Si no hay cosas extrañas, no es final de la Copa Libertadores y en Perú se han dado cuenta de ello, luego de que el estadio que albergará el partido entre River Plate y Flamengo este sábado fuera víctima de un robo de material destinado a la seguridad antes, durante y después del partido.
Tras las manifestaciones en Santiago, Chile, en contra del gobierno, la sede de la Final de la Libertadores tuvo que cambiar de sede, de modo que el partido se mudó a Lima, Perú, en concreto al estadio Monumental.
El inmueble se encuentra listo para dicho encuentro, pero en los preparativos fueron sustraídos un total de 119 radiocomunicadores, aseguró el coronel Hebert Ramos, quien también confirmó el robo de 90 cordones intercomunicadores, 65 baterías, tres cargadores y 35 manos libres.
El hurto se habría cometido durante la noche del miércoles y el material sería ocupado por los elementos de seguridad del estadio.
El material robado estaba bajo la supervisión de dos empresas que fueron contratadas por la propia Conmebol en conjunto con los dueños del estadio Monumental de Lima.
Ese mismo día el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, elogió a Lima y de paso se echó en contra a Chile al asegurar que desde el inicio debieron elegir a Lima como la sede de la Final de la Copa Libertadores.
La titular del Ministerio de Deportes de Chile, Cecilia Pérez, se le fue directo a la yugular. “¿A qué se refería? ¿A que el gobierno no aceptó una ley corta que eximiera de impuesto a la Conmebol y a sus patrocinadores? ¿Se refería a que no aceptamos cerrar dos meses antes el estadio y que no pudieran entrenar nuestros deportistas? ¿O a que no aceptáramos financiarles una fiesta de 40 millones?”.