¡Se terminó y dejó un sabor de boca increíble! El Gran Premio de México sigue siendo una verdadera fiesta.
En su segundo año la celebración no decepcionó y realmente parece que superó las expectativas. Un evento que acepta a los que saben de Fórmula 1 y a los que no, pero qué más da. El chiste de esto es pasarla bien, agarrar al que no sabe para enseñarle y disfrutar un ambiente que deja sin palabras.
Pilotos como Nico Rosberg y Sebastian Vettel lo han dicho: venir acá es especial, la gente es increíble. Entonces, el error sería si los organizadores en algún momento nos vuelven a abandonar.
En el país es normal vivir así, parrandeando, somos desmadrosos, no hay manera de negarlo. Entonces, cuando la prensa extranjera y el mundo a voltea vernos se sorprenden, es nuestra esencia y así debe de ser siempre. Claro, México está en un momento sumamente complicado, pero esto sirve para sacar la mente de la gente de sus problemas, de sus preocupaciones y por un fin de semana desconectarse del mundo para vivir lo que quiere.
Y no importa que en un momento de la competencia la carrera tomó tintes aburridos. Quien estaba presente jamás dejó de compartir su emoción a base de gritos, de la famosa ola, de alegría.
El resultado queda de lado. Aunque ganó Lewis Hamilton, quien claramente no era el favorito de los presentes, las banderas, el ‘guateque’ no paró.
¿Vale la pena ir en el 2017? Por supuesto, no hay duda la Fórmula 1 es un espectáculo especial, pero el Gran Premio de México es una #F1esta.