Alemania después de la Primera Guerra Mundial –está de más decirlo– quedó devastada y hundida en un horror colectivo llevado por el hambre, la pobreza, el escenario desolador, la incertidumbre y sobre todo, el sentimiento de haber sido vencidos. Y no se trata de una cuestión de orgullo nacional, sino de la pérdida de un objetivo en común que compartían los alemanes y que, actualmente, los ha llevado a ser una potencia mundial en todos los sentidos.

Ante el horror de un escenario que se pintaba con oscuridad y cierto odio hacia las autoridades que habían dirigido a su propio pueblo a la miseria, surgió una expresión artística denominada expresionismo alemán, el cual planteaba una realidad totalmente distorsionada que resaltaba las emociones del momento, en este caso, esa desolación y odio.

Surgida a principios del siglo XX, el expresionismo se aplicó en la arquitectura, la pintura, el teatro y, posteriormente, en el cine con grandes obras que resaltan la esencia del movimiento. Una de las primeras, o mejor dicho la que abrió el expresionismo a un plano internacional, fue El gabinete del doctor Caligari de 1920, la cual marcó un antes y un después en la historia del cine alemán y todos los personajes involucrados como sus cineastas, actores y directores de arte.

Soldado alemán herido en 1915. / Getty Images

El primer horror físico y psicológico de esta cinta, también planteó las bases del género gracias a la presencia de un sonámbulo llamado Cesare y un hombre misterioso que lo controla y lo manda a asesinar gente llamado Caligari. Sin embargo, y a pesar de que Caligari fue el ensayo –sin error–, surgió dos años después una película que a 96 años de su lanzamiento, le ha regalado a las audiencias dos de las escenas de terror más escalofriantes de la historia y la primera figura  de terror dentro de la cultura pop y que, sorpresivamente, ha sobrevivido hasta ahora.

Se trata de Nosferatu, eine Symphonie des Grauens (conocida simplemente como Nosferatu) de 1922 bajo la dirección de F.W. Murnau.

‘Nosferatu’ y las escenas de terror que marcaron la historia
Foto: Getty Images

Nosferatu nos presentó la historia de tres personajes. El primero es Hutter, un agente inmobiliario cuya novia Ellen, se convierte en la obsesión más grande del conde Orlok. Pero, ¿cómo es que estos personajes se unen? Hutter es enviado al castillo del conde Orlok porque éste está interesado en comprar una propiedad en el pueblo donde vive Hutter y Ellen.

Cuando nuestro “héroe” llega a al castillo, comienza el horror y la ansiedad del monstruo chupasangre de beber algo de Hutter; sin embargo, todo su interés cambia cuando descubre a Ellen. Esta obsesión llega no con la idea de una belleza sobrenatural, sino con algo muchos más íntimo y relacionado, de alguna manera, con un vampiro: el sonambulismo.

Así, cuando Hutter cae enfermo con la mordida, Orlok se sube a una embarcación llena de ataúdes, contamina a todos los marineros, llega al pueblo y, finalmente, hace de las suyas con Ellen a costa de su propia existencia. La leyenda decía que un vampiro como Orlok sólo podía ser derrotado por una mujer, la cual lo convencería de quedarse con ella hasta el amanecer hasta que tenga contacto con la luz, el equivalente a su kriptonita.

En este breve resumen de Nosferatu, hay dos cosas que resaltar y que nos llevan a la importancia de este filme: su enorme parecido con Drácula de Bram Stoker y las dos escenas que han hecho de este filme uno de los más artísticos e innovadores de su época, del género de terror y la historia del cine. La primera, su inocente similitud con la novela del irlandés, casi se lleva la obra al olvido. Prana-Film, la casa productora encargada de Nosferatu, no llegó nunca a un acuerdo para adaptar la novela Drácula; sin embargo, decidieron continuar con el proyecto al retomar la historia y cambiar algunos detalles como el nombre de los personajes, locaciones y más.

‘Nosferatu’ y las escenas de terror que marcaron la historia
Foto: Getty Images

El conde Drácula se convirtió en Orlok, Jonathan Harker se llamó Hutter. La famosa Transilvania también dejó su nombre real para adoptar uno más alemán, etcétera. Pero nada de esto fue suficiente y la familia de Stoker, sobre todo su esposa Florence, detectaron estos cambios y acusaron a Prana-Film de plagio. ¿Los resultados? Se mandaron a destruir todas y cada una de las copias de Nosferatu (y eso sí habría sido terrible y horrible) pero, como siempre, sobrevivieron algunas…

Nosferatu fue la primera y última película de Prana-Film, la cual cayó en crisis y terminó con una acusación de derechos de autor encima. La misma suerte corrieron sus fundadores Enrico Dieckmann y Albin Grau, conocidos ocultistas que practicaban ciertas prácticas esotéricas en grupos de Alemania y todo Europa. Su objetivo con Prana era hacer películas meramente ocultistas; es decir, destinadas a presentar las artes ocultas, o bien, el sentido de oscuridad y decadencia del género de terror. De este modo, ¿cómo Nosferatu no se iba a convertir en la gota que derramó el vaso del cine de terror?

Con esto en mente, también llegan las dos escenas más escalofriantes que, como mencionamos, a 96 años de su salida, siguen causando repulsión y verdadero miedo. Las dos son protagonizadas por Orlok en sus momentos más vulnerables y de vampiro. La primera se da en su propio castillo y en presencia de Hutter cuando este se encuentra en su habitación y siente una presencia fuera. Abre la puerta y ve a Orlok parado en el marco de una puerta acercándose a la suya.

Las luces, los fuertes contrastes, la pasividad del personaje, su forma de permanecer quito y su físico desagradable, contribuyen a que la escena, por sí misma, cause incomodidad y miedo. La segunda se presenta con la llegada de Orlok a la casa de Ellen y la muerte de la misma. Ella, con su sonambulismo, parece invitar a su casa al enemigo. Con tan sólo sombras, vemos al monstruo subir las escaleras y abrir la puerta, para después presentarse ante Ellen como su verdugo lo que lo lleva al mismo tiempo a su muerte.

‘Nosferatu’ y las escenas de terror que marcaron la historia
Foto: Reuters

Mucho se ha hablado de la importancia de diversos filmes expresionistas en la representación de la sociedad alemana de la época, como si se tratara de una metáfora en la que un personaje de terror, llámese Orlok o Caligari, demostraran la situación de un país que se encontraba en total decadencia como consecuencia de una guerra… y que peor aún, volvió a repetir su historia con resultados mucho más grandes y trágicos que se convierten, finalmente, en una verdadera historia de terror que supera siempre la ficción.

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