Por Daniel Montes de Oca / @montesdeoca11
Ricardo Peláez asumió la presidencia deportiva del América en noviembre de 2011. Eran tiempos de crisis en el club, sumergido en resultados muy pobres que incluso lo tenían cerca de la quema del descenso.
El recuerdo del último título de Liga obtenido en 2005 lucía lejano, así que con la llegada de Peláez se iniciaba la famosa reingeniería. Desapareció la figura de presidente único, Michel Bauer fue removido de ese cargo, y a Luis Roberto Alves Zague, quien fungía como vicepresidente, también le dieron las gracias.
A estos puestos llegaron Ricardo Peláez, como presidente deportivo, y Yon de Luisa, en calidad de presidente operativo. Tan pronto fue presentado, el exfutbolista se limitó a prometer “humildad y trabajo” para regresar al América a los primeros planos.
Los objetivos fueron fijados: estabilizar al equipo para que se olvidara de los problemas de descenso, provocar que la gente regresara al estadio con buenos resultados y un estilo de juego espectacular, y llegar al centenario (12 octubre de 2016) como el club más ganador de Mexico.
La primera y muy cuestionada decisión de Peláez fue la contratación de Miguel Herrera como director técnico en el Torneo Clausura 2012. Sin embargo, el tiempo le daría la razón: en su primera campaña el Piojo le cambió la cara a las Águilas, fue tercer lugar general, llegó a Semifinales, y lo más importante, el equipo jugaba ofensivo y espectacular.
Un torneo más tarde se volvieron a quedar en Semifinales hasta que la tercera fue la vencida: en el Clausura 2013 llegó el undécimo título de Liga MX en la inolvidable Final ante Cruz Azul con el gol de Moi Muñoz de último minuto, y la posterior coronación en la tanda de penaltis.
Un año y medio después de su arribo al Nido, Peláez no solo logró sacar de la crisis al América, lo regresó al lugar que su historia reclamaba.
Cuenta la anécdota que en los primeros meses de Ricardo al frente del conjunto azulcrema, se vio obligado a cerrar su cuenta de Twitter, pues no supo lidiar con los insultos constantes que recibía por haber contratado a Miguel Herrera y a Rubens Sambueza…
Tras el primer título con el Piojo, una campaña más tarde se quedó cerca del Bicampeonato que León les arrebató en la Final, y posteriormente tanto el técnico como directivo son llamados por la Selección Nacional que estaba en riesgo de perder su boleto a la Copa del Mundo Brasil 2014.
El Piojo consigue el pase con el Tri y Peláez solo estuvo a ‘préstamo’ unos meses, para de nuevo retomar su gestión como presidente deportivo de las Águilas.
Contrata a Antonio Mohamed como entrenador, quien tuvo un primer torneo poco afortunado, pero en el segundo (Apertura 2014) logra el título de Liga número 12 para la institución y se convierte en el equipo más ganador en la historia del balompié azteca por encima del acérrimo rival, las Chivas.
En medio de esta euforia, Mohamed sale de la institución, pues en plena Liguilla se supo que el uruguayo Gustavo Matosas ya había sido contactado para convertirse en su reemplazo, supuestamente porque el estilo de juego que tenía el equipo con el Turco no era espectacular.
A Matosas no le fue del todo bien en Coapa, pese a que dejó al club con el título de Concacaf en 2015, lo que le daba el derecho de disputar el Mundial de Clubes. El charrúa y Peláez tuvieron diferencias que redundaron en la salida del técnico.
Sus pecados
Peláez se equivocó al negociar a futbolistas en plena Liguilla, tal como sucedió con Jesús Molina y el Quick Mendoza, quienes a días de disputar una Final se enteraron a través de los medios de comunicación que saldrían del club para ir a Santos, pues el colombiano Darwin Quintero llegaba al Nido.
También le faltó manejo con los técnicos Antonio Mohamed y Gustavo Matosas, pues con ambos se peleó y éstos dejaron la institución. Sobre todo con el Turco, quien le dio a las Águilas su más reciente título de Liga y no recibió el trato que merecía, pues sin previo aviso, ya tenían a su reemplazo.
La contratación de Ignacio Ambriz también fue sumamente cuestionada, pues además de que Nacho no tenía la jerarquía como entrenador que demanda un club como el América, no estaba identificado con los colores.
Fracaso y ridículo en el Mundial de Clubes en 2015, y aunque el propio Ambriz obtuvo el título de Concacaf para asistir a la siguiente justa, sus resultados en Liga y la desaprobación del público obligaron su salida de la institución.
El Centenario
2016 fue un año complejo para Ricardo Peláez y el América, pues la presión de festejar el centenario a punta de campeonatos absorbió a la directiva y al plantel.
El festejo estuvo mal planeado, no hubo un partido en honor a los 100 años con un equipo de jerarquía mundial, el himno que se compuso para la celebración fue un plagio, y sobre todo, en ninguno de los dos torneos de Liga de ese año se obtuvo el título.
El consuelo fue ganar la Concachampions e ir a Japón por segundo año consecutivo para tratar de borrar la mala imagen de una edición anterior, ya con Ricardo La Volpe al frente, situación que se consiguió a medias.
El adiós
Así las cosas, todo indica que al término de esta campaña, por elección propia, Ricardo Peláez dará un paso al costado y dejará su cargo como director deportivo del América.
Su gestión se resume en cuatro títulos, dos de Liga y dos de Concacaf, pero sobre todo, le devolvió el protagonismo al equipo, pues basta decir que no faltó a una sola Liguilla desde que Ricardo está al frente (la de este torneo será la 11 consecutiva), y colocó al América como el club con más títulos de Liga en la historia del balompié azteca.
Se irá tras cinco años y medio al frente de la gestión deportiva de las Águilas. Llegó en tiempos de crisis y se marcha en medio de la bonanza.