Se dice que un entrenador imprime en sus jugadores su forma de ser. Con el Real Madrid y Zinedine Zidane la regla aplica a la perfección. Los merengues se metieron por segundo año consecutivo a la final de la Champions League y lo están haciendo fieles a su estilo.
A Zizou se le reconoció como uno de los mejores en la historia por la elegancia con la que jugó. Su técnica individual siempre le dio un tiempo más cuando todo el mundo parecía correr como loco. Así, justo así juega su Madrid.
Con 15 minutos en el partido, dos goles en contra y un Vicente Calderón en llamas, la Casa Blanca aplicó freno total a la velocidad. Tranquilizó el juego, comenzó a tocar la pelota y a dominar a sus contrario, que solo podía correr detrás del balón.
Sí, el Atlético de Madrid fue un gran rival, hizo todo por remontar, pero en estas instancias siempre va a prevalecer la inteligencia.
El trámite del juego llegó a tal punto que el Real Madrid comenzó a dominar. Las llegadas más peligrosas comenzaron por parte de los chicos de Zidane y finalmente, cayó el gol. Karim Benzema, el que dicen protegido del entrenador francés, nos regaló una genialidad misma que definió Isco.
La anotación de Alarcón no solo les dio tranquilidad, también continuó con un récord impresionante. Ya son 61 partidos consecutivos para los capitalinos marcando. Así, empatan al Bayern Múnich que lo consiguió en el 2014.
Ese gol fue la muestra de la huella de Zinadine en el club. Porque no desesperaron, no se preocuparon de más por los tantos del Aleti. Al contrario, el control mental y psicológico de los 11 futbolistas fue impresionante.
Además, para lograr esto necesitas a jugadores con esas cualidades. A Luka Modric y Toni Kroos se les puede acusar de no ser los más rápidos, o los más fuertes, pero jamás los más inteligentes con y sin balón.
No hay nadie jugando como Zidane en el Real Madrid, pero sí se muestra su influencia…
