Zach Wilson se convirtió en el nuevo jugador de los New York Jets, que hicieron válido el segundo pick del Draft 2021 de la NFL para reclutar al quarterback originario de Utah, y quien es considerado un atleta en toda la extensión de la palabra y esto es producto de la presión que ejercieron sus padres desde que era niño.
Wilson destacó en casi todos los deportes, pero en especial en el basquetbol y en futbol americano durante su etapa en Corner Canyon High School, donde el entrenador del equipo de basquetbol trató de convencerlo para que eligiera al deporte ráfaga, pues consideraba que Zach tenía condiciones.
Rechazó al basquetbol por el futbol
En la duela, Zach destacó en la posición de escolta, pero también como base. Siempre fue señalado por su baja estatura, aunque gracias al basquetbol pudo ganar un poco de altura. Actualmente mide 1.91 metros.
Durante la temporada 2017-18, Wilson promedió 10.6 puntos a lo largo de 46 partidos, además de 3.9 asistencias y 3-5 rebotes, pero siempre prefirió el futbol, pues en casa creció siempre al lado del ovoide.
Presión por destacar en los deportes
Su padre le regaló su primer balón de futbol americano cuando era un bebé. Y no era de extrañarse, ya que su padre, Mike, jugó como colegial como defensivo en Utah, por lo que éste fue el deporte que siempre lo acompañó, dentro y fuera de casa.
Durante los veranos, Mike llevaba a Zach a los campamentos de la universidad de Utah y su primer acercamiento real con el futbol americano sucedió a los siete años, cuando su padre lo lanzó ante un linero de 90 kilogramos.
Zach creció con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, por lo cual era un niño inquieto. Esto lo llevó a jugar su primer partido a los ocho años de edad, pero además a destacar en dicho juego con dos touchdowns.
Zach Wilson rechazó a Boise State
Como atleta, Zach despertó la atención de Boise State para que llevara a cabo ahí sus etapa universitaria. En abril de 2017 había un acuerdo, por lo que era cuestión de tiempo para hacer el “fichaje”.
Sin embargo, el 12 de diciembre se comunicó para anunciar que no iría a Boise State, sino a Brigham Young University. El motivo era simple: la distancia.
Al quedarse con los Cougars, Zach tendría la oportunidad de conducir a casa cada domingo. La decisión molestó sobre todo a su madre, Lisa, aunque no por el hecho de tener a su hijo en casa cada fin de semana, sino por que Brigham Young University (BYU) tardó mucho en hacer la oferta.
“Esperaron hasta el último cuarto, con un minuto para el final ¿Y ahora quieren ficharlo?”, expresó su madre. En Boise State también hubo molestia, ya que con el acuerdo con Zach, prefirieron no reclutar otros quarterbacks.
La decisión correcta
Después de tres años, Zach queda convencido de que esa fue la mejor decisión, pues en 2018, con 19 años de edad, se convirtió en el quarterback titular más joven de BYU. En su primer partido enfrentó a Boise State y perdió. En la última jugada fue tecleado y eso evitó la remontada de su equipo.
En 2020 jugó su última temporada como colegial, la cual quedó marcada por la cancelación de partidos y por varias ausencias de jugadores, que optaron por dejar pasar la temporada para reducir los riesgos de contagio de coronavirus, por lo que hay un cierto porcentaje de dudas sobre si aquella temporada refleja realmente su capacidad como quarterback o si sólo fue un chispazo. Los Jets despejarán esa duda a partir de los próximos meses.