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Primero queríamos que no empezaran y ahora simplemente no queremos que terminen. Los Juegos Olímpicos de Tokio han sido sin lugar a dudas uno de los puntos más brillantes de los últimos años. Personalmente debo confesar que las últimas dos semanas no he visto nada en televisión que no sean Juegos Olímpicos. Ninguna serie, ninguna película, ni un juego de fútbol: toda mi atención ha estado centrada en Tokio 2020. ¿La razón? Tal vez sea la edad, tal vez sea la sensibilidad pandémica, pero más allá del deporte no he dejado de conmoverme ante las historias y hazañas humanas que hemos presenciado.
Es por ello que decidí dedicar el newsletter de esta semana a compartir algunas de esas historias que me han maravillado, no por los tiempos o resultados, sino por las situaciones de vida que reflejan a través de sus protagonistas.
Tal es el caso de La levantadora de pesas de Nueva Zelanda, Laurel Hubbard se convirtió en la primera atleta femenina abiertamente transgénero en competir en los Juegos Olímpicos.
Y es que hay que decir que Tokio 2020 pasará a la historia por ser el evento con mayor número de atletas LGBT (al menos 168) que han competido en unos Juegos Olímpicos. Pero no sólo es competir, sino usar la plataforma que dan estos juegos para empoderar a todas aquellas personas que viven bajo la opresión. Uno de mis momentos favoritos, fue cuando Tom Daley dijo “Me siento increíblemente orgulloso de decir que soy gay y también campeón olímpico. Cuando era más joven, pensé que nunca lograría nada por ser quien era.”. ¿Se imaginan los millones de personas a los que ese mensaje puede cambiarles la vida?
Lo mismo podríamos decir de Raven Saunders, quién tras ganar la medalla de plata en el lanzamiento de peso, protestó en el podio levantando los brazos en forma de “X”, lo que representa “la intersección en la que se encuentran todas las personas oprimidas”.
Otro de mis momentos favoritos, fue cuando el equipo de Rugby varonil de Fiji conquistó la medalla de oro, tras viajar a Japón cinco meses antes de las competencias en un avión de carga que al mismo tiempo transportaba pescado congelado. Fiji ha sido uno de los países más afectados por el COVID-19 y es por ello que sus jugadores rompieron en llanto mientras cantaban en la ceremonia de premiación.
“Abuelo, lo hicimos”. El hermoso mensaje de Ryan Crouser tras consagrarse bicampeón en el lanzamiento de peso. Además batió tres veces su propio récord olímpico en el mismo día de competencia. La dedicatoria a su abuelo, se debe a que fue quien lo instruyó en la disciplina y tristemente falleció la la semana previa a que comenzaran los Juegos Olímpicos.
La historia de Jordan Windle. Nacido en Cambodia, adoptado a los 18 meses y bulleado por tener un padre gay hace 20 años. Hoy, ese padre, al que le dijeron que nunca podría tener hijos por ser homosexual, verá a su hijo competir en la Plataforma de 10m en Tokio 2020.
El momento en el que Caleb Dressel ganó su primera medalla de oro en los 100 metros y rompe en llanto al reflexionar sobre las adversidades que tuvo que superar en el último año para llegar a Tokio 2020.
Por último, seguro viste la historia de los atletas que compartieron la medalla de oro en el salto de altura masculino. Hablamos del italiano Gianmarco Tamberi y de Mutaz Essa Barshim de Qatar. Ambos concluyeron su participación registrando saltos de 2.37 metros, y ambos intentaron sin éxito superar el siguiente salto de 2.39 metros. Así que cuando el juez se acercó a los dos a preguntarles si querían desempatar o compartir el oro, ambos aceptaron la segunda opción. La reacción de Gianmarco Tamberi fue fenomenal, no sólo por el oro conseguido, sino porque hace cinco años, sufrió una lesión de tobillo que lo dejó fuera de Rio 2016, e incluso los doctores le dijeron que NUNCA iba a poder volver a competir.
Esa sentencia fue contra la que Tamberi luchó durante cinco años acompañado por el yeso en el que tenía marcada su misión.
Esta semana en Tutti Frutti: