En los años noventa se dieron cosas muy padres en el mundo deportivo. En la NBA probablemente se dio la mejor época según dicen muchos. Entre la nostalgia y que había grandísimas leyendas de la liga, siempre hubo unos que destacaron por encima de los demás.

No hay que ser un genio para saber que eran los Chicago Bulls, una franquicia que ganó, ganó y ganó en esa década. Un equipo que marcó una época y un equipo que sigue siendo considerado el mejor de todos los tiempos.

El inicio

Todo comenzó en 1989 con la llegada de Phil Jackson como entrenador. Él ya estaba como asistente anteriormente, pero hasta ese año le dieron el trabajo. Comenzó a desarrollar el talento y tenía a dos basquetbolistas que tenían todas las condiciones para ser estrellas.

Se tardó un año, pero para la temporada 1990-91 ya tenía un equipo que pretendía cosas grandes. Para ese entonces Michael Jordan y Scottie Pippen ya estaban aires de grandeza y así, llegaron a las Finales.

Se enfrentaban a Los Angeles Lakers de Magic Johnson, de James Worthy y Vlade Divac. Los Bulls perdieron el primero de la serie, pero de ahí Jordan mostró por qué sería el mejor de la historia. Cayó el primer título, el primero de muchos.

Las estrellas

Fueron tres estrellas que se llevaron todas las palmas con los seis títulos de NBA. Los primeros tres fueron en gran parte a Pippen y Jordan. Scottie se convirtió en uno de los mejores jugadores defensivos de la liga y Michael, pues Michael hacía lo que quería, cuando quería y como quería.

Su Majestad dominaba la liga y además de los anillos, también se convirtió en el MVP de la NBA y de las Finales en tres años consecutivos. Chicago era la ciudad del basquetbol, era la vivienda de una leyenda que manejaba los hilos del deporte.

Para 1995 por si no fuera suficiente le sumaron otra pieza. Llegó el extravagante y fortísimo, Dennis Rodman. Proveniente de los San Antonio Spurs, The Worm llegó en un canje por dinero y el centro, Will Perdue. Así, los Bulls llenaban el hueco que dejó Horace Grant en esa posición.

Con Dennis ya sabiendo qué era ser campeón, se hicieron mucho más fuertes en la pintura. Tanto que él se convirtió en el líder de rebotes de la liga ¡siete años consecutivos!

Así, ganaron otros tres trofeos y se convirtieron en la dinastía más reciente en el basquetbol.

Los héroes desconocidos

A pesar de que los tres anteriores se echaban el equipo al hombro, también había otros que lo hacían muy bien. Por ejemplo, en el quinto juego de las Finales de 1991 quién prácticamente definió el juego fue John Paxson con 10 puntos consecutivos.

Otro ejemplo es una tapa espectacular en el Juego 5 de playoffs contra Knicks ¿De quién fue? De un señor que pocos recuerdan, Charles Smith. Por otra parte, el triplero era Steve Kerr, que en 1997 dio el tiro ganador ante el Utah Jazz para otro título.

Así, Jackson tenía piezas que a lo mejor no eran tan famosas, pero que contribuían de manera esencial al equipo. Y sí, ellos también forman parte de esta leyenda.

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