Por Arturo Aguilar
A poco más de dos décadas de que se presentara al mundo el movimiento fílmico conocido como Dogma, esta apuesta por un cine naturalista y con ciertas restricciones y reglas narrativas, es que uno se sus pioneros está de vuelta con una nueva producción. Por supuesto que estamos hablando de Thomas Vinterberg, quien en 1998 lanzó su ópera primera titulada Festen, y al controversial Lars Von Trier.
Sin embargo, hoy nos centraremos en el nuevo filme de Vinterberg, quien vuelve a colaborar con Mads Mikkelsen. En 2012, ambos nos entregaron un intenso viaje en La Caza, la historia de un solitario profesor de jardín de niños que mientras trata de reconectar con su hijo (a través de un divorcio), es acusado por una de sus pequeñas alumnas de conducta sexual inadecuada.
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Una mentira infantil con brutales consecuencias y efectos en la vida de este maestro y del pueblo donde vive. La película tuvo un fuete impacto a nivel internacional, y fue nominada al Oscar a Mejor Película en Lengua Extranjera. En su nueva colaboración desde entonces, Vinterberg y Mikkelsen logran con Another Round una película que se ubica entre los mejores y más memorables trabajos de cada uno.
Another Round
Aunque alguna vez fue el maestro más brillante en la escuela secundaria donde trabaja, Martin (Mikkelsen) ha caído en una suerte de depresiva y aburrida monotonía y falta de inspiración, las cuales son aparentemente permanentes.
Apenas está presente en sus clases, los estudiantes y sus padres intentan una intervención. Y las cosas van tan mal, que incluso su matrimonio parece pronto llegará a su final. En una celebración de cumpleaños, sus tres colegas más cercanos –todos hombres y también profesores de distintas clases en la escuela donde trabaja el protagonista–, engatusan al bonachón Martin para que se emborrache con ellos.
Durante la borrachera sale a la conversación la teoría de un psiquiatra noruego, Finn Skarderud, quien afirma que los seres humanos nacemos con un déficit de alcohol en la sangre: 0.05 por ciento menos de alcohol. Esto podría ser el equivalente de un par de tragos al día. De acuerdo a la hipótesis de Skarderud, tener ese 0.05 por ciento de alcohol extra en la sangre es positivo para el ser humano, tanto física como emocionalmente. Nos brinda seguridad, calma, tranquilidad, felicidad.
En los siguientes minutos veremos cómo este cuarteto de hombres decide poner a prueba la idea utilizándose como sujetos de prueba, y con un ánimo y curiosidad lo suficientemente académico o científico para hacerlo tomando notas y llevando un registro de los tragos, así como del nivel de alcohol en la sangre. Su prueba los lleva a comprar alcoholímetros comerciales para uso personal.
La idea original es enfrentar de modo alegre y con buena actitud el día, y ver si ese ánimo que se suele tener tras un par de tragos, se traduce en una mejor vida personal o profesional.
Una reflexión sobre la felicidad y la vejez
Inicialmente, la bebida parece enormemente beneficiosa. Un Martin revitalizado comienza a relacionarse con sus estudiantes y a dar inspiradoras y cautivantes clases, sorprende a su esposa con su nuevo entusiasmo. Pero a medida que el grupo avanza en su experimento, los problemas que han estado tratando de evitar o ignorar, pasan a primer plano.
Dirigida de manera tan divertida como mordaz por parte de Thomas Vinterberg, y con una singular energía, Another Round es una comedia sobre cómo los hombres lidian con la vejez, en paralelo con una observación honesta del alcoholismo socialmente solapado y celebrado. Todo esto lo hace com un Mikkelsen que nos sumerge en el terreno de la tragicomedia brillantemente diseñada y ejecutada.
Pero lo que resulta particularmente notable en Another Round, además de la inspirada actuación de Mikkelsen, es la capacidad de Vinterberg para que el argumento y la construcción detallada de esta premisa, resulten en una película que no hace un juicio de sus protagonistas ni los califica. Eso sí, nunca de detiene para exponer crudamente los vicios y excesos en este grupo de hombres en sus acciones.
Hay una perspectiva sociológica y antropológica que mira a los personajes como sujetos de un documental de naturaleza, que por igual nos divierte y emociona con las aventuras y problemas de sus salvajes protagonistas.
Y aquí es donde Vinterberg invita al espectador y permite algo muy especial y una de las provocaciones fundamentales del cine: la interpretación moral o ética de estos comportamientos personales y sociales (al igual que el consumo de bebidas alcohólicas entre mayores de edad) es responsabilidad de cada espectador.
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