Por Roberto Testas | @R_Testas
El futbol es de aprovechar oportunidades, y alguien que lo ha hecho a la perfección es Rodri, volante del Villarreal, que se ha asentado en el Submarino Amarillo ante la prolongada lesión de Bruno Soriano.
Resulta llamativo que le llamen un nombre diminutivo a un hombre de 21 años y 1,90m de estatura, y por ello últimamente en el entorno del Villarreal empiezan a llamarle Rodrigo Hernández, un nombre a la altura de su calidad.
Es diestro y se desempeña como contención. Se convirtió en pieza clave de Fran Escribá durante los primeros partidos y ahora con Javi Calleja sigue asentado en el XI inicial, aunque su labor ha cambiado sensiblemente, pasando de jugar como acompañante de Trigueros en 4-4-2 a ser el contención único en un 4-1-2-1-2.
Tiene mucha calidad para trasladar la pelota y su estilo recuerda a la escuela española de los últimos años, que tiene como exponentes a Busquets, Xabi Alonso o el mismo Bruno, del que Rodri ha aprendido un montón de oficio.
Sabe meter la pierna, y no rehuye a los choques. Es muy inteligente para robar la pelota, rara vez pierde la posición y cada vez es mejor futbolista, además de que está teniendo una experiencia que, a los 21 años, suele ser diferencial a futuro.
Tras debutar en junio con la Sub-21, ya es habitual en las convocatorias, aunque tiene una férrea competencia en Mikel Merino, de características similares, y con paso por el Borussia Dortmund.
Su calidad técnica y lo mucho que está mejorando hacen pensar que pronto será el relevo definitivo del veterano Bruno Soriano en el Villarreal, y si continúa su progresión en el centro del campo amarillo, Lopetegui no tardará en convocarlo con España.