Este domingo el Georgia Dome vivirá su último juego, y qué mejor forma de cerrar una vida que haciéndolas de anfitrión para tu huésped de toda la vida (los Atlanta Falcons) y los Green Bay Packers en una final de conferencia. Se nos irá este estadio que ha sido sede de grandes momentos, como el bicampeonato del Dream Team en los Juegos Olímpicos de 1996, o cuando Aaron Rodgers completó 31 de 36 para 366 yardas en los playoffs del 2011. Sin embargo, al domo sobre todo lo recordaremos por el Super Bowl XXIV entre los Titans y los Rams.
Era el 30 de enero del año 2000, el primer ‘Gran Juego’ del nuevo milenio se llevaría a cabo en Atlanta. El Georgia Dome era el hogar para el duelo entre los Tennessee Titans del explosivo Steve McNair contra los St. Louis Rams del MVP Kurt Warner. El tiro estaba cantado, parecía sería un duelo de ofensivas pero nada más alejado de la realidad.
Los nervios y los roces se apoderaron de la primera mitad, mientras el Georgia Dome sentía la tensión de los jugadores que ocupaban sus entrañas. En la primera mitad los Titans fallaron dos goles de campo. Warner encabezó sólidos avances de los suyos, pero los ‘Carneros’ no lograban liquidar y se conformaron con nueve puntos, producto de tres goles de campo.
Así llegó el descanso, en el que fuimos testigos de la ‘super producción’ de Walt Disney Company. La marca del ratón miguelito produjo el show de medio tiempo en el que cantaron: Christina Aguilera, Tina Turner y Phil Collins entre otros. Llegamos al tercer cuarto y los Rams anotaron un touchdown. El juego parecía definido, 16-0 era una loza muy pesada hasta para un ‘titán’.
Entonces Steve McNair y el corredor Eddie George realmente se creyeron lo de ‘Titanes’ y comenzaron a erigirse como héroes de Tennessee. Tanto el mariscal como el corredor empezaron a mover las piernas y fueron imparables. Un par de anotaciones de George y un gol de campo empataron el encuentro. 16 puntos sin respuesta y todo se estaba inclinando hacia el lado de Tennessee pero apareció el Kurt Warner y conectó un pase de anotación de más de 70 yardas con el receptor Isaac Bruce. Faltaban menos de dos minutos y los Rams estaban arriba por siete pero el ovoide ahora estaba en manos de los Titans.
Comenzó la última serie ofensiva del encuentro, McNair completó un par de pases relativamente cortos, luego corrió y la defensa de los Ramas ya estaba ahogada. Jalaron de la Máscara al quarterback y los Titans avanzaron 15 yardas más, otro pasecito y llegó la hora. Quedaban 22 segundos en el reloj, McNair desde la escopeta, no encuentra a quien lanzar, rola hacia su derecha, dos defensivos lo tocan, pero fallan en capturarlo. El mariscal suelta el brazo y el ovoide encuentra su destino en las manos de Kevin Dyson y los Titans tenían una última oportunidad con seis segundo en el reloj desde la yarda 10.
McNair, recibe el balón, en un instante se desprende de él y conecta de nueva cuenta con Dyson ,el receptor atrapa la bola en la yarda cinco y haciendo un corte en diagonal se dispone a anotar. El defensivo Mike Jones se encuentra cerca; sin embargo sus hombros están orientados en dirección contraria al receptor, pero Jones reacciona y los gira toda velocidad, abraza las piernas de Dyson y lo tacklea. El receptor estira el brazo lo más que puede, pero su rodilla toca el suelo, con el balón en la yarda uno. El partido está decidido, Mike Jones salva el juego con su ‘tope carnero’ y pasa a la historia por ‘The Tackle’, mientras el Georgia Dome, sigue retumbando por el drama y la intensidad del Super Bowl XXXIV. Los Titans aún no han ganado un Super Bowl.
El domingo será el último partido de este estadio que ya no regaló uno de los mejores juegos en la historia de la NFL con un final dantesco. Ojalá que este duelo entre los Falcons y los Packers sea digno del estadio y nos lleve a momentos épicos y llenos de drama como aquel juego entre los Titans y los Rams. Ojalá así sea también con el nuevo estadio de la ciudad de la refresquera roja. Hasta siempre Georgia Dome.