Hace unos días, Amazon Prime Video lanzó su nueva apuesta fuerte, La Jauría, una impactante serie que aborda temas como el abuso sexual y violencia de género a través de una óptica distinta. En resumen, esta serie dirigida por Lucía Puenzo, trata de la desaparición de una estudiante a través de un juego –o retos– en línea donde grupos de hombres deben cumplir requisitos para “recordarles a las mujeres su lugar en la sociedad“, mientras un grupo de policías –conformado por mujeres– investigan a fondo dicha desaparición.


En cualquier escenario, las mujeres y niñas nacen en desventaja frente a los hombres. Cada una de las instituciones o estructuras culturales de las sociedades en todo el mundo, de manera histórica, están diseñadas para mantener a las mujeres subordinadas frente a un poderío masculino que en la actualidad se mantiene a flote, pero que poco a poco ha perdido su fuerza.

Antes (y no hace mucho, en realidad), la función de las mujeres en la sociedad era meramente reproductiva; y en lo privado, como un objeto para satisfacer las necesidades de los hombres en cualquier aspecto: sexual, familiar, religioso, político e incluso económico. Simplemente, la humanidad se regía por principios casi divinos que determinaban que el lugar de una mujer siempre iba por debajo, o detrás, que el de su contraparte masculina.

Marcha feminista del 8 de marzo de 2020. / Foto: Michelle Rosas

Violencia histórica contra las mujeres

Durante siglos, las mujeres y niñas ocuparon un lugar que nunca eligieron. Con miedo, obedecieron las costumbres, las tradiciones, siguieron al pie de la letra las reglas de las religiones. En silencio vivieron los horrores de la violencia, la desigualdad y la discriminación. 

Y ahora, las cosas son algo distintas. Las mujeres y niñas seguimos siendo víctimas de una violencia histórica, pero la diferencia es que ahora tenemos la capacidad y la consciencia de alzar la voz. No tenemos acceso a los mismos servicios de salud que los hombres, ni a la alimentación. No gozamos de las mismas libertades y somos las principales protagonistas de explotación y cualquier tipo de violencia sexual; forzadas a establecer matrimonios infantiles; vivir violencia doméstica; atravesar mutilaciones genitales femeninas.

Foto: Sopitas.com

Pero ahora se reconocen cada una de esas acciones como un delito que no puede ni debe coexistir en las sociedades de la actualidad. Hoy sabemos que si un sujeto no entiende que “no” es “no”, está violentando la libertad y nuestro derecho de sentirnos seguras dentro y fuera de nuestros hogares. Tenemos claro que una pareja amorosa no puede dictar la forma en que nos vestimos, nos expresamos, vivimos. Después de siglos –sino es que milenios–, sabemos que todo esto debe terminar. 

La violencia de género, o lo que ahora conocemos como tal, siempre ha existido, pero antes no tenía un nombre que nos hiciera comprender que éramos víctimas de leyes y reglas de las que nunca participamos para su creación. Hombres determinaron la forma en que las mujeres debían vivir. 

Las producciones de televisión como un espacio feminista

El futuro es femenino y feminista. En todo el mundo se han construido diversos grupos conformados por mujeres que tienen una sola idea en mente: equidad de género, lo cual se traduce en igualdad de oportunidades a partir del acceso a los derechos más básicos y a las mismas oportunidades en contextos como el laboral, familiar, sexual, político y religioso.

Todos estos colectivos, liderados por mujeres feministas, se han apropiado de espacios que nunca fueron nuestros para conversar sobre las distintas formas de violencia de género que viven miles de mujeres y niñas en el mundo.

Antonia Zegers como la comisario Olivia Fernández en ‘La Jauría’. / Foto: Cortesía Amazon Prime Video

Y qué mejor manera de hacerlo que la industria del entretenimiento. El cine y la televisión en los últimos años, han servido como una forma de hablar de la lucha de las mujeres por sus libertades, así como las posibles formas de erradicar la violencia de género. Sin embargo, y para ser honestos, estos foros eran definidos y dirigidos por hombres que desde su privilegio, interpretaban las palabras y el actuar de las mujeres. 

Y no se trata de juzgar mal. No se trata de señalar lo negativo de manera superficial, pero sí de reconocer que si vamos a contar historias de mujeres, entonces son las mujeres quienes deben hacerlo: escribirlas, dirigirlas, producirlas, actuarlas e iniciar los debates que las involucran.

