Dentro del mundo del basquetbol hay un sinfín de historias que pocas veces son contadas. Una de ellas fue revelada en ‘The Last Dance’, el documental sobre la carrera de Michael Jordan, donde uno de los grandes protagonistas de los ‘viejos’ Chicago Bulls fue Dennis Rodman, un jugador que creyó todo perdido en su juventud pero que encontró en el basquetbol un refugio para no caer en las drogas. Esta es su historia.

Dennis Rodman sin duda alguna es uno de los jugadores más duros y aguerridos que jugaron en la NBA en la década de los 80’s. No fue así en sus inicios en el deporte amateur, se fue formando cuando fue elegido por los Detroit Pistons y pese a que tuvo una etapa muy complicada en casa, siempre supo salir adelante.

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El nacido en Nueva Jersey pasó por un momento crítico a los 18 años de edad y es que este hombre contó que nunca contó con su padre pues los abandonó tiempo atrás, hecho que le generó bullying por mucho tiempo y que aunque trataba de no hacer caso a los insultos y ofensas a veces era inevitable.

Su madre, quien manejaba autobuses, lo echó de su casa a esta edad, pues ella se enojaba demasiado de que Dennis Rodman no hiciera nada ni aportara dinero a la casa, por lo que fue aquí cuando pensó que todo estaba perdido. Vagaba por las calles, buscaba darle un rumbo a su vida y pudo caer en las drogas, ya que en ese tiempo, era una vía de escape muy ‘accesible’ pero el basquetbol lo rescató.

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“Mi madre conducía autobuses escolares y se cansó de mí. Pasé dos años en la calle dando tumbos, durmiendo donde podía, en el jardín de mis amigos… Donde fuera. Podía haber sido traficante, pero no, sólo veía a los que lo eran. Podía haber terminado en la cárcel o muerto… Pero iba al gimnasio y me empezó a gustar el baloncesto”, comentó Dennis Rodman.

Rodman comenzó a ser mucho más constante en las canchas de basquetbol, notó que tenía un gran talento y este sería el inicio de una brillante carrera (aunque con pasajes grises) que lo llevaría a lo más alto, pues al entrar a jugar a la Universidad Estatal del Sur de Oklahoma, perteneciente a la NAIA, dio el paso que necesitaba para llegar a la NBA.

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Los Detroit Pistons lo eligieron en la segunda ronda del Draft de la NBA de 1986, en el puesto 27, siendo esta la oportunidad que tanto estuvo esperando.

Sabía que una vida de drogas y alcoholismo no era lo que quería en ese momento, por lo que hacer caso a su entrenador y enfocarse en la meta principal, que era dar el paso a la NBA, fue la clave de su reciente éxito. Estuvo 7 temporadas con los Pistons, dos más con los San Antonio Spurs, luego dio el brinco a los Chicago Bulls donde coincidió con Michael Jordan… pero esas historias son para otro día.

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