Semifinales VUELTA, América 2-2 Santos, Global 3-6

Hay detalles imperecederos en el futbol mexicano. Liguillas emotivas, regresos inesperados y polémica arbitral, y esta terrible diva, casi siempre acompaña para bien o para mal a su paladín favorito, América…

Resulta que el árbitro Pérez Duran tuvo su ataque de importancia desde los primeros minutos de esta batalla, marcó un penal que solamente vio él desde su pequeño microscopio. A esta liturgia le urge el VAR, pero sobre todo una universidad para árbitros, la mayoría de ellos pita como si se tratara de un simulacro, y no de un partido de semifinales de la Liga MX…

América intentó la épica, y nada mejor que en la corte de los milagros, el asombroso Estadio Azteca. Durante 20 minutos, parecía que en ese equipo seguía jugando Cuauhtémoc, Zague, Tena, Zelada, Farfán. Fue una utopía. Enfrente un pelotón de valientes, un equipo compacto, bien dirigido, gremial, un sindicato de mosqueteros al servicio de todos…

Como si fuera un párvulo, América resistió hasta que Jonathan Rodríguez enmudeció el castillo americanista, y entonces los de Coapa cayeron con una extraordinaria naturalidad. Es más, Santos se dio el lujo de mandar el balón en dos ocasiones al poste, el azar, testarudo como siempre, quiso más emociones.

 

¡Y las hubo! Pero todas del lado de Torreón. El gol resurgió nuevamente. Isijara empató el partido, mientras que el minúsculo equipo azulcrema se mecía en su hamaca, procurando no molestar a nadie…

En una nueva noche de faena, el fascinante Santo certificó que lo suyo son las hombradas. Lleva dos, ante Tigres y America, le faltaría un milagro más, y entonces será beatificado.

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