo.

Tras quedarse varada en carretera (en plena noche de Año Nuevo), Mané (Pinal) recibe la asistencia del cotorrón mecánico Cutberto Gaudázar “Cruci” (Pedro Infante)… solitos, en año nuevo y con chupe en las venas, el final de la noche resulta previsible. Bueno, no tanto. Aunque nada pasa entre la espontánea pareja, la familia de Mané (billetuda, por cierto) piensa lo contrario, así que una boda funciona para “limpiar” el honor de la familia. Ya que son de distintas sociedades, el asunto va tomando tintes cada vez más cómicos y todo termina de forma inesperada (no es cierto)

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