Hay ocasiones en la vida en la que uno se niega a desprenderse de las cosas y ese parece el caso de Old Trafford. No han pasado ni seis fechas pero este domingo Wayne Rooney volverá al lugar donde cosechó tantos éxitos, rompió decenas de récords y conquistó a tantos aficionados… es casi como si el mismo destino hubiera querido verlo de regreso en Manchester lo más pronto posible. El Niño Malo volverá a casa mañana cuando el Manchester United reciba al Everton.
Durante el pasado mercado de fichajes una de las transferencias que más sorprendió al mundo fue la de Wayne Rooney. El Bad Boy dejó a los Red Devils después de 13 años con el equipo y volvió al club que lo formó; el Everton.
El regreso del hijo pródigo a Goodison Park fue todo un acontecimiento y es que el delantero sigue teniendo un implacable olfato goleador, es decir como diría el buen Homero Simpson “todavía hay galleta”. Rooney comenzó la temporada con los Toffees de gran manera anotando dos goles en sus primer par de partidos de liga.
Sin embargo el buen arranque del delantero se vio opacado después de un par de incidentes en el que el jugador le hizo honor a su apodo. Hace algunas semanas El Niño Malo renunció a la Selección Inglesa, escuadra con la que ya no era siempre titular pues Harry Kane ahora comandaba la ofensiva británica.
Tras decir adiós a la Selección de la Rosa, el atacante tuvo más tiempo libre así que un día decidió salir de parranda con sus amigos, pero después de una alocada noche de copas Rooney fue detenido por la policía debido a que estuvo conduciendo en estado de ebriedad. Después del incidente el atacante perdió forma y los Toffees también cayeron en un bache de nivel futbolístico.
Sin embargo mañana es la oportunidad perfecta para que el equipo de Ronald Koeman salga del hoyo y para que Wayne Rooney recupere la magia que mostró en sus primeros juegos de esta temporada. Por si fuera poco este juego también será el reencuentro de Romelu Lukaku con sus excompañeros. Podrá ser un duelo entre el segundo y el décimo séptimo de la Premier, pero la verdad es que la mesa está servida para que veamos un partido sumamente emotivo.
