Regresaste, Lionel. A tu albiceleste, a tus colores, a tu capitanía. Volviste de donde nunca te fuiste. La Selección Argentina te recibió como si nada hubiera pasado, como si nunca te hubieras ido.
Lo hiciste como los grandes, como nos tienes acostumbrados. Dicen que estás loco, Messi, pero tú eres el que nos vuelve así cada que pisas la cancha.
Bastó con un gol para callar a millones de personas que te llamaban “pecho frío”, que porque no sientes la camiseta. Les demostraste lo equivocados que están con ese grito del tanto que marcaste como si hubiera sido tu primera vez rompiendo las redes.
Anunciaste tu retiro de la selección argumentando que quizás no era lo tuyo. Decepción tras decepción marcó tu carrera, pero al entrar de nuevo al terreno de juego, dejaste atrás las palabras y demostraste que tu amor por la camiseta va más allá de los fracasos.
Y quizás el próximo mundial será el ultimo que veamos al 10 con tu apellido en la espalda. Por ello decidiste regresar para luchar por esa Copa del Mundo que estuviste a punto de conseguir en Brasil 2014.
Tu retorno aumenta las esperanzas de tus compatriotas de levantar el trofeo en 2018. Ese único título que falta en tu gran vitrina de palmarés y que tiene un lugar especial reservado en tu carrera.