¿Se acuerdan cuando Atlas le ganó al América un partido de la Liga MX por alineación indebida? Pues ahora el Espanyol se la quiere aplicar al Barcelona por el caso de Robert Lewandowski, quien disputó el derbi catalán pese a que había sido suspendido por tres partidos.
El delantero polaco fue expulsado en el último partido del Barça antes del Mundial, contra Osasuna, y la sanción fue de tres partidos. Sin embargo, el club catalán apeló dos veces la sanción. La primera ante La Liga y la segunda ante el Tribunal Central Contencioso de Madrid.
Este último organismo concedió una especie de amparo al Barcelona y a Lewandowski para estudiar el caso de la expulsión y sanción al delantero, de modo que el jugador recibió permiso para jugar ante el Espanyol y cumplir con la sanción, en caso de ser ratificada, en otro momento.
Espanyol reclama alineación indebida
Este aspecto ha causado controversia y el Espanyol presentó un recurso ante la federación para reclamar la alienación indebida de Lewandowski, situación que comunicó antes al árbitro de juego, Mateu Lahoz.
“Antes del inicio del partido, el club avisó de buena fe tanto al árbitro del partido, el Sr. Mateu Lahoz, como a la propia RFEF sobre la presencia en el once rival del futbolista Robert Lewandowski, que tenía que cumplir sanción después de su expulsión por doble amarilla en la anterior jornada del campeonato. El Espanyol, como anuncio en la vigilia del partido, utilizará todos los recursos a su alcance para defender sus intereses y el de nuestros aficionados, consciente de la flagrante injusticia que pone en riesgo la esencia de nuestra competición y de que esta injusticia se sostiene en una resolución precipitada y con carencias jurídicas evidentes”, publicó el equipo ‘Periquito’.
¿Por qué expulsaron a Lewandowski?
Lewa fue expulsado en el dicho juego contra Osasuna por doble amarilla. La primera por un jalón de playera y la segunda por un codazo, por lo cual ameritaba irse suspendido un juego.
El delantero del Barcelona recibió dos partidos más por un gesto que se interpreta como un insulto al árbitro, al que califica como “drogado” tras llevarse el dedo a la nariz.
