En Estados Unidos el hockey es uno de los deportes que más pasiones levantan y esta vez no fue la excepción, pues en un juego dentro de la NHL, que es la liga local, se suscitó una brutal pelea iniciada por un cervezazo, pues a uno de los protagonistas de este momento se le hizo buena idea arrojar su cerveza, por lo que los golpes volaron de un lado a otro, patadas, codazos y de más. El video deja claro que no se tuvieron piedad.
Vamos a ver cómo sucedió todo. Resulta que en el duelo entre los Boston Bruins y los Saint Louis Blues, dos aficionados se encontraban discutiendo en las gradas; aparentemente se dio por una acalorada discusión entre sus equipos, quizá por el resultado, por alguna jugada, un comentario ofensivo, no sabemos ni se muestra en el video, pero lo cierto es que una vez comenzaron los golpes, no hubo quien los frenara.
En el video se muestra cómo un hombre alto, tosco y pelón, discute con un hombre de ‘menores proporciones’, el cual aparentemente le lanzó una cerveza a su rival y desató su furia, pues sin previo aviso se abalanzó en su contra y le empezó a repartir golpes en la cara, codazos y todo tipo de movimiento para generar daño.
Quien estaba encima obviamente tenía la ventaja, ya que le dio golpes en la cara a más no poder, en los costados y aunque quien estaba abajo se trató de defender con unas patadas, no pudo hacer nada.
Otra ‘pareja’ de peleadores de igual forma comenzó una batalla a escasos centímetros de estos dos, donde la pelea era igual de acalorada; puñetazo tras puñetazo de un lado a otro donde no podríamos dar a un ‘ganador’, pues este ‘tiro’ estuvo más parejo.
La pelea llegó a tal magnitud, que quien estaba grabando el video tuvo que alejarse, pues temía que le fuera a caer algún golpe. Al final un par de aficionados extras trataron de separarlos y aunque ya no se ve el desenlace en este video, creemos que sí paró en este momento.
Cabe destacar que en la NHL, así como en el hockey en general, las peleas son más comunes de lo que creemos, con la única diferencia de que suelen darse en el hielo, casi nunca en las gradas, pero como en muchas cosas, siempre hay una primera vez.
