Ya perdí la cuenta de las veces que me preguntaron por qué me gusta el tenis. La mayoría lo considera un deporte aburrido o simplemente prefieren quedarse con el futbol y otras disciplinas. La respuesta podría parecer compleja, pero recae en un solo nombre: Roger Federer.
Aunque no recuerdo con exactitud la primera vez que vi un partido suyo, estoy segura de que hubo un punto en el que no podía perdérmelos. Al momento de elegir un ídolo, lo tuve muy claro y tampoco cambiaría esa decisión.
El tenis masculino está hecho de leyendas: Rod Laver, John McEnroe, Björn Borg, Pete Sampas, Andre Agassi; en las décadas más recientes Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray. Tantos nombres, tantas victorias y tantos títulos… pero ninguno como Roger Federer.
Roger Federer, el hombre que demostró que el tenis no es aburrido
¿Cómo te puede parecer aburrido? Si hubo alguien capaz de cambiar la perspectiva de miles y de darle aire fresco a la ATP en la época de Sampras, Roddick y Agassi, fue un tal Roger Federer, que ganó su primer Grand Slam en 2003. Wimbledon, con 22 añitos.
Algunos lo vieron crecer, otros crecimos con él, pero millones encontramos el amor al tenis a través de su juego. Roger Federer deja un legado difícil de poner en palabras y que supera las estadísticas y números.
Roger Federer es una técnica impecable, un drop shot preciso, una volea potente y un ace que sorprende. Fuera de la cancha, ‘Su Majestad’ también es un modelo a seguir para grandes y chicos. Un ser humano que encabeza proyectos por la educación y que puede dejarlo todo por cumplir el sueño de un niño.
Tal vez no será el más ganador de la historia, ni enfrentará a las nuevas figuras, pero tiene un lugar que nadie más podrá ocupar. Aunque sí estoy segura de algo. Es una de las despedidas más tristes en el tenis y el deporte… Nos queda agradecer que pudimos disfrutar de uno de los mejores atletas de la historia una última vez.
A ti, Roger, que nos enseñaste la magia del tenis, no queda más que darte las gracias. Por emocionarnos con cada punto, partido, victoria e incluso derrota. Tus lágrimas de felicidad al levantar el título del Australian Open en 2018, fueron las nuestras. Y hoy, que dices adiós, te acompañan los protagonistas y aficionados del deporte que se liberó de las etiquetas y prejuicios con tu juego.
El 23 de septiembre marcará un parteaguas en el tenis. Se cierra un capítulo que marcó a millones. Y citando a Luis Álvarez, pero agregando un poco de una cosecha personal: No hay, ni habrá, nadie más grande que Roger Federer.