Daniela Vega como Elisa Murillo en ‘La Jauría’. / Foto: Cortesía Amazon Prime Video

La historia de La Jauría

Como mencionamos al principio del texto, el 1o de julio, como parte de las producciones originales de Amazon Prime Video, llegó a su catálogo La Jauría, la primera serie chilena que tiene al centro de su historia a Blanca Ibarra, una estudiante –menor de edad– que lidera un colectivo feminista. Ella y el grupo deciden hacer una toma en la escuela donde estudian a partir de que se denunció a uno de los profesores por abuso sexual contra algunas alumnas.

La escuela, privada y católica, quiere silenciarlas, pero ninguna de ellas está dispuesta a hacerlo. Todo da un giro de 180 grados cuando Blanca desaparece sin motivo alguno para unos días después, “aparecer” en un video donde es víctima de una violación grupal. El video, subido a las redes, se viraliza y convierte a Blanca en objeto de burlas, señalamientos y críticas.

Mariana Di Girolamo como Sofía en ‘La Jauría’. / Foto: Cortesía Amazon Prime Video

Tres agentes de la policía comienzan a investigar el caso y descubren que Blanca fue víctima de una estructura piramidal de hombres reunidos en “jaurías” que tienen el único objetivo de hacer daño a las mujeres. A través de una serie de pruebas en internet en un juego conocido como “La Jauría de Lobos”, grupos de hombres deben acosar, molestar, violar, desaparecer e incluso matar mujeres para dejar un mensaje: ellas siempre irán por debajo, ese es su lugar. 

Los personajes principales de La Jauría, tiene una mayoría femenina con nombres grandes de la actuación chilena como los de Daniela Vega, Antonia Zegers, Mariana Di Girolamo, Amparo Noguera, Paula Luchsinger, entre otras.

¿Por qué La Jauría es una serie necesaria?

Violencia sexual, abuso de poder, corrupción, instituciones machistas, violencia doméstica, feminicidios, y falta de justicia, son los temas más importantes que toca La Jauría en su primera temporada. Y todos son temas que forman parte de las agendas internacionales, especialmente la de la región de Latinoamérica, una de las más peligrosas para las mujeres.

En 2018, Chile protagonizó una serie de manifestaciones feministas para denunciar casos de extrema violencia cometidos contra decenas de mujeres que iban desde abuso infantil hacia violaciones grupales. México ha visto apariciones feministas similares, pues es uno de los países más peligrosos para ser mujer. Las cifras indican que diariamente se cometen 11 feminicidios… 11 mujeres son asesinadas todos los días por el simple hecho de serlo.

Póster oficial de La Jauría Foto: Cortesía Amazon Prime Video

A partir del #MeToo de 2017, el cual surgió cuando se reveló que Harvey Weinstein (productor de Hollywood) durante dos décadas había abusado, acosado, violado y sometido a cientos de mujeres, es que en todo el mundo nacieron movimientos de denuncia para revelar la violencia sistemática contra las mujeres.

Imagen de ‘La Jauría’ de una toma de protesta. / Foto: Cortesía Amazon Prime Video

Ficción basada en distintas realidades

La Jauría, desde la ficción, presenta un panorama particular de la realidad de las mujeres chilenas y de varias partes del mundo. Desde que son víctimas de ataques sexuales, la falta de apoyo para recibir justicia, los señalamientos de la opinión pública, la revictimización a través de la publicación en redes sociales de su intimidad, hasta los asesinatos.

La primera temporada de La Jauría, como una producción de entretenimiento del género de drama y policiaco, abre una conversación urgente en torno a la cotidianidad –lamentablemente– de las mujeres y niñas. 

Imagen de ‘La Jauría’ de una toma de protesta. / Foto: Cortesía Amazon Prime Video

La exposición del abuso sexual a menores, perpetrado por familiares de las víctimas o figuras de autoridad, forman parte de la historia de la serie a partir de que un profesor abusa de alumnas, justificando sus acciones a partir de la libertad artística. Pero la realidad es que miles de niñas y adolescentes son abusadas, acosadas y hostigadas por maestros y compañeros de escuela.

Uno de los puntos más importantes a tratar en La Jauría, es la de la viralización de un video e imágenes íntimas de una víctima de violencia sexual.

A finales de 2019, en la Ciudad de México se aprobó la Ley Olimpia, una serie de disposiciones que sancionan la violencia digital. En otras palabras, se le puede dar cárcel a aquellas personas que filmen, graben audios, tomen fotos de sus parejas en momentos íntimos sin su consentimiento, y que además estos sean publicados en la red, igual, sin el consentimiento de la persona.

Los ocho episodios de la primera temporada de La Jauría  se encuentran disponibles en el catálogo de Amazon Prime Video. 

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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