El mundo del deporte no prepara a todos sus atletas de la misma manera, ni en el mismo camino, mucho menos en vías sencillas. Esto es bien sabido por Yusra Mardini, la nadadora que salvó vidas en el océano antes de presentarse en unos Juegos Olímpicos.
Originaria de Siria e instalada en Alemania, vivió una auténtica travesía al salir de su país. El Equipo Olímpico de Refugiados le abrió las puertas al evento multideportivo más grande a nivel internacional, participará en Tokio 2020 y fue elegida como abanderada para la ceremonia de inauguración.
Huida de Siria
Nació y creció en Damasco, la segunda ciudad más grande de Siria. Ahí entrenó con el apoyo del Comité Olímpico y en 2012, representó al país en los Campeonatos Mundiales de Natación; sin embargo, su vida cambió completamente como consecuencia de la guerra civil.
El conflicto bélico la orilló a abandonar Siria en compañía de su hermana Sarah: tomaron un avión hacia Líbano y de ahí avanzaron a Turquía, donde subieron a un bote con capacidad para 7 personas. Un recorrido de 45 minutos hacia Grecia se convirtió en uno de más de 3 horas, pues la nave no resistió el peso de los 20 refugiados que la abordaron.
“Durante todo el camino solo se escuchaban rezos. Las voces de todos hacían una sola“, relató la nadadora al Olympic Channel. Las hermanas, un amigo de su padre y otras dos personas empujaron el pequeño barco para evitar que se hundiera; finalmente, las Mardini siguieron su camino hacia Alemania.
El recorrido terminó en autobuses y a pie para luego instalarse en Berlín, donde Yusra Mardini volvió a entrenar. Con la esperanza de ir a los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero sin saber si podría representar a su país, llegó la noticia de la creación del Equipo Olímpico de Refugiados, mismo que le permitió participar en la justa.
Aunque no ganó medallas, compitió en 100 metros estilo libre y en 100 metros mariposa. Curiosamente, ese último estilo y también nombre de los insectos voladores, se enlazó a su vida de una forma muy estrecha, que incluso quedó plasmada en papel.
Yusra Mardini fuera de la piscina
Más allá de lo que significó competir en Río 2016, Yusra Mardini juega un papel importante en la ONU, concretamente en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Tras reunirse con personajes como el Papa Francisco, recibió varios reconocimientos y escribió su libro ‘Mariposa: De refugiada a nadadora olímpica’.
En abril de 2017, la nadadora fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad y se convirtió en la persona más joven en recibir este título. Desde entonces y hasta la fecha, defiende la causa de los refugiados a través de su propio ejemplo.
Por supuesto, la historia de su hermana Sarah también está presente. La mayor de las Mardini entró a la cárcel por supuesto tráfico de personas mientras ayudaba a otros refugiados a salir del mar; el encierro duró más de 100 días y salió en libertad bajo fianza en diciembre de 2018.