Lo que necesitas saber:
Durante el Mundial de Brasil 1950 México enfrentó a Suiza; sin embargo, una decisión inesperada impidió que jugara con su uniforme tradicional.
Además del famoso “Maracanazo”, el Mundial de Brasil 1950 trajo otro momento peculiar en la historia de las copas del mundo, y este fue protagonizado ni más ni menos que por la Selección Mexicana, que terminó jugando uno de sus partidos con la playera del Grêmio de Porto Alegre.
La Selección Mexicana clasificó al Mundial de 1950 después de ganar la Copa NAFC, torneo organizado por la Confederación Norteamericana de Futbol (que unos años después se transformaría en la Concacaf), jugado en la Ciudad de México en 1949, en el que además de México también participaron Cuba y Estados Unidos.
Sin embargo, la historia en el Mundial sería muy diferente, pues México quedaría ubicado en el Grupo A, donde enfrentaría a los locales en la inauguración del torneo, además de Yugoslavia y Suiza.
Brasil 1950: otro Mundial para el olvido
Tras la recesión por la Segunda Guerra Mundial, la humanidad volvía a celebrar una nueva Copa del Mundo, en la que una vez más participaría México. Lamentablemente, su actuación no sería la mejor, y al igual que ocurrió en sus dos participaciones anteriores, nuevamente regresaría a casa con tres derrotas a cuestas, pero eso sí, las anécdotas no faltaron.
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En el primer juego, celebrado el 24 de junio de 1950 en el mítico estadio Jornalista Mário Filho (conocido como Maracaná por los cuates), México saltó a la cancha comprometido a luchar contra la historia, hasta que su arco fue vencido a los 30 minutos del partido por Ademir Marques de Menezes, considerado uno de los mejores delanteros de la historia. Para el segundo tiempo, Brasil convirtió en otras tres ocasiones, para cerrar el 4-0 a su favor.
Cuatro días después, en la ciudad de Porto Alegre, la suerte de la escuadra mexicana no cambio. De nuevo, recibió cuatro goles en contra, esta vez a manos de la poderosa escuadra yugoslava. Como consuelo, en el último minuto del partido, Héctor Ortiz Benítez hizo el gol de la honra vía penal.
México ya estaba virtualmente eliminado, pues solo avanzaba el primer lugar de cada grupo, sin embargo, mantenía la esperanza de dejar un buen sabor de boca ante Suiza. Y lo hizo, aunque no en la cancha.
¿Por qué México jugó contra Suiza con la playera del Grêmio?
El tercer y último juego de la Selección Mexicana en ese Mundial estaba programado para el 2 de julio, de nuevo en Porto Alegre. No obstante, hubo un problema en el que nadie había reparado: Ambos equipos jugaban con playeras de un tono muy parecido; sí, en aquella época, el uniforme de México era guinda.
Acá es necesario hacer una aclaración. Por aquel tiempo, los equipos de futbol (y en este caso, las selecciones nacionales), no contaban con los recursos económicos ni logísticos de ahora, mucho menos con patrocinadores que les permitieran llevar varios uniformes. Por ello, ninguna de las dos escuadras habían viajado con una indumentaria “de visitante”. Hoy podría parecernos increíble que algo así sucediera, sobre todo cuando hablamos de un evento programado con meses de antelación.
La solución improvisada a este inconveniente fue dejarlo todo a la suerte y decidirlo con un volado. Extrañamente la suerte sonrió a México, por lo que tendría la oportunidad de jugar con su uniforme convencional. Y así hubiera sido de no ser porque la delegación nacional, apelando a la tradicional cordialidad mexicana, optó por renunciar a este privilegio y dejaron que los suizos jugaran con sus colores tradicionales.
Para salir del apuro, consiguieron unos jerseys a rayas azul y blanca del Grêmio de Porto Alegre, uno de los equipos de la ciudad.

Por desgracia, esta cortesía hacia los suizos no aplicó en la cancha, donde los helvéticos ganaron 2-1, donde Horacio Casarín anotó por los mexicanos al minuto 89, concluyendo la participación de México en Brasil 1950.
Tuvieron que pasar ocho años para que México obtuviera su primer punto en una Copa del Mundo, y doce para que ganara su primer juego, pero esa historia se las contaremos en otra ocasión